Ya son dos días los que decenas de personas llevan esperando en el puerto de Barcelona a que sus familiares bolivianos desembarquen de un flamante crucero de MSC procedente de Brasil, que ancló en la capital catalana este martes a las siete de la mañana. Algunos los han visto desde lejos, porque se han asomado a la cubierta, pero solo se han podido comunicar con ellos mediante señas y con dificultades. Por el momento, están retenidos en el barco porque la Policía Nacional considera que sus visados son falsos. Las familias en tierra aseguran que los afectados, 69 personas de las 1.500 del crucero, lo desconocían y que el hecho de que su documentación no sea válida se debe a que han sido engañados.
"En el barco están mi hija, mi prima y mi nieto", explica Patricia, una de las mujeres que espera en el puerto, que exige "una solución de una vez". "No podemos estar día tras día con esto porque hay niños que están ya fatigados ahí dentro", añade, y confía en que el cónsul de Bolivia en Barcelona les dé un remedio. "Es como nuestro padre", dice.
Asegura que no sabe cómo sus familiares "han obtenido esa visa falsa" y cuenta que su hija le dijo que "en el momento de embarcar" en Brasil "le hicieron borrar del móvil toda una conversación" referente al visado. La madre está preocupada por si la deportan junto a su nieto y su prima.
Cuenta también Patricia que en Santa Cruz de Tenerife desembarcaron "sin ningún problema", y que los conflictos empezaron hace un par de días en Málaga, donde ya no les permitieron abandonar el barco. Sin embargo, pudieron continuar el viaje hasta Barcelona, que era su destino final, a pesar de que el crucero tiene previsto acabar en Croacia.
Otra de las personas que espera en tierra, en este caso, a su sobrino, es Luis Mario Celaya, que asegura que los 69 afectados "subieron al barco pensando que su visado era legal, pero al llegar a Málaga descubrieron que fueron víctimas de un engaño por parte de la agencia de viajes".
Cuenta con tristeza que el chico venía a darle una sorpresa, pero que hace dos días le llamó porque no le dejaban desembarcar en Málaga. Luis Mario decidió entonces ir hasta allí para recogerle, pero no se lo permitieron. Ahora sigue con la esperanza de encontrarse con él en Barcelona.
Lleva desde las siete de la mañana en el puerto barcelonés, este martes permaneció allí hasta medianoche, y explica que está cansado y preocupado por su empleo. "No es fácil estar aquí todos los días porque vivimos de lo que trabajamos y son muchas horas", dice.
1.500 afectados: "Estamos con rabia"
Los 69 bolivianos no son los únicos perjudicados por esta situación que está convirtiendo en una pesadilla lo que empezó como un viaje de placer. El barco, debido a lo sucedido, por el momento, no puede continuar su camino, por lo que son todas las personas a bordo las afectadas, unas 1.500.
Entre ellas está Paul Ibarguengoitia, de 26 años, que empezó el crucero en Málaga con sus padres y su tía para acabarlo en Venecia, donde tienen reservado un alojamiento durante dos días. Cuenta que han hecho una reclamación a la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y a la naviera, MSC. "Estamos con rabia e incertidumbre", dice, y añade: "La situación es un poco surrealista".
Paul explica que MSC les ha dicho que pueden "pasear por Barcelona hasta las dos de la madrugada" y confía en que a partir de entonces el barco pueda zarpar, pero no está seguro de que sea posible. El crucero ya debería haber dejado la capital catalana a las 16 horas de este miércoles.
Cuenta que a los bolivianos con problemas con el visado se les ve "con tristeza" y que "en la recepción del barco hay mucha gente quejándose". Sin embargo, asegura que en los demás espacios del buque, como en el bufé, donde ha almorzado este mediodía, aún se mantiene la calma.
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