David Moreno Sáenz Colaborador '20minutos'
OPINIÓN

La era de la bronca

La cuota de ventas de móviles ha bajado en España y los usuarios apuestan cada vez más por modelos más caros, pero con más vida útil.
Imagen de archivo de un hombre con su teléfono móvil.
Jonas Leupe de Unsplash
La cuota de ventas de móviles ha bajado en España y los usuarios apuestan cada vez más por modelos más caros, pero con más vida útil.

Me despierto, agarro el móvil y me pongo, aún con un ojo entreabierto, a cotillear lo que ha ocurrido durante las últimas ocho horas (en el mejor de los casos). Veo titulares por encima, hago clic en enlaces para leer en diagonal alguna noticia, repaso los trending topics, doy algún ‘me gusta’ y hago captura de pantalla a lo que me ha llamado la atención.

Todo normal, pero flipo en colores con las broncas en X (antes Twitter), con la poca capacidad de comprensión lectora de algunos, con la facilidad de otros para manipular y con la ira desmedida.

Como parte del contenido que consumo incluyo el mundo pódcast. En ocasiones escucho al completo los programas de compañeros, otras me quedo con los extractos que se publican en las redes. Estirando el Chicle, Saldremos Mejores, Los Reyes del Palique, Grupete de Noche… y Superlativas.

Esta semana, en Superlativas he escuchado a Carlota Corredera hablar por primera vez del terrible grito «gorda traicionera» que tanto se popularizó en las redes después de que una youtuber lo usase como rima burlona para criticar a la presentadora por defender lo curvy y publicar un libro contando cómo logró adelgazar 60 kilos. ¡Qué daño se le hizo de un modo tan inconsciente!

Cuando leo las redes me topo con noticias e informaciones útiles, con hilos interesantes, con curiosidades y fotos históricas que no había visto y, también, con cientos de tuits llenos de rabia, odio y palabras feas. Hoy reflexiono: ¿tenemos que criticarlo todo? Se comentan los looks, se tergiversan las declaraciones, se manipulan las fotografías, se juzgan los libros por sus cubiertas y las canciones por sus portadas e, incluso, el defender a tus ídolos se hace de una manera bronca y hooligan.

Ojalá los modales de algunos políticos no calaran en la sociedad. Ojalá tuviésemos más sentido común, más responsabilidad afectiva y moral.

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