José María del Nido, presidente del Sevilla y abogado, defendió este lunes la forma en la que se le hicieron los encargos profesionales por parte del ex alcalde de Marbella (Málaga) Jesús Gil, de quien negó haber sido su abogado de confianza. Según ha relatado, Gil, al que conocía "de actos sociales y del fútbol", comenzó en febrero de 1999 a hacerle encomiendas para "pleitos concretos".
"No me confieso autor de ninguno de los delitos", aseguró Del Nido, al inicio de su declaración ante el Tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia de Málaga, encargado de enjuiciar en el denominado 'caso minutas' a este letrado, que este lunes estuvo declarando cerca de una hora; al ex alcalde marbellí Julián Muñoz, al ex asesor de Urbanismo de dicha localidad Juan Antonio Roca y a otras 14 personas.
El presidente del Tribunal, Carlos Prieto, instó en dos ocasiones a Del Nido a responder al fiscal Anticorrupción, Francisco Jiménez Villarejo, con "moderación", ante lo que el también presidente del Sevilla respondió: "Se me piden sólo 13 años y medio de cárcel, lo que supone mi vida con la edad que tengo". Negó haber actuado en connivencia con Muñoz, de quien dijo que "no era nadie entonces". "El que mandaba era Jesús Gil", apostilló.
Aunque rechazó ser letrado de confianza de Gil, sí admitió en el interrogatorio del fiscal, que tuvo momentos de tensión y que seguirá el martes, que era éste el que le designaba y que usaba un despacho en "en su casa" en el Club Financiero y, "ocasionalmente", luego con Muñoz, para asuntos municipales, uno en el Consistorio. Apuntó que no conocía "ni a los acusados ni a funcionarios del Ayuntamiento" antes de ser contratado.
Explicó que coincidió con Gil con motivo del 'caso camisetas', en el que el letrado declaró como testigo, y entonces el ex alcalde le dijo que si podía asesorarle en algunas materias, aunque aseguró que no sustituyó al que fuera asesor jurídico José Luis Sierra, sino que fue "abogado externo para pleitos concretos", y manifestó que los criterios judiciales en causas penales y contenciosas no estaban delimitados por dicho letrado.
En este punto, negó también que los planteamientos estuvieran definidos en defensa de Gil al margen del interés público y que fuera jefe de los servicios jurídicos en general, al tiempo que insistió en que en esas fechas contrataron a "muchos abogados más", algunos de los cuales, según precisó, se les encomendaban los asuntos de la misma forma que a él, mediante decretos de designación individuales.
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