Un inquilino de un bloque de viviendas de Las Gabias, Granada, ha permanecido atrincherado este jueves en su casa durante casi ocho horas tras negarse a ser detenido por la Guardia Civil después de acumular más de 40 denuncias por destrozos, acoso y amenazas a sus vecinos. Tras los intentos de un negociador de hacer que dejara el edificio, a las 19.30 horas la Guardia Civil ha tenido que intervenir y entrar en la casa para desalojarle y, finalmente, detenerle.

Según han señalado el Instituto Armado y los propios vecinos, el hombre, pensionista de 66 años, contaba con cinco bombonas de butano dentro de la vivienda, por lo que a las 11.00 horas se ha ordenado el desalojo del edificio, se ha acordonado la calle y se ha enviado una dotación de expertos en explosivos de los Tedax. 

Hasta la zona se han desplazado además otros agentes de la Guardia Civil y una dotación de Bomberos. Asimismo, la empresa responsable del servicio de gas ha cortado el suministro del edificio para impedir cualquier deflagración. 

Los hechos han comenzado sobre las 10.00 horas, cuando la Guardia Civil se ha desplazado hasta el domicilio del hombre para su arresto por un delito continuado de daños. En ese momento, el individuo se ha negado a entregarse voluntariamente, ha salido corriendo y se ha metido en su casa. Tras ello, las autoridades han evacuado a los vecinos. Hasta 50 personas han tenido que abandonar sus casas. 

Tras encerrarse, el atrincherado ha asegurado que el bloque era suyo y ha argumentado que no podía ser detenido por las autoridades porque cuenta con la "inmunidad diplomática que le otorga haber trabajado para diferentes grupos de inteligencia".

"La situación está muy convulsa porque ha vuelto a amenazarnos con hacer volar el bloque", ha dicho el presidente de la comunidad, Francisco José Sánchez, en un primer momento. Amenazas que se vienen sucediendo intensamente desde hace un mes, según ha podido saber 20minutos por los vecinos.

Estas personas han reconocido sentir "miedo" por este hombre, que acumula exactamente más de 40 denuncias por supuestas amenazas, intentos de agresiones y daños en sus vehículos y en el propio edificio. Por estos hechos, la Guardia Civil ya le detuvo en febrero, llegando a estar arrestado durante unas "siete u ocho horas". 

Melani ha relatado a este periódico que ella fue la primera que interpuso una denuncia tras sufrir acoso. Lo que comenzó como una relación de ayuda vecinal acabó en insistentes peticiones para mantener una relación. "Me mandaba SMS, me dejaba notas en el coche, en el buzón...", dice la vecina, que finalmente le ha demandado hasta en nueve ocasiones. 

Según detalla, este hombre llegó hace dos años al bloque sin ocasionar ningún problema. Tras varias insinuaciones, tanto a ella como a otra vecina, todo se desbocó en febrero. Priscila o Pablo, también residentes en el inmueble, narran igualmente a este diario ataques que han recibido. "Me dijo que a finales de mes compraría un arma y mataría a cada hombre, mujer y niño del edificio", afirma él.

Atlas

Otros vecinos del inmueble también han constatado que la violencia ha ido en aumento de forma reciente, especialmente durante la última semana. "Ha tirado un martillo a una vecina a la que quería dar en la cabeza; hace cinco o seis días subió con un cuchillo a la puerta de otra para rajarla y echó aceite en el suelo del patio para que se cayese; le ha rajado las ruedas a todos los vecinos y nos está destrozando el edificio", ha narrado el presidente de la comunidad. 

"Meses sin pagar"

"Lleva muchos meses sin pagar el alquiler y lo han denunciado, pero hasta que no llegue la orden de desalojo no lo pueden echar y estamos pagando todos las consecuencias", ha lamentado Sánchez. "Puede tener seis o siete personalidades diferentes, un día es un diplomático de la CIA, otro del CNI, otro de la KGB... Ha roto zonas comunes, el portero nuevo que se puso para abrir el garaje, los buzones...", ha agregado. 

Muchos de los vecinos se han enterado de la noticia a través del grupo de Whatsapp conjunto, ya que en el momento de los hechos no se encontraban en casa. Además de vivir atemorizados, aseguran que han llegado a instalar un sistema de videovigilancia de hasta 2.000 euros en el garaje comunitario para controlar sus movimientos por el inmueble, un edificio que cuenta con 18 viviendas en las que residen más de 30 personas, entre ellos siete niños.