Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Así Telecinco desgasta a Rocío Carrasco

Rocío Carrasco en 'Montealto'
Rocío Carrasco en 'Montealto'
Telecinco
Rocío Carrasco en 'Montealto'

Existen dos sagas que otorgan contrastado éxito a Telecinco, las que nacen de Isabel Pantoja y Rocío Jurado. La audiencia ha crecido con su arte y con los vaivenes de sus vidas, por tanto, su historia profesional y personal conecta con una audiencia transversal en un tiempo en que ya casi no hay famosos que unan a todos los públicos. Isabel Pantoja y Rocío Jurado son reconocidas por la sociedad en conjunto, forman parte de una cultura popular. La ciudadanía las ha visto evolucionar, las siente tan suyas como sus canciones. Artistas que, además, cuentan con muchos personajes satélites alrededor, perfectos para malmeter y estirar un culebrón eterno. Pero, ¿cómo estirar el culebrón de la realidad cuando no hay nuevas tramas de conflicto? Pues se crean. Es lo que está intentando Telecinco con 'Montealto', el programa en el que Rocío Carrasco se reencuentra con el chalet de Rocío Jurado a través de una reconstrucción, a modo de casa de muñecas, realizada en el Estudio 6 de Mediaset. 

Las mentes pensantes de la productora de 'Sálvame' son maestras en inventar de la nada. Con 'Montealto' han aprovechado el material que atesoraban los contenedores con las pertenencias de Jurado para levantar un elemento icónico, que despierte expectación. Así se enfrenta de manera visual a Rocío Carrasco a los recuerdos de su vida. ¿Cómo? Reencontrándose con el hogar de su madre al reproducir estancias de su mansión gracias a los objetos originales que se conservan. Sin embargo, el programa no está cosechando el rendimiento que se esperaba. 

El problema de 'Montealto' está en que no transmite verdad. Hasta la emoción de Carrasco parece fingida. Porque el reencuentro con muebles, cuadros, fotos y demás no da para rellenar programación de tantos días y, lo que es peor, desgasta el propio interés por Rocío hija. Su docuserie, 'Rocío: contar la verdad para seguir viva', fue un gran éxito porque tenía el relato bien atado y diseñado para responder aquellas preguntas sobre una persona que no hablaba de su vida desde hace daños. En cambio, un año después, está sobreexpuesta y la relevancia de lo que dice se desvanece. Ya es un personaje más, ya no está visibilizando una realidad social: ahora habla de su vida privada, utilizando el legado de su madre. Lo que causa cierto rechazo, ya que el público tiene interiorizado que Rocío Jurado era escrupulosa con mostrar determinados ámbitos de su intimidad. Era generosa compartiendo vivencias, pero a la vez cuidadosa de proteger a su familia.

"La credibilidad cuesta mucho alcanzarla, pero sólo un segundo perderla".

'Montealto: regreso a la casa' se supone que es una especie de prólogo de la nueva docuserie, 'En el nombre de Rocío', en la que Rocío Carrasco tal vez hable de la trastienda familiar. Sacar los cuadros es la excusa para abrir la caja de los trapos sucios familiares, que se están reservando para más adelante y, de esta forma, alargar el espectáculo del morbo disfrazado de homenaje. Lo que despertará la curiosidad del cotilleo nacional. Pero, a la vez, este programa está disminuyendo el interés por Carrasco. Porque todo se está destripando antes, incluso las costuras del show. Y cuando se ven las costuras el público no se lo traga y se termina marchando.  No empatiza. Rocío Carrasco se ha ganado la confianza social compartiendo una verdad dura, pero todo puede desvanecerse si termina haciendo show business con las miserias habituales de la prensa del corazón que ella misma criticó. La credibilidad cuesta mucho alcanzarla, pero sólo un segundo perderla.

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