Del "quiero hablar con el ingeniero" a normalizar ser directivas: las mujeres del sector fotovoltaico reclaman visibilidad

  • Una iniciativa de la UNEF activa a cientos de mujeres del sector renovable que reclaman su lugar en términos  laborales y de igualdad.
  • "La intención implicar a las empresas para promocionar a las mujeres para alcanzar puestos directivos", dice una de sus promotoras.
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La falta de igualdad se registra en todo tipo de ocupaciones dentro del sector fotovoltaico.
EFE
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Son jóvenes ingenieras con recién llegadas al diseño y construcción de parques fotovoltaicos o experimentadas consultoras y pioneras en el sector renovables. Desde hace meses, cientos de mujeres del sector de la energía solar comparten experiencias, se avisan de oportunidades laborales, quedan en todo tipo de congresos, ferias y eventos y mantienen conversaciones en las que inevitablemente surgen también quejas por la desigualdad en un sector "masculinizado" como el de la energía. Este foro partió de un grupo de whatsapp que crearon a finales del año pasado mujeres de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), la mayor asociación empresarial de este ámbito, para hacer un encuentro entre profesionales y con los meses ha evolucionado en un hervidero de ideas, vitalidad y ganas de reivindicar el papel de las mujeres en el sector renovable, desde las escalas más básicas hasta la cúspide de las empresas.

"Mujeres solares" echó a andar una tarde de noviembre del año pasado, con decenas de mujeres tomando un vino a última hora de la tarde de un jueves. Allí se escucharon experiencias que van desde la responsable de la construcción de un parque fotovoltaico al que el operario le perdona la vida con la mirada cuando le dice que "ese cable está mal puesto", hasta la directiva que lamenta que en los procesos de selección los hombres "piden la Luna" mientras las mujeres tienden a minusvalorarse. Pasando por la 'moda' de contar con la presencia de mujeres en congresos y mesas redondas solo como una 'cuota' que, en algunos casos, permitan tener un patrocinio.

La iniciativa no ha hecho más que crecer, con un claro objetivo de promocionar a la mujer en el sector de las energías renovables, para que ver directivas en estas empresas deje de ser una rareza o una cuota. La semana que viene, lanzarán esta Red en Barcelona, se está elaborando un estudio de Empleo y Diversidad de la mano de EDP y BBVA y para mayo ya están organizando un evento sobre I+D+i con el Ministerio de Ciencia e Innovación, aprovechando que su titular, Diana Morant, es ingeniera de Telecomunicaciones, otra carrera STEM a la que se quiere atraer a más niñas y chicas. 

"La necesidad [de crear esta red] nace de que el sector de las energías renovables y de la transición energética tiene una gran necesidad de talento y estamos teniendo muchos problemas para cubrir puestos de trabajo nuevos y es importante generar un contexto en el que mujeres que no se planteaban entrar en el sector lo hagan", explica Alba Fernández, directora de asuntos regulatorios de la eléctrica HolaLuz, vicepresidenta de la UNEF y una de las promotoras de una iniciativa que busca que las mujeres "jueguen su baza" en un "sector tradicional, representado en su mayoría por hombres". 

Aunque el sector renovable ya supone un avance con respecto al de la energía tradicional, la intención es "implicar a las empresas para promocionar a estas mujeres, capacitarlas y darles las herramientas para que las mujeres puedan crecer y encontrar oportunidades para alcanzar puestos directivos", explica Fernández, muy sorprendida, para bien, de la respuesta que ha tenido la red entre las mujeres del sector.

Visibilizar la presencia de las mujeres en el sector renovable es una de las claves en las que coinciden todo tipo de expertos como punto de partida para alcanzar metas que van desde la igualdad básica de oportunidades entre hombres y mujeres en el lugar de trabajo hasta la cúspide, que la masa de directivas en empresas del sector renovable se asemeje a la presencia de hombres. 

Sector masculinizado

En 2019, un estudio entre empresas del sector realizado por la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) indicaba que la participación de las mujeres en este sector era del 32%, que era más que el 22% de media en empresas petroleras y gasistas, pero todavía con una escasa participación femenina en puestos técnicos y directivos. Según este estudio, de ese 32% de mujeres de media en empresas del sector renovable, el 45% trabajaban en puestos administrativos, el 35% en puestos "no STEM" y solo el 28% tenían labores relacionadas con disciplinas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Más recientemente, la Fundación Naturgy hacía un primer diagnóstico a nivel nacional de la presencia de mujeres en el sector de las energías renovables que concluía que constataba la brecha de género que todavía existía en 2022: las mujeres representan solo el 18,2% del empleo relacionado con la transición ecológica, muy por debajo a su participación general n el mercado laboral (47%) y el 44% de ellas trabaja en puestos administrativos.

"Quiero que las mujeres se sientan donde se deciden las cosas que importan. Hay mujeres que son ingenieras pero tienen que llegar a ser ejecutivas",

"Me doy cuenta de que es un sector masculinizado pero también que las mujeres tenemos mucho trabajo que hacer más allá de quejarnos permanentemente, que está muy bien porque hay que seguir peleando", dice desde Chile Marta Alonso, actual gerente general para América Latina de Global Energy Services y con experiencia en distintas grandes empresas y países en el sector de las renovables desde 1998. Desde entonces, también ha experimentado situaciones de desigualdad "clarísimas por ser mujer", en la que su opinión no se tuvo tanto en cuenta que las de los hombres o de ver cómo mujeres se "masculinizaban" para ponerse a la altura de los varones. "Quiero que las mujeres se sientan donde se deciden las cosas que importan", dice sobre la necesidad de que lleguen a puestos de dirección, no tanto a los consejos de administración que no llevan el día a día de las empresas. "Es lo que tenemos que lograr, también que haya cada vez más mujeres ingenieras, en departamentos de compras, financieros, de regulación. Hay mujeres que son ingenieras pero tienen que llegar a ser ejecutivas", reivindica.

Otro factor es que de las facultades siguen saliendo menos mujeres ingenieras. "Es verdad que las áreas de ingeniería técnica hay menos mujeres pero porque no hay tantas como hombres, es una realidad y un reflejo de lo que hay en las carreras", afirma Carolina Álvarez, socia Isemaren, una ingeniería de consultoría centrada en renovables, que sin embargo sí cree que la presencia de la mujer está cada vez más extendida a todos los ámbitos. También ha tenido que vivir situaciones en la que no se la ha tratado igual a un hombre o que aguantar comentarios fuera de lugar -el "tú te quedas esta noche durmiendo y yo me llevo a tu compañero de fiesta", en algún congreso-, aunque "me entra por un oído y me sale por el otro" porque su mensaje es otro: "Situaciones desagradables me han pasado pero quiero orientarlo de manera más positiva. Las mujeres tenemos que ser conscientes de nuestras capacidades y sentirnos bien para decidir o no promocionar".

Ingenieras devaluadas

En el camino hasta llegar a los puestos de dirección, sin embargo, hay muchas más piedras en el que hacen las mujeres frente al de los hombres, en buena medida por problemas que van mucho más allá de la categoría profesional y que se anclan a las actitudes machistas que siguen existiendo. En cualquier ámbito y también en el de las energías renovables, que beben del sector de la energía y este, a su vez, del de la construcción.

María, nombre ficticio, conoce bien los dos terrenos. Ingeniera química en la cuarentena, empezó viéndoselas con operarios en obras de construcción para quienes inevitablemente era "la niña". Hace siete años saltó al sector renovable en el que trabaja desde hace siete años, ahora analizando terrenos y diseñando plantas fotovoltaicas. "Me he encontrado con casos de montar unos equipos en el terreno y preguntarme que quién lo ha hecho porque yo soy muy delicada o de llegar a una obra y que me pregunten quién es el ingeniero. Cuando respondo que soy yo, la respuesta es 'bueno, pues a ver cómo está esto".

Con todo, considera que el sector de las energías renovables no es tan desigual que el de la energía en general o el de la construcción, seguramente porque cada vez hay más mujeres y porque, en general, los tiempos cambian para todos y ya no son de recibo comentarios sobre el físico como los que pueden escucharse en cualquier parte. "En las renovables no hay tanta diferencia porque cada vez hay más chicas", dice María que, no obstante, sabe que tiene la batalla perdida si su interlocutor para la venta de un proyecto renovable procede de determinados países. "Hay países en los que puedo mandar un correo y unos datos y hasta que no les escribe mi jefe...". 

"No es tanto el ingeniero, que trabajas con él y te evalúa, sino el alto cargo que lleva 50 años en el sector y no lo admite [la presencia de mujeres] y las personas que están en la obra"

"No es tanto el ingeniero, que trabajas con él y te evalúa, sino el alto cargo que lleva 50 años en el sector y no lo admite y las personas que están en la obra", explica Beatriz Barroso, responsable de Marketing de Fundeen, una plataforma que promueve inversiones, también pequeñas de a partir de 500 euros, en proyectos de energías renovables y que estos días anda inmerso en una campaña- llamada "Reales"- para exponer las situaciones de desigualdad que existen en este sector. Alertados por una reciente encuesta del CIS que concluía que el 44% de los hombres creen que el feminismo ha llegado "demasiado lejos", se lanzaron a recoger testimonios, también entre las mujeres del Foro SOLAR UNEFETC. La pregunta era simple: "¿Con qué frase has tenido que cargar en tu entorno solo por el hecho de ser mujer?" y en cuatro días recibió más de cien respuestas anónimas, no todas utilizables por "denunciables".

Su conclusión es que "el rol de la mujer no está aceptado en el sector" después de leer experiencias de ingenieras a las que se confunde sistemáticamente por la secretaria, que aguantan comentarios del estilo "si fuese mi hija me daría vergüenza por estar en un trabajo de hombres" o que se han visto participando en reuniones en las que sus compañeros hombres las han mandado a hacer fotocopias o café. "En general, los comentarios visibilizan a la mujer como un objeto y devalúan el hecho de que sean ingenieras", resume Barroso, que ha quedado "bastante impactada" por relatos que, dice, son "solo la punta del iceberg" y "evidencian todo el camino que nos queda por recorrer".

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