El BCE mantiene los tipos de interés en máximos históricos por quinto mes seguido

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde anuncia que los tipos seguirán congelados en máximos históricos.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde anuncia que los tipos seguirán congelados en máximos históricos.
RONALD WITTEK / EFE
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde anuncia que los tipos seguirán congelados en máximos históricos.

El Banco Central Europeo (BCE) ha optado por mantener los tipos de interés oficiales del euro en los máximos históricos alcanzados el pasado septiembre por quinto mes consecutivo. La institución que preside la abogada francesa Christine Lagarde se ha ceñido al guion y retrasará todavía más la esperada primera bajada de tipos, que condicionan los costes que tienen que pagar los hogares y empresas endeudados a tipo variable para atender sus préstamos. Por tanto, los tipos de interés se mantienen en un rango que va desde el 4% con el que el BCE retribuye los depósitos al 4,5% de su tipo principal de refinanciación.

El alivio que tanto tiempo llevan esperando las familias y firmas endeudadas —fundamentalmente los hipotecados— todavía tardará un poco más en llegar. El euríbor, que se mueve influido por las decisiones del BCE, se sitúa a estas alturas de mes en 3,74%. Algo por encima del 3,67% registrado en febrero, pero en un nivel estable desde diciembre del año pasado. Esto se traduce en que hay hogares que están viendo cómo la cuota que pagan por su hipoteca se ha reducido muy ligeramente, mientras que otros todavía han visto cómo en febrero su mensualidad aumentaba un poco más. 

Para notar cambios verdaderamente tangibles habrá que esperar a las primeras bajadas de tipos, que todo apunta a que se demorarán hasta junio. El banco central del euro necesita ver que todos los indicadores que maneja apuntan de forma clara y estable que la inflación va a volver al redil del 2% que persigue la institución. En estos momentos, la principal preocupación del organismo es el fuerte ritmo al que están creciendo los salarios en la eurozona y la inflación de los servicios. En febrero, los precios del consumo de la eurozona eran un 2,6% superiores a los de 2023, pero la inflación de los servicios se mantenía todavía en el 4%. 

"Aunque la mayoría de los indicadores de inflación subyacente han seguido disminuyendo, las presiones internas sobre los precios siguen siendo elevadas, en parte debido al fuerte crecimiento de los salarios", reza el comunicado con el que el BCE ha hecho pública la decisión de mantener los tipos. Los últimos datos sobre salarios negociados en la eurozona sitúan el incremento retributivo en el 4,5% en el cuarto trimestre de 2023, dos décimas menos que en el trimestre anterior. Sin embargo, el dato del primer trimestre no se conocerá hasta el próximo mayo y a esto se aferra el BCE para no dar su brazo a torcer todavía. Lagarde lo ha resumido bien en la rueda de prensa posterior a la reunión de gobernadores. "Sabremos un poco más en abril y mucho más en junio". 

Junto al comunicado, el banco central ha publicado nuevas previsiones macroeconómicas que rebajan las expectativas de crecimiento e inflación para 2024. El BCE espera ahora que este año concluya con una inflación general del 2,3%, cuatro décimas por debajo de la previsión de hace tres meses. Además, se ha revisado dos décimas a la baja el crecimiento esperado para 2024, que se queda en el 0,6%. Con una previsión de inflación cada vez más cercana al 2% y una expectativa de crecimiento muy débil y a la baja, el BCE tiene cada vez menos argumentos para no bajar los tipos.

El BCE ha decidido desde hace meses que prefiere pasarse de prudente a la hora de recortar el interés oficial de los préstamos antes que arriesgarse a una bajada prematura que pueda perjudicar su lucha contra la inflación. El problema es que esa prudencia, si se demuestra excesiva, puede perjudicar aún más a una economía europea que acumula ya más de un año estancada. 

Es importante recordar que los tipos de interés funcionan como una especie de termostato para la economía. Cuando están en niveles elevados, tomar dinero prestado resulta mucho más caro, lo que desincentiva la inversión. Las familias dejan de comprar casas y las empresas se lo piensan dos veces antes de invertir para expandirse. Además, los hogares y firmas que ya están endeudados a tipo variable tienen que pagar más por el servicio de esa deuda. Todo esto se traduce, teóricamente, en una menor demanda que acaba por bajar los precios, pero por el camino también 'enfría' la economía. Si el banco central se pasa de frenada, el resultado puede ser una recesión.

Objetivo verano

Todo apunta a que las primeras bajadas no llegarán al menos hasta el próximo 6 de junio, la fecha apuntada en rojo en el calendario de los analistas. Entonces, el BCE ya tendrá en sus manos los datos de incremento salarial del primer trimestre del año, en los que espera ver una ralentización del crecimiento retributivo.

"En junio se dispondrá de un número suficiente de datos que confirmarán que la bestia de la inflación ha sido realmente domada o que apuntan a nuevas presiones al alza de los precios", valora Carsten Brzeski, jefe global de macro en ING. Por lo pronto, los mercados monetarios ya dan por hecho que habrá al menos tres bajadas de tipos este año por un total de 100 puntos básicos. 

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