La desorganización de los opositores a Gadafi está dificultando seriamente su intento por recuperar en el este Ajdabiya y en el oeste Misrata, ciudad en la que el martes sufrieron la ofensiva militar del líder libio y donde este miércoles fuerzas de la coalición internacional han realizado dos ataques aéreos.

La desigualdad en los combates entre los rebeldes y las fuerzas fieles a Gadafi es patente: los machetes y fusiles de los sublevados se miden a los tanques del Ejército.

Esta inferioridad se deja ver en el número de bajas y en el hecho de que los funerales tienen lugar a diario. Además, en el hospital de Bengasi el trabajo no se acaba nunca, puesto que no dejan de llegar heridos del frente en Ajdabiya.

Hay señales por todas partes de la presencia de los partidarios armados de Gadafi. Muchas calles están vacías y en otras hay colocados puestos de control y barricadas.

El máximo responsable de la Liga de Derechos Humanos Libia, Khaeri Giuma Aboushagor, ha reconocido este miércoles que los rebeldes del Consejo Nacional Libio necesitan apoyo internacional "para poder superar este régimen", pero advirtió de que los libios quieren tener la "opción de luchar" por sí mismos contra Gadafi, cuya salida quieren "la mayoría".

"No hay que negar que esto es una guerra civil impuesta", ha explicado en una comparecencia conjunta ante las Comisiones de Exteriores y Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo. "No podrán tumbar al régimen con armas ligeras como Kalashnikov", prosiguió. "La gente en Libia necesita apoyo para poder superar este régimen", ha añadido, en referencia a las continuas peticiones hechas por los opositores a los países europeos para que les faciliten armas.