Cumbre de la UE: los líderes europeos tienen este miércoles otra oportunidad para buscar la unidad sobre Oriente Próximo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Bruselas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Bruselas.
Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Bruselas.

Es complicado para la UE hacer planes tal cual está el mundo ahora mismo. El bloque se está preparando a conciencia para vivir, digamos, la nueva era de la Defensa, con todos los esfuerzos puestos en una reconversión industrial que permita a la Unión ser más autónoma en el futuro cercano, ya no solo por lo que pueda pasar a propios, sino también a 'extraños' como Estados Unidos. Una victoria de Donald Trump en noviembre pondría a la UE en un brete; y en un brete están también de nuevo los líderes de los 27, que en la cumbre del Consejo Europeo de este miércoles y jueves verán cómo el ataque de Irán con Israel altera sus agendas.

Lo que iba a ser una reunión para hablar de la competitividad de la UE ha pasado a ser otra prueba para ver si los Estados miembros son capaces de alcanzar la unidad sobre la situación en Oriente Próximo. El tema no estaba en agenda pero la ofensiva iraní del pasado sábado lo pone en primera línea, con cierta división entre los socios y con el papel de Pedro Sánchez y de España mirado también con lupa. Además, los ministros de Exteriores fueron este martes los teloneros, con un encuentro previo a lo que vayan a decidir (o al menos dibujar) los jefes de Estado y de Gobierno.

"Ya iba a ser una cumbre importante para hablar de industria y de Defensa, del futuro de la UE, pero ahora lo será aún más dadas las circunstancias", se limitan a comentar fuentes diplomáticas consultadas por 20minutos. Desde Bruselas la condena que ha salido ante los movimientos iraníes ha sido unánime. "Es vital que la situación no se descontrole, porque se trata de una escalada sin precedentes", sostuvo el Alto Representante, Josep Borrell, en la misma línea que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: "Condeno enérgicamente el ataque flagrante e injustificable de Irán contra Israel. Y hago un llamado a Irán y sus representantes para que cesen de inmediato estos ataques. Todos los actores deben ahora abstenerse de una mayor escalada y trabajar para restaurar la estabilidad en la región".

También reaccionó rápido en su momento la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. "Los ataques sin precedentes de Irán con drones y misiles contra Israel son una escalada importante. Se corre el riesgo de provocar un mayor caos en todo Oriente Medio. La UE condena el ataque en los términos más enérgicos posibles y seguirá trabajando para reducir la tensión y evitar que la situación se convierta en un mayor derramamiento de sangre", expresó en redes sociales, con un cierre de filas con Tel Aviv que se vio en los líderes de Francia, Alemania o Italia. Con todo, varias voces entienden que lo complejo de la situación actual afecta a la causa palestina.

Y ahí es donde se mira la dinámica de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno está liderando un pequeño bloque de países -Bélgica, Irlanda o Eslovenia- para el reconocimiento del Estado palestino, algo que defiende la UE como bloque y que España se compromete a hacer antes del verano, pero que no cuenta con un consenso amplio entre los 27, sobre todo por las posiciones de algunos socios como Alemania o Austria. Sánchez, no obstante, insiste en esa vía que ahora se podría ver debilitada porque los apoyos internacionales están volviendo de nuevo a rodear a Benjamin Netanyahu tras los ataques de Irán.

La Defensa, también clave... pero menos

El que iba a ser el tema principal de la cumbre parece que va a pasar a un segundo plano: la industria y la Defensa. Sobre la mesa siguen varios caminos, que además son complementarios para la UE. Por una parte está precisamente la estrategia de la Comisión Europea para la industria de la Defensa, que consta de tres pilares: adquirir en común al menos el 40% de los equipos de Defensa de aquí a 2030; garantizar que, para 2030, el valor del comercio de defensa dentro de la UE represente al menos el 35% del valor del mercado de defensa de la UE y también avanzar de manera constante hacia la adquisición de al menos el 50% de su presupuesto de defensa dentro de la UE para 2030 y el 60% para 2035.

Por otra, algo que se ha convertido casi en la panacea para las situaciones de crisis: la emisión de deuda conjunta para la inversión militar de la UE, con un modelo parecido al que se dio con los fondos de recuperación del covid con la compra común de energía. La idea fue lanzada por Emmanuel Macron, aunque todavía en fase embrionaria parece que ha sido bien acogida por sus homólogos. Eso sí, todos entienden que esa vía todavía está muy verde, y miran las opciones de financiación que se pueden dar por ejemplo a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI). La mirada es a la larga, pero a la corta lo urgente es la unidad en torno a Oriente Próximo y el despeje de incógnitas sobre cómo va a pasar la UE a hablar el lenguaje del poder duro.

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