Los presos etarras se dividen: 100 ya han renunciado a la violencia

Varios guardias civiles trasladan a Eneko Compains, detenido en Aragón.
Varios guardias civiles trasladan a Eneko Compains, detenido en Aragón.
JESÚS DIGES / EFE
Varios guardias civiles trasladan a Eneko Compains, detenido en Aragón.

La última ha sido Milagros Yoldi Múgica, que acaba de ser trasladada a la prisión de Nanclares de Oca (Álava). "Lo que comenzó siendo un goteo, se ha convertido en ese hilillo de agua que ya no cesa". Esta metáfora sirve para reflejar el actual cisma que viven los presos etarras. Un centenar de ellos han decidido dar el paso y comunicar su renuncia a la violencia y a la lucha armada, una cifra impensable hace años, y que refleja la honda división que azota al colectivo de reclusos etarras (el EPPK).

De este centenar de presos, 23 están recluidos en Nanclares, 22 en Villabona (Asturias) y 24 en Zuera (Zaragoza), las tres cárceles-laboratorio que están siendo utilizadas por Interior para premiar a los etarras disidentes y acercarles así al País Vasco, cerca de sus familias. En total, 69. El resto, hasta el centenar, están en otras prisiones "porque no hay sitio en estas tres y porque no quieren que se publicite su renuncia, para proteger a sus familias", explican a 20 minutos fuentes antiterroristas.

Las mismas fuentes estiman que otro centenar de presos darán el mismo paso en el plazo de un año. "Los presos son el reflejo de ETA y Batasuna, y la division de los primeros es el reflejo de la división que también viven ETA y su brazo político". Actualmente hay 548 etarras en cárceles españolas, por lo que el grado de disidencia llega ya al 18%. Hay otros 155 terroristas en prisiones francesas, tres en Italia, dos en el Reino Unido y dos en Portugal. Fuera de nuestras fronteras aún no ha calado esta división.

Entre los disidentes están históricos como Txelis, ex jefe político de ETA; Pedro José Pikabea (con más de 20 asesinatos); y Carmen Guisasola, ex jefa de los comandos, expulsados de ETA y del EPPK hace años. A ellos se suman otros históricos como Urrusulo Sistiaga; Francisco Mújica Garmendia Pakito;Santiago Arrospide Santi Potros; Felipe San Epifanio Pipe o Javier Zabaleta Elosegui Waldo. A la lista se han sumado nuevos nombres como Ibon Echezarreta, Esteban Murillo Zubiri y Jurdi Oteiza Nazabal.

Una 'tregua insuficiente'

Y es que la estrategia del Gobierno están dando sus frutos. Debilitar y dividir a sus presos es debilitar y dividir a ETA. A lo que hay que sumar la detención en abril de los abogados de la banda, que oprimían y servían de comisarios políticos con los reclusos.

"Si ETA pierde a sus presos, pierde a activistas, credibilidad y apoyo social", señalan las misma fuentes. La existencia de este frente de disidentes traslada el mensaje a las nuevas generaciones que integran la kale borroka (preludio de su ingreso en ETA) que algunos de sus héroes más legendarios están ya en otras posturas.

Los análisis de Interior diferencian en dos estas posturas: uno, la de los presos que piensan que el último comunicado de ETA es insuficiente. "Hay etarras que no están dispuestos a pasar más años en la cárcel. Entre ellos hay un sentimiento generalizado de que aquello por lo que han luchado no se va a conseguir".

Y dos, la de los más radicales, que piensan que ETA ha dado un gran paso con su "cese de acciones ofensivas" y creen que el Gobierno debe dar el siguiente paso. En este último grupo destacan dos líderes: en las cárceles francesas el mediático ex jefe militar Garikoitz Aspiazu Rubina Txeroki; y en las españolas Juan Lorenzo Lasa Mitxelena Txikierdi y Ana Belén Egües Gurrutxaga. Estos, de momento, inalterables en su apoyo a ETA.

Arrepentidos e interesados

Las motivaciones que han llevado a este centenar de presos a renunciar a ETA son variadas. Los hay que están verdaderamente arrepentidos, como Valentín Lasarte, Urrusolo Sistiaga o Txelis (que ha llegado a sufrir una verdadera conversión religiosa). En un segundo grupo estarían los apáticos con ETA, decepcionados tras el paso de los años. Y en tercer lugar los interesados, que han firmado porque no quieren estar más tiempo en la cárcel y porque están convencidos de que "o se suben ahora a este tren o ya no podrán hacerlo en unos años. Muchos están convencidos que el PP va a ganar las elecciones y que las cosas empeorarán para ellos".

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