Fernando Aramburu: "No me molesta en absoluto que me conozcan como 'El de 'Patria, incluso me lo tomo con alegría'"

fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista Aramburu
El escritor vasco Fernando Aramburu con su última novela, 'El niño'.
JOSÉ GONZÁLEZ
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El 23 de octubre de 1980, Fernando Aramburu estudiaba Filología en Zaragoza. Tenía 21 años. El joven Aramburu se encontraba en la cocina de su piso de estudiantes, cuando escuchó en la radio que una gran explosión de gas había hecho volar un colegio en Ortuella (Vizcaya) dejando muchísimas víctimas: 50 niños y 3 adultos. Aquel demoledor suceso nunca se borró de su archivo de escritor y de vasco, así de tozuda es la memoria. 

Su última novela, El niño (Tusquets) es el trasunto literario de esa tragedia contada con tristeza y con amabilidad, como en un teatro donde los figurantes tienen que representar sentimientos tan encontrados como el dolor, la supervivencia, el rencor, el olvido y el perdón: una familia lucha por rehacerse tras perder a su pequeño bajo los escombros, cada cual como sabe y como puede. 

Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959, y poseedor de los principales premios literarios) es hijo del sirimiri, aunque reside desde que el amor llamó a su puerta en Hannover, Alemania. Cuando regresa a su tierra se alegra de ver que donde antes ardían autobuses, ahora saquen barcazas por la ría celebrando felicidad. Le ha comprado unas botas a su primera nieta, de seis meses, y cuando no lee ni escribe, cocina, preferiblemente legumbres y repostería. En su visita a España ha hablado de su último libro, de sus apellidos vascos y de la identidad. Tan apenas del éxito que lo puso en las listas de los colegios, pese a su abundante y excelsa obra antes y después de aquel superventas Premio Nacional de Narrativa en 2017. Él bromea con su editor que, quizás, en lugar de su nombre en las portadas podrían imprimir sin más 'El de Patria'.

Una nueva entrega de Gentes vascas que no trata el terrorismo. ¿Por qué este episodio? ¿Dónde estaba usted cuando sucedió?Era un jueves, lo recuerdo perfectamente, a esas horas de mediodía estaba atareado en la cocina de nuestro piso de estudiantes y escuchaba la radio, como hacía a diario. De pronto, comunicaron que había ocurrido un hecho grave en un pueblo de Vizcaya y poco después se supo que había habido muchas víctimas infantiles. Me golpeó muy fuerte, como a todo el país. No lo olvidé, así como otras cosas sí se me han borrado del recuerdo. Y no lo hice porque ocurrió en un lugar que me resultaba cercano. Y sobre todo, porque tiempo después ingresé en la docencia y trabajé mucho tiempo con niños y esto me hacía revivir aquel hecho trágico. Y pasados los años, inicié esta saga de Gentes vascas, donde trato de hacer un dibujo literario de mi tierra natal. Me encontré con la posibilidad de dedicarle una novela al accidente de Ortuella. Lo estudié y vi que había esa posibilidad de una novela.

Darle voz propia al texto forma parte de un rito mío que consiste en imponerme algún tipo de dificultad técnica

La estructura narrativa de su libro es realmente sorprendente. El propio texto, que no los personajes, se expresa en primera persona.Esta personificación del texto lo llevaba perfilando en otras novelas y aquí lo he llevado a su máxima expresión. Lo he hecho de manera explícita. Esto forma parte de un rito mío que consiste en imponerme algún tipo de dificultad técnica de experimentación. El texto, o sea, la masa verbal, es consciente de que llena las páginas y mete baza tratando, por supuesto, de aportar algo interesante a la historia. En este caso me parecía oportuno que los lectores tienen en las manos una versión y no un testimonio verídico de un hecho trágico. El texto, además, está a veces en desacuerdo con el autor, introduce datos que este dejó fuera, pero que este desea contener. Además, estas diez intervenciones están dosificadas, aportan unos interludios, unos remansos en una narración que transcurre en una narración que a veces está en una vereda de gran intensidad emocional.

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Aramburu vive en Alemania pero regresa a España con cierta frecuencia.
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¿De dónde salen sus personajes literarios en este libro? ¿De casos reales que sufrieron las consecuencias de aquel accidente?Lo que hice es que echar mano de un recuerdo. Elegí un elenco limitado de personajes y los situé en un marco histórico. Es como una obra de teatro. Para evitar la generalización, uno necesita de unos personajes concretos, tampoco necesarios. Escogí la familia, que es el espacio social primario de cualquier ser humano. Esta familia pierde al niño y la novela trata de cómo esta familia de origen inmigrante se enfrenta a la desgracia y cada uno desarrolla consciente o inconscientemente una estrategia propia para encontrar alivio y tratar de superar lo que les ha ocurrido: para buscar un acomodo en la memoria, de un hecho doloroso, cada uno conforme a su sustancia sicológica adopta una manera.

Yo no trabajo con seres humanos, trabajo con lenguaje y procuro crear unos efectos en los lectores

La mujer, Mariaje, es figura nuclear en la trama. Parece descrito por una mujer este papel.No tengo  problemas para crear personajes femeninos, aunque no sea mujer; ni marinos, aunque yo no lo sea. Yo no trabajo con seres humanos, trabajo con lenguaje y procuro crear unos efectos en los lectores. Mariaje no esconde una personalidad concreta, está hecha con retazos que tenía reunidos en mi experiencia personal. Tiene un poco de  unas personas y un poco de otras. Se expresa de forma que a mí me resulta muy familiar. Es luchadora, pragmática, intenta rehacer su vida y reponer la maternidad, esto me parece, es muy humano. Naturalmente que yo no he tenido la experiencia, ni falta que hace. Uno busca en su conocimiento del alma humana, rasgos que le permitan crear un personaje. Tiene la peculiaridad de que es narradora e informante. Como le cuenta su peripecia al escritor, tiene una presencia notable dentro de la novela, no solo interpreta hechos sino que los cuenta. Esta responsabilidad narrativa le da un perfil con mucho relieve dentro de la novela.

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El escritor observa la Gran Vía madrileña antes de la entrevista.
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Su novela es como un microcosmos: junto a la fatalidad hay una realidad sobre la mujer, sobre la vejez, la inmigración, también sobre la precariedad laboral. No parece que los 80 fueran tan distintos a la actualidad.Yo creo que aquí se barajan cuestiones universales. Es comprensible para lectores de otros países. Aquí lo que se está poniendo en acción son pulsiones que afectan a cualquier ser humano de cualquier lugar. La novela no se limita al relato de la intimidad, sino que también muestra la vinculación con su pueblo, con la sociedad, con acontecimientos de su época (años 80), la crisis industrial, la reconversión, asuntos que añaden ingredientes de tipo colectivo y social a la novela. No es que los busque de manera deliberada. El ser humano no es solo un recipiente que tiene una intimidad, sino que también es definible su vinculación con su entorno.

¿Cree que es su historia más conmovedora? Sobre todo, porque el protagonista es un niño.Hay un trabajo en bambalinas que los lectores no tienes por qué percibir. Uno no es de hielo, también se conmueve, emociona, se ríe o lo pasa fatal, particularmente, cuando en ella se narran hechos dolorosos cuando afectan de manera real a otras personas. En este tipo de libros suelo limitar mucho el humor. Esta novela es especial entre las mías, primero porque nace de un hecho trágico que ocurrió de verdad, pero, sobre todo, por la presencia del abuelo.

Mientras escribía 'El niño', ejercí de abuelo y de nieto al mismo tiempo

El abuelo, Nicasio, es capítulo aparte. Creo que tiene una conexión casi personal con él.Sí, me fue inevitable establecer una relación emocional con este personaje, hasta el punto de que llegué a verlo como algo más que un ente de ficción. Establecí un vínculo sentimental, debido a una carencia que llevo conmigo desde que nací, y no es otra que no tuve la fortuna de conocer a mis abuelos varones, ya que ambos fallecieron mucho antes de nacer yo. Mientras escribía El niño, ejercí de abuelo y de nieto al mismo tiempo. Y esto para mí tenía un valor sentimental muy fuerte. Hasta el punto de que lo he cincelado de una manera particular, sin incurrir en episodios lacrimógenos ni sentimentales. Pero le tomé mucho afecto y en las primeras impresiones de lectura que me llegaron me decían que se notaba. Desde hace 16 meses soy abuelo, pero soy un abuelo improvisado, con muy buena voluntad, y lleno de afecto, pero me faltan modelos, no puedo transmitir 'abuelidad' a mi nieta porque no me la enseñaron. 

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El escritor, durante la entrevista con 20minutos.
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Nicasio le gusta, está claro. Pero ¿puede un escritor permitirse que le caigan mal sus propios personajes?Mi relación con los personajes no es la misma que con los seres reales. Incluso un personaje malvado me puede caer bien porque me proporciona novela, sus maldades mueven a la acción. Porque me permiten escribir buenas páginas. Son muy provechosos, probablemente más provechosos que los bondadosos, generosos, equilibrados, con lo que a uno le gustaría vivir, pero que desde la creación literaria son bastante estériles. Los personajes de novela negra son productivos, dan historias. Pero para la vida real, prefiero gente buena.

¿Por qué se hace uno escritor? ¿Un libro, un golpe de suerte, una corazonada...?Mi verdadera vocación fue siempre ser escritor. A los 16 ya quería, soy el resultado del sueño de un adolescente, toda mi vida me he dedicado a cumplir su aspiración. Pero mi dedicación literaria es vocacional, ahora me puedo dedicar a esto, es uno de los obsequios mayores que me hizo la vida. Pero de algo hay que comer y la docencia me vino muy bien. Me gustaba la docencia, pero mi vocación primordial siempre fue la literatura. Vuelvo la mirada atrás y reconozco con agradecimiento que los poemas de Lorca fueron las llaves que me abrieron la puerta de la literatura, me produjo una fascinación muy intensa que se dio con 9 o 10 años. Recuerdo las tediosas clases de matemáticas, de física, de religión, durante las cuales yo abría el libro de lengua y literatura, y leía los poemas de Romancero gitano, de Cante Jondo, Canciones... que además estaban ilustrados con dibujos muy atractivos, y me fascinaban aquellos textos que no se parecían en nada a lo que hablábamos en la calle y en casa. Eran misteriosos, se entendían, pero no del todo. Por primera vez me di cuenta de que con palabras se podía decir mucho más que 'Dame la sal' 'Vete de aquí' y 'Eres tonto'. 

En ausencia de violencia, veo las cosas en el País Vasco con calma y serenidad

Usted reside desde hace décadas en Alemania. ¿Cómo ha vivido desde la lejanía la percepción del País Vasco, que acaban de celebrar elecciones? ¿Y que se siga removiendo el asunto ETA?Lo veo como lo ve otro desde la cercanía. Me informo con ayuda de la prensa española. El tratamiento de la prensa alemana ha sido prácticamente nulo, quizás una alusión a los resultados. Por lo demás, en ausencia de violencia, veo esto con calma, serenidad, me he implicado como votante y eso es todo. En cuanto a que se 'rescate' a ETA, unos procuran poner al adversario bajo una luz desfavorable, otros alabarse a sí mismos... es lo que hay en todos los lugares. Pero por eso, para mí, es muy importante que no haya violencia

Me parece que tiene usted ocho apellidos vascos, si no, más. ¿Le parece ocioso o necesario presumir de la identidad?No presumo de esto, todo lo contrario. Yo no me expreso en titulares, me considero un ser centrífugo, es decir, que se cuestiona a sí mismo y que procura con cada libro que lee, cada película que ve, cada conversación que mantiene, cuestionarse a sí mismo y ampliar su horizonte y no apalancarse en una identidad,  en unas tradiciones, en un mundo cerrado. Tengo los apellidos que tengo porque me han tocado, pero no lo considero ningún mérito. Solo faltaba eso, presumir de apellidos. Ni de nada. No va conmigo la presunción.

¿Ya tiene nuevas historias para continuar con la serie Gentes vascas?Las hay, pero todavía están ahí flotando vagamente como pequeños satélites rondando mi cabeza. Hay unas cuantas que llaman a la puerta y cuando esté a solas es probable que aborde una. La voluntad de proseguir la serie está ahí. La actividad de la escritura es constante en mí, si no puedo escribir, reflexiono. En cuanto puedo, tomo notas, estudio posibilidades, entreveo caras de posibles personajes, y esto es así porque me da un gran placer. He terminado estructurando mi vida con ayuda de la literatura, dentro de la cual incluyo la lectura. Cuando estoy de viaje leo libros triviales que me ayudan a soportar la espera en los aeropuertos.

No me considero tímido, pero es verdad que paso solo muchas horas y no termino de conectar con rapidez con mis semejantes

He hecho un retrato robot de Fernando Aramburu que me gustaría corrigiera o confirmara: austero, tímido, parco, metódico, disciplinado, trabajador, familiar y agradecido.Más o menos me reconozco en esa ristra de adjetivos. Pero no me considero tímido, aunque se me asocia con frecuencia. Es verdad que paso muchas horas solo con mi vida y no termino con conectar con rapidez con mis semejantes. Y tengo una tendencia muy rápida a dejar que los demás hablen. Me cuesta interrumpir. Pero no soy una persona tímida.

'El niño' está editada por Tusquets.
'El niño' está editada por Tusquets.
CEDIDA

¿Qué cambiaría de su vida si pudiera?La serenidad es una palabra muy importante para mí porque me ha costado mucho superarla, he necesitado, muchos libros, reflexión y mucha escucha de lo que dicen otras personas que me han ayudado a conformarme como ser humano.  Yo que vengo de una infancia de un niño nervioso, inquieto, peleón... he conseguido amansarme con el paso del tiempo y con la frecuentación de los bienes culturales. Serenidad no es solo tranquilidad, sino también determinada filosofía de la vida que lleva a la aceptación de nuestro destino pasajero y que me anima a ver los aspectos positivos de los semejantes.

¿Le molesta que le sigan llamando 'El de Patria'?No, en absoluto. Estoy muy agradecido a ese libro, no me parece mal, incluso me lo tomo con alegría. Me encuentro con muchas personas que me dicen: "Oye, me leí 'tu' libro, como si luego no hubiera escrito otros" (risas). 

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