Hace apenas una semana confirmaron lo que era un secreto a voces. La reconciliación -si es que hubo alguna vez separación- entre Dani Alves y Joana Sanz es un hecho.
Días antes, la modelo había dejado claro que, en contra de todo lo que se había contado en las últimas horas, su relación no atraviesa ninguna crisis. Lo hizo a través de una fotografía que compartió en las redes sociales y en la que entrelaza sus manos con el futbolista.
Una imagen que generó un gran revuelo en los medios de comunicación, que se preguntaban cuándo posaron para silenciar rumores y maledicencias.
Según explicaron a 20minutos, la imagen fue compartida en las redes de Joana a petición de Alves. Estas mismas fuentes aclaran que el brasileño quería que su esposa lo apoyara una vez más y le pidió que compartiera este instante para que no hubiera lugar a las dudas.
Hace una semana, la pareja era protagonista de las revistas del corazón tras protagonizar un paseo, de la mano, por las calles de Barcelona. Era la confirmación de que su matrimonio sigue en pie y goza de buena salud.
La modelo, que derrocha amor y buena sintonía con el deportista, deja claro que le ha perdonado tras el escándalo por el juicio del brasileño y su condena a cuatro años y medio de cárcel por violación.
Sin embargo, este movimiento del jugador, que quiere recuperar todo el tiempo perdido junto a su mujer, no habría sentado nada bien en el seno familiar. Según La Razón, desde Brasil ya hablan de cierto incomodo en la familia del brasileño, especialmente por parte de su hermano. Ney Alves, hermano del futbolista, se convirtió en el enemigo público de la canaria tras el ingreso en prisión del futbolista, con ataques continuos hacia la modelo.
La relación entre los hermanos atravesaba un gran momento, que parece roto ahora, tras la reaparición de la canaria en la vida del futbolista, lo que habría desatado un nuevo capítulo en la guerra entre cuñados.
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