"Los profesores no estamos para educar, sino para instruir y formar a los niños"

  • Pilar Martínez lleva casi 30 años siendo maestra de niños de 0 a 6 años.
  • Este martes, 5 de octubre, es el Día Mundial del maestro.
  • A su juicio los niños de ahora son más queridos, pero más consentidos.
Pilar Martínez lleva casi treinta años dando clase a niños de infantil.
Pilar Martínez lleva casi treinta años dando clase a niños de infantil.
Pilar Martínez lleva casi treinta años dando clase a niños de infantil.

Llamó al timbre de su casa y le dijo: "Estás igual que siempre". A lo que ella le contestó: "No hombre no, que han pasado 20 años". Tras la muerte de su padre, Fredi sintió la necesidad de saber cómo había sido su infancia y no dudó en coger un puente aéreo Barcelona-Madrid para tomar café con su primera maestra, a quién recordar aquella visita hace que le salten las lágrimas.

"Soy maestra por eso, porque dejamos huella, porque al final somos útiles haciendo felices a los niños, conectando con ellos y ayudándoles a que florezcan", cuenta Pilar Martínez. A sus 70 años, esta maestra de infantil celebra aún en activo -en la escuela de niños de Alalpardo (Madrid)- el Día Mundial del Maestro, una efeméride que sirve para homenajear esta vocacional función.

Niños más queridos y consentidos

Los primeros maestros nos marcan de por vida. Martinez es muy consciente. No en vano lleva casi 30 años ejerciendo de la primera maestra. Por sus aulas han pasado cientos de bebés y niños "maravillosos porque a su edad, de 0 a 6 años, son como esponjas, vírgenes, muy poco manipulados y con un potencial increíble".

Su experiencia le dice que ahora los niños son más deseados por los padres, pero también más consentidos. "La falta de tiempo hace que muchos padres que llegan cansados de tanto trabajar y les impongan menos límites a sus hijos, en definitiva, que les consientan más". Sin embargo, se congratula de que en su etapa educativa al menos exista una buena relación entre la familia y la escuela, algo en que ella defiende que se debía extender al resto de las etapas si el objetivo es garantizar una buena educación.

"Aquí en Alalpardo abrimos la clase una tarde a la semana para las familias y eso debería ocurrir también en primaria y secundaria. Los profesores no estamos para educar a los hijos de los demás, estamos para  instruir y formar, algo en lo que debemos ir en paralelo con las familias. Sin embargo, nos quejamos de que los padres no se implican lo suficiente pero les cerramos la puerta del aula en las narices", explican.

Enseñando y aprendiendo a la vez

Sobre sus compañeros maestros, Martínez también ve cierto cambio generacional. "Hubo un tiempo en el que exploramos nuevas fórmulas de enseñanza con métodos más basados en la curiosidad infantil y menos en libros y cartillas. Durante unos años se abandonó esa tendencia de aprendizaje natural, que exige más dedicación por parte del profesor, pero ahora los jóvenes maestros están por la labor de recuperarla", explica.

Los alumnos que rodean hoy a Pilar Martínez en Alalpardo se marcharán pronto. Ella les seguirá la pista unos años, "mientras estén cerca y en primaria", pero luego volarán. A todos enseña y de todos aprende. Y, precisamente por eso, para no dejar de sorprenderse a diario con su ingenio, ha decidido que todavía no se retira. "Mientras me lo permita mi salud, seguiré rodeada de niños".

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