Ahora que el mundo se acaba, que la Tierra ya no gira como giraba, que el mar va a llegar hasta Montserrat, que se termina el petróleo, que en verano alcanzaremos, como en Río de Janeiro, a los 62 grados de temperatura de sensación y que la III Guerra Mundial ya ha empezado, nos disponíamos en casa a planificar este sábado por la mañana cómo pasar los pocos días que nos quedan, pero ni eso pudimos hacer en medio de este frenesí apocalíptico e infantiloide que vivimos.
Resulta que un bólido procedente de Francia nos cruzó por encima un minuto antes de la medianoche del Viernes Santo hasta caer en aguas “territoriales” valencianas. Como que a algunos científicos les pone más un tuit que la deontología, la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos (asociada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas) nos congeló la sangre vía X a las 8:35: “Nos decantamos por un misil balístico”. ¡Ahí queda eso!: cantidad de medios pidiéndoles conectar con ellos. Pero es que, además, su cara visible, José María Trigo, ya empezó a ir más allá: “Sinceramente, me pregunto si algún responsable dará explicaciones sobre esta prueba que han hecho hoy sobre nuestras cabezas”.
Bueno, ya tenemos “fiesta”: misil balístico nos sobrevuela la noche del Viernes Santo y nuestros gobernantes escondidos en sus capirotes de procesión de Semana Santa. Lo dice el CSIC, poca broma.
Los tuits de los observadores de nuestro cielo son muy claros y vehementes. El alarmismo obliga al mismísimo CSIC a enmendar lo dicho por José María Trigo: “(…) el bólido detectado anoche sobre el este de la península ibérica fue producido por la reentrada de un objeto artificial en órbita terrestre y, por lo tanto, descarta que se trate de un misil balístico como se barajó en un primer momento”.
Gracias CSIC por clarificar y háganse con un manual que les evite hacer el ridículo otra vez.
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