Entrevista

Pablo Heras-Casado: "La música española fascina en el mundo y nuestras orquestas deberían salir al exterior para mostrarla"

El director de orquesta Pablo Heras-Casado, en uno de los palcos del Teatro Real.
El director de orquesta Pablo Heras-Casado, en uno de los palcos del Teatro Real.
Javier del Real
El director de orquesta Pablo Heras-Casado, en uno de los palcos del Teatro Real.

Pablo Heras-Casado (Granada, 1977) mantiene una relación especial con el Teatro Real, desde que en 2008 dirigió por primera vez desde su foso una ópera infantil de Benjamin Britten, El pequeño deshollinador. "Fue una oportunidad importantísima. Desde entonces mi presencia en el Teatro Real ha sido constante y ha articulado mi vida musical", afirmaba el director antes de iniciar uno de los últimos ensayos de Los maestros cantores de Núremberg. Esta partitura colosal de Richard Wagner llega en una nueva producción que posteriormente se verá en la Royal Danish Opera de Copenhague y el Teatro Nacional de Brno. Un total de 136 intérpretes en el escenario recrean la sociedad burguesa de una pequeña ciudad alemana, poblando una bellísima y espectacular escenografía de Caroline Ginet. Sobre Richard Wagner, la relevancia de la música española y el modo de potenciarla, conversamos con un director que ya se ha puesto al frente de las más prestigiosas orquestas del mundo.

¿Qué cualidades tiene Los maestros cantores de Núremberg y qué supone en la producción de Wagner?Yo diría que es una de las cumbres de la Historia del Arte. Por primera vez, Wagner habla de personas reales y no de héroes o dioses que forman parte de poemas épicos medievales. Se trata de una idea original del compositor, centrada en el siglo XVI, en un grupo de artesanos de Núremberg, una ciudad pequeña que celebra la fiesta de San Juan. En mitad de una producción plagada de referencias legendarias, Wagner decide hacer una comedia, y lo consigue a pesar de que se haya abusado de ella, usándola como panfleto nacionalista del arte alemán. Al final, es una comedia muy humana y esencial, y es lo que tratamos de presentar en el Teatro Real. Además, habla de la importancia del arte y la cultura en la sociedad, y esto es de una relevancia importantísima. 

Laurent Pelly junto a Pablo Heras-Casado, director escénico y musical, respectivamente, de 'Los maestros cantores de Núremberg'
Laurent Pelly, director escénico de 'Los maestros cantores de Núremberg', junto a Pablo Heras-Casado en el Teatro Real.
del Real fotografia

¿Qué es lo más interesante de trabajar con un director escénico tan audaz como Laurent Pelly?Es un proyecto que hace muchos años estaba en nuestra lista de propósitos. Cuando Joan Matabosch -director artístico del Teatro Real- me presentó la idea de contar con Laurent Pelly, me pareció absolutamente brillante y genial. Es la primera vez que Pelly trabaja una ópera en alemán, y concretamente de Wagner, pero es la persona adecuada porque verdaderamente se trata de una ópera cómica. Está llena de situaciones divertidas y también tiernas, pero siempre hay una sonrisa y mucha humanidad. La comedia no es solo hacer la broma fácil, es también la inteligencia, el doble sentido, la cualidad de ciertos personajes de mostrar su lado más frágil o ridículo. Eso lo hemos estado trabajando compás a compás, mano a mano en el aspecto musical y escénico, a pesar de ser una obra de tal complejidad y larguísima. Es maravilloso trabajar con un director de escena que conoce profundamente la obra y además está fascinado por esta música, que es una celebración continua de Wagner.

¿Cree que la ópera wagneriana es una especie de culminación de ese género musical?Yo diría que sí. Después de Wagner no hay mucho más que contar (ríe). Por supuesto, a finales del siglo XIX y en el siglo XX se siguen haciendo grandes óperas, pero Wagner es una culminación estética de lo que él llamaba "obra de arte total", aglutinando en el escenario todas las artes. Creo que nadie lo supo hacer mejor que él y por eso Wagner sigue siendo una clave central hoy en día.

Una escena de la nueva producción de 'Los maestros cantores de Núremberg' que se estrena en el Teatro Real.
Una escena de la nueva producción de 'Los maestros cantores de Núremberg' que se estrena en el Teatro Real.
del Real fotografia
"Llegué a la música por el puro placer de cantar con amigos. Participaba en cualquier iniciativa musical en mi colegio, público y muy humilde"

En su familia creo que no había antecedentes musicales. ¿Cuál fue su primer contacto con la música?
Fue totalmente espontáneo y lúdico, no a partir de lo artístico o de una grabación, sino por el puro placer de ponerme a cantar con un grupo de amigos. Siempre era voluntario a formar parte de cualquier iniciativa musical que hubiera en mi colegio, un colegio público muy humilde, primero en Barcelona y luego en Granada. Ya con ocho años me enteré de que había extraescolares de música y pedí a mis padres que me apuntaran. Ellos siempre me han apoyado porque veían que me motivaba. A partir de ahí, entré con once años en un coro mixto, donde había gente joven y adulta. Hacíamos canciones de todo tipo y para mí eso fue el germen.

¿Cuáles han sido los momentos cruciales en la vida musical de Pablo Heras-Casado?Llevo casi treinta años dirigiendo y mi vivencia personal es la de una carrera hecha poco a poco. Empecé muy pronto, con mucha modestia y pocos medios. Mi primer profesor fue Harry Christophers, director inglés. Tuve la suerte de que viniera a los cursos Manuel de Falla, en el Festival de Granada, cuando yo estaba empezando con diecisiete o dieciocho años, y superé las pruebas de acceso. Eso me marcó. Hitos muy importantes fueron, por ejemplo, estudiar con Pierre Boulez y Peter Eötvös, recientemente fallecido. Ellos fueron mis últimos profesores. Después, dirigir orquestas como la Filarmónica de Viena, Filarmónica de Berlín o mi debut en el Metropolitan fueron grandes momentos. Dirigir en Bayreuth también ha sido esencial. Luego me gustaría recordar que mi presencia en el Teatro Real ha sido una constante importante, incluso antes de la etapa de Gerard Mortier. Cuando apenas comenzaba, el Teatro Real me ofreció proyectos con la Orquesta Escuela de la Sinfónica de Madrid, con la que debuté en el foso del Teatro Real.

Pablo Heras-Casado, saludando junto al elenco de 'Los maestros cantores de Núremberg' tras el ensayo general en el Teatro Real.
Pablo Heras-Casado, saludando junto al elenco de 'Los maestros cantores de Núremberg' tras el ensayo general en el Teatro Real.
Adolfo Ortega
"Dedico todo el tiempo que puedo a mi hijo de ocho años, que ya me acompaña en muchos teatros. Es lo más gratificante"

¿Qué le gusta hacer en su vida ajena a la música?Ahora mismo, estar con mi hijo. Ahora tiene un partido de fútbol, por ejemplo, y no puedo acompañarlo, pero a veces puedo hacerlo y vamos a jugar juntos. Tiene casi ocho años y le dedico todo el tiempo que tengo. Para mí es muy gratificante que él esté presente conmigo, también en muchos teatros.

¿Dónde vive la mayor parte del tiempo a lo largo del año, teniendo en cuenta una agenda tan apretada como la suya?Es aleatorio. En 2023 pasé prácticamente cinco meses en Viena. Tengo una relación muy estrecha con la Ópera de Viena y allí hice tres óperas, incluyendo algunas nuevas producciones, conciertos, etc. Cada año va cambiando, pero Madrid es siempre un punto de anclaje importante.

Hace poco, una orquesta alemana en Madrid interpretaba como bis el Intermedio de Las bodas de Luis Alonso. ¿Por qué resulta tan irresistible la música española, o de inspiración española, en cualquier lugar del mundo?Justo antes de empezar esta producción de ópera he estado en Tokio, dirigiendo El sombrero de tres picos, de Falla, con un éxito apoteósico; y también en Pittsburgh, con una de las mejores orquestas americanas. Dos continentes diferentes, dos grandísimas orquestas con públicos exigentes. Es una música que aquí en España se considera coloquialmente como muy trillada, pero cuando la presentas con orquestas que no están acostumbradas a tocarla, una música tan sofisticada y compleja de un nivel estético tan increíble, la reacción del público y la crítica es maravillosa. Hay que celebrar la música española y la tradición musical española. No olvidemos los centenares de óperas que están inspiradas en España y su tradición literaria, o ubicadas en España. Hay una fascinación evidente, porque es música de primer nivel, pero ha existido siempre, también en relación a la tradición folclórica musical española. Cuántos ejemplos tenemos de grandísimos compositores: Rimski-Kórsakov, Glinka, Debussy, Ravel, Lalo, Saint-Saëns… y ya no hablemos de las artes gráficas: pintura, escultura, arquitectura, particularmente en el sur de España, debo decir.

Sin embargo, España carece de una orquesta de referencia con proyección internacional, como otras formaciones europeas. ¿No deberíamos intentar subsanarlo?Claro que sí. Es necesario, no solamente acoger sino producir nosotros mismos, pero yo creo que es una cuestión de tiempo. Muchas orquestas de primer nivel internacional tienen en sus filas a músicos jóvenes españoles, y pronto veremos a esa nueva generación ocupando los primeros atriles de las orquestas españolas. Es una renovación necesaria e inevitable, y eso va a llevar a que nuestras orquestas empiecen a salir. También se necesita que las propias orquestas y la sociedad sean conscientes de que hay que exportarlo.

"Televisión Española tendría que ser una plataforma para dar más relevancia a la música clásica, y no poner los conciertos a la una de la madrugada"

No sé cuánto le costará a la RAI transmitir en directo, por televisión para toda Italia, el inicio de temporada desde la Scala de Milán, pero seguro que menos de lo que desembolsará TVE para contratar a un conocido presentador. ¿Tenemos claro en España lo que es un servicio de utilidad pública?
Sin entrar a valorar lo que cada persona merezca ganar, creo que una institución pública como Televisión Española, además de tener una orquesta y un coro excelentes a los que tendría que dar más presencia, como medio de comunicación debería utilizar esa plataforma para ofrecer producciones y conciertos, otorgándole más relevancia. Utilizar los canales que tiene, la segunda cadena y otros, y usar los recursos y archivos que posee, y no poner los conciertos a la una de la madrugada. Eso sí me parece muy desafortunado y habría que cambiarlo. La 'Prima della Scala', en Italia, es un acontecimiento de relevancia nacional, que la gente ve desde los bares o desde su casa. Ocurre también en otros países europeos como Alemania, Finlandia o Francia, donde las orquesta y la música tienen cabida en la programación más visible, y no de madrugada. No hay que esconderlo, hay que enseñarlo.

El director Pablo Heras-Casado en el Teatro Real, donde dirige desde 2008 con asiduidad.
El director Pablo Heras-Casado en el Teatro Real, donde dirige desde 2008 con asiduidad.
Javier del Real

¿Cuál es el sonido orquestal más impactante que ha escuchado como espectador?
Es muy difícil de decir pero, por ejemplo, la Filarmónica de Viena interpretando Electra, de Strauss, es uno de los momentos más impresionantes de mi vida y lo guardo en mi memoria. Una ópera que no he dirigido todavía, por cierto.

Acabemos hablando de su último disco, donde incluye música de Falla y Stravinsky. ¿A qué se debe esa combinación?Son obras coetáneas que beben de una tradición musical precedente. En Pulcinella, Stravinsky utiliza motivos del barroco italiano, de Pergolesi; en el caso de Manuel de Falla, emplea música renacentista para poner en contexto El retablo de Maese Pedro, basada en un capítulo del Quijote de Cervantes. También usa los oboes como si fueran chirimías del siglo XVI. Hay un neoclasicismo o un neo-Renacimiento en el que beben las dos obras, y ambas tienen una vertiente escénica al estar compuestas para ser representadas con títeres. Luego, el Concierto para clave, de Falla, es una obra única en su género, en la que hay motivos extraídos de madrigales del siglo XVI y de la polifonía española. Son dos obras de Falla algo marginales, pero yo diría que de lo mejor de su catálogo.

"Prefiero interpretar 'El Amor Brujo' con una cantaora flamenca antes que con una mezzosoprano, por el color especial que le da a la obra"

Además, utilizar la voz de un niño, en vez de una cantante, para el papel de Trujamán me parece un acierto.
Es maravilloso, aunque supone un reto porque la voz de un niño no se proyecta como la de una cantante. El color, el timbre de un niño para esto es inigualable y sustituirlo sería alterar la naturaleza de la obra. Es parecido al caso de El Amor Brujo, de Falla. Yo jamas lo he interpretado con una mezzosoprano, y que me perdonen toda las mezzos (ríe). Hay ejemplos como una Teresa Berganza, con grandes grabaciones, pero nada como el color de una cantaora flamenca.

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