Miguel Ángel Aguilar Cronista parlamentario
OPINIÓN

Un tratado en el limbo

Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, este jueves en Barcelona.
Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, antes de firmar el tratado de cooperación en Barcelona.
Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, este jueves en Barcelona.

Era el 19 de enero de 2023, hace casi un año y cuatro meses, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la república francesa, Emmanuel Macrón, estampaban sus firmas al pie de un Tratado de Amistad y Cooperación al concluir la XXVII Cumbre hispano-francesa, cuyo texto, según ponderaba la web de La Moncloa «consolida una estrecha relación bilateral y protege el vínculo entre ambos países mediante un marco político y jurídico acorde a los retos del siglo XXI».

Para Moncloa «este Tratado, primero de estas características, se convierte en una hoja de ruta sin precedentes en materia de coordinación entre Francia y España en el seno de la Unión Europea, aporta eficacia y agilidad al desarrollo de proyectos conjuntos e institucionaliza tanto la celebración anual de cumbres bilaterales como la participación recíproca en consejos de ministros».

Asimismo, subrayaba la nota oficial, la firma de este acuerdo permitirá agilizar las consultas entre ambos países a todos los niveles y fomentar la creación de foros de coordinación bilateral, como es el caso del Consejo franco-español de Defensa y Seguridad. De esta mención surgió un Tratado de Cooperación en el ámbito de la Defensa entre el reino de España y la república francesa que fue remitido por el Consejo de Ministros a las Cortes, de forma que la Mesa del Congreso de los Diputados en su reunión del 16 de mayo de 2023 acordó su publicación en el Boletín Oficial de las Cortes Generales y encomendó a la Comisión de Asuntos Exteriores que procediera a su dictamen estableciendo un plazo de enmiendas por un período de quince días hábiles que finalizaba el día 7 de junio de 2023.

Pero, como recuerdan los lectores, el 29 de mayo, siguiente al desastre cosechado por el PSOE en las urnas municipales y autonómicas, el presidente Sánchez decretó la disolución de las Cortes conforme dispone el artículo 207 del Reglamento del Congreso quedaron caducados todos los asuntos pendientes de examen y resolución por la Cámara, incluida la tramitación parlamentaria del Tratado de Cooperación en el ámbito de la Defensa al que nos estamos refiriendo. Así llegamos al 5 de marzo pasado, cuando el Consejo de Ministros tomó el acuerdo en el que se dispone la remisión a las Cortes Generales del Tratado de cooperación en el ámbito de la Defensa tantas veces citado.

A partir de ahí, con fecha 12 de marzo de 2024, la Mesa del Congreso volvió a acordar su publicación en el Boletín de las Cortes Generales, donde apareció en la edición del 15 de marzo, al tiempo que la Mesa encomendaba Dictamen a la Comisión de Asuntos Exteriores estableciendo un plazo para presentar enmiendas de quince días hábiles que finalizaba el pasado 5 de abril.

Un mes después este Tratado, ceñido al ámbito de la cooperación en el ámbito de la Defensa, sigue su tramitación parlamentaria, pero del otro Tratado, el de Amistad y Cooperación, nada se sabe: ni aparece el acuerdo del Consejo de Ministros mediante el que debiera haberse remitido a las Cortes Generales, ni ha sido imposible localizar acuerdo alguno de la Mesa del Congreso de los Diputados, ni nadie ofrece explicación válida. Mucha más atención ha merecido el Acuerdo sobre la conservación de las poblaciones de murciélagos remitido por el Consejo de Ministros a las Cortes el 28 de enero de 2024 y aprobado por el Pleno del Congreso en su sesión del 21 de marzo último.

Sin duda, lo de los quirópteros era un caso de conciencia. Por eso, de la mano del profesor Tomás Pollan solo nos queda La nada y las tinieblas, como a su admirado Fridegiso de Tours. Continuará.

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