Eran un grupo de nueve inmigrantes latinoamericanos en situación regular. Montaban carpas y escenarios festivos para ayuntamientos vascos. No tenían contrato, trabajaban en jornadas interminables, sin medidas de seguridad y con salarios irrisorios. Es más, aunque trabajaron durante meses, sólo han cobrado 200 euros en negro.

El sindicato ELA ha denunciado esta explotación ante la Ertzaintza y la Inspección de Trabajo. Exige que estos trabajadores sean indemnizados y que el empleador sea castigado. Las víctimas trabajaban para un empresario que ofrecía sus servicios a la empresa Atesa, con sede en Hernani (Guipúzcoa).

Estos trabajadores hicieron obras para los ayuntamientos de Bilbao, Donostia, Errenteria, Andoain, Hondarribia, Hernani y Logroño entre otras localidades. En la capital guipuzcoana un operario cayó desde siete metros cuando montaba un escenario en la playa para el Jazzaldia.Salió milagrosamente ileso, según relató ELA.

El sindicato concede que los ayuntamientos no sabían esto, pero les pide que se pongan las pilas, y que empiecen a preocuparse por la situación laboral de los trabajadores de su localidad.

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