El 'suelo pegajoso' o por qué a las mujeres les cuesta salir de los puestos más precarios

El suelo pegajoso
El suelo pegajoso
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El suelo pegajoso

Setecientas ochenta horas. ¿Cuántas cosas caben en treinta y dos días y medio? Este es el tiempo de más que dedican las mujeres en España -frente a los hombres- a las tareas de cuidados. Cada año. 780 horas que marcan la diferencia y perpetúan la segregación del mercado laboral, los roles de género y la desigualdad entre hombres y mujeres.

Porque, al fin de cuentas, en esta carrera de fondo, el tiempo lo es todo. Mientras los hombres disponen de él para emplear en su formación, en su crecimiento personal y laboral y en su ocio, las mujeres continúan siendo las encargadas de cuidar - emplean 15 horas más por semana-. Por lo que no es de extrañar que sean ellas quienes abarquen el 75% de la contratación a tiempo parcial, o que sus condiciones laborales sean peores.

La brecha salarial: más de 5000 euros de diferencia

Según los últimos datos del Instituto de las Mujeres, en total, las ganancias anuales de las mujeres en España son 5.212 € menos que las de los hombres. Esto supone, no solo que ellas deben trabajar dos meses más para ganar lo mismo, sino que "no se está cumpliendo la obligación de retribuir igual los trabajos que son iguales o tienen el mismo valor". 

El caldo de cultivo para esta desigualdad laboral -y salarial- está compuesto de varios ingredientes: uno de ellos, claro está, es la disponibilidad de tiempo. La jornada parcial explica más de la mitad de esta brecha salarial de género porque, actualmente, según un informe de Comisiones Obreras, frente al 93,2% de los hombres asalariados con contratos a jornada completa, hay un 77,4% de mujeres.

Las razones de esto, recaen en gran parte, en el reparto de los cuidados, porque mientras la mitad de las mujeres que trabajan a tiempo parcial lo hacen por la imposibilidad de encontrar un empleo a jornada completa (51,7%), muchas otras por tener que cuidar de personas menores, enfermas, incapacitadas o mayores (16,2%).

¿Agrietando el techo de cristal?

La buena noticia es que, en España, por primera vez en la historia, las mujeres están ocupando el 40% de los puestos directivos, según el informe 'Women in Business 2024' que desde hace veinte años elabora la Grant Thornton (GT) para medir la representación de las mujeres en puestos de alta dirección en las compañías de este segmento. Lo que quiere decir que la lucha feminista y "las estrategias en favor del liderazgo femenino directivo funcionan".

La mala es que es insuficiente y "los avances siguen siendo lentos". Además, el informe apunta que "los datos globales reflejan que al ritmo actual la paridad mundial en las empresas no se alcanzará hasta 2053". Por lo que aunque se está comenzando a agrietar, aún queda un largo camino para romper el techo de cristal, es decir, los factores que obstaculizan el acceso de las mujeres a los escalones más altos.

Caminar sobre un 'suelo pegajoso'

Poner el foco en lo alto de la pirámide está bien. Sin embargo, el movimiento feminista reclama la necesidad de prestar atención a las mujeres dentro de los sectores feminizados y más precarizados. Es decir, aquellas mujeres que caminan sobre un 'suelo pegajoso' que las impide salir de los niveles más bajos y las atrapa en trabajos de bajos salarios y posibilidad de crecimiento muy reducida, como son los relacionados con los cuidados, la limpieza o las atenciones personales, donde ni siquiera hay posibilidad de toparse con el 'techo de cristal'.

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De hecho, en sectores con un fuerte componente de cuidados como las actividades sanitarias y de servicios sociales, otros servicios y la educación, las mujeres suponen más del 60%.

Este término, 'suelo pegajoso' concentra, no solo "los mecanismos que se aplican a las mujeres para mantenerlas en los puestos jerárquicos bajos y medios" como apuntaba Angélica Sofía Bucio en su tesis 'La mujer mexicana entre el techo de cristal y el suelo pegajoso', sino la barrera que se deriva del cansancio que acarrean muchas mujeres por el hecho de realizar una doble jornada, la de su ámbito laboral y la de su ámbito doméstico.

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