Las emisiones de deuda (la financiación que los Estados obtienen de terceros) tienen una incidencia directa en la economía, porque no es lo mismo tener que pagar un interés alto que uno bajo. Pero también son un termómetro de la confianza: ese interés variará en función de la solvencia que los mercados atribuyan al país emisor. Por eso es relevante el éxito que logró España en la emisión de deuda del Tesoro celebrada este martes, que confirma la tendencia positiva de las últimas semanas.

Se adjudicaron 2.050 millones de euros en letras a tres y seis meses y se redujo el interés marginal de ambas denominaciones a niveles de octubre del año pasado. Así, se adjudicaron 1.208,14 millones de euros en letras a tres meses con un rendimiento del 0,929%, por debajo del 1,120% de la anterior subasta, así como 842,09 millones de euros en letras a seis meses al 1,378%, inferior al 1,6% precedente.

Los buenos datos se están también dejando notar en los mercados secundarios de deuda, donde las entidades financieras compran y venden las emisiones a largo plazo de los países.

Es en estos donde se mira con lupa la prima de riesgo, que es la diferencia entre el interés que paga el bono a diez años de un determinado país –en este caso, España– y el equivalente de otro Estado que se toma como referencia –para lo que se usa el de Alemania–.

El bono alemán pagaba el martes un interés del 3,25%, mientras el español lo hacía al 5,16%, lo que significa que el diferencial se situó en los 191 puntos básicos, muy por debajo de los casi 300 en que llegó a estar a principios de año, justo tras el rescate de Irlanda.

La tranquilidad, al menos provisional, que vive ahora la deuda española tiene su origen en las medidas adoptadas -la reforma laboral, la de las pensiones y la de las cajas- en los últimos meses siguiendo las propuestas de la UE.

Queda por hacer la de la negociación colectiva, sobre la que trabajan patronal y sindicatos. Su resultado definirá un nuevo modelo salarial, un tema que el Gobierno quería llevar resuelto a la cumbre europea, que se celebra mañana y el viernes en Bruselas, y en la que la competitividad será uno de los asuntos más importantes.

La reforma de la negociación colectiva compete en primera instancia a sindicatos y patronal, que son los que mantienen el diálogo abierto para ello, pero que no logran avances. Los plazos del Gobierno para el acuerdo ya se han superado. Pero la secretaria de Estado de Empleo, María Luz Rodríguez, indicó que, lo importante es que haya acuerdo y "lo de menos es el día" en que se logra.