Parece que la nueva caída en desgracia del rapero Sean Puff Diddy Combs no será solo por el video en el que aparece golpeando, pateando y arrastrando a su expareja, Cassie Ventura, sino que este ha tenido un efecto dominó que ha provocado que antiguas víctimas le denuncien formalmente. Es el caso de Crystal McKinney.

Esta exmodelo profesional asegura en su demanda, que ha obtenido el portal TMZ, que el rapero le prometió oportunidades laborales y avances profesionales en 2003, cuando ella tenía 22 años y estaba comenzando en el mundo de la moda. Sin embargo, añade, su plan era mucho más siniestro.

Crystal detalla que conoció al músico tras ser invitada a un evento de la Semana de la Moda Masculina, en el conocido local exclusivo Cipriani Downtown, en Nueva York. Allí, Combs le acabó pidiendo que al día siguiente se presentase en su estudio.

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La exmodelo aceptó y rememora que, tras su llegada, se dio cuenta de que aquello no era profesional: el rapero y varias de sus amistades estaban bebiendo Hennesy [una marca de coñac] y fumando porros. Aun así, ella le dio una calada a uno e inmediatamente se sintió como si estuviera flotando porque era "muy fuerte" su contenido.

Según afirma, el porro tenía que haber sido mezclado con un narcótico u otra droga porque, poco después, Puff Diddy le exigió que lo siguiera hasta el cuarto de baño, donde Crystal afirma que la forzó, comenzando a besarla sin su consentimiento.

Lo peor llegó seguidamente, al empujarle la cabeza hasta su entrepierna mientras le ordenaba "que la chupara". Aunque se negó, Combs ejerció toda su fuerza sobre ella para empujarle la cabeza, obligándola a practicarle sexo oral.

Asimismo, mientras se iba del lugar, agrega, se sintió tan mareada que perdió el conocimiento, despertándose en un taxi y dándose cuenta de que había sido agredida sexualmente, si bien en la demanda no queda claro si se refiere al citado sexo oral forzado o a otro supuesto acto que pudiese haber ocurrido mientras estaba inconsciente.

Crystal McKinney acaba la demanda, que busca una compensación por daños y perjuicios no especificados, explicando que tras ello se unió una fuerte depresión y su expulsión de la industria del modelaje, lo que la llevó a un intento de suicidio en 2004.

Además, termina asegurando que al ver las noticias sobre las otras demandas contra Combs presentadas por Cassie y otras mujeres, supo que "tenía la obligación moral" de contar su historia.