La excedencia laboral es una fórmula que permite a los trabajadores suspender de forma temporal la relación laboral (así como la retribución salarial y las cotizaciones a la Seguridad Social) con su empresa por diferentes motivos contemplados por la ley.
Las empresas están, por lo general, obligadas a concederlas, y dependiendo de las condiciones, los requisitos y las razones, pueden tener una duración u otra.
Y es que, según lo contemplado en el Estatuto de los Trabajadores, hay cuatro tipos de excedencia: voluntaria, por cuidado de hijos, pactada o forzosa; cada una de ellas con sus propias características y duraciones.
¿Cuánto puede durar una excedencia?
En las excedencias voluntarias, aquellas que el empleado solicita por decisión propia, la duración puede ir desde los cuatro meses hasta los cinco años. Para solicitarla, se debe tener una antigüedad de, al menos, un año y no haber solicitado una excedencia en los últimos cuatro.
En las excedencias por cuidado de hijos, una variante de las voluntarias, pero asociadas al cuidado de un menor, el plazo es de un máximo de tres años para cuidar de sus hijos.
Para las excedencias pactadas mediante acuerdo entre empresa y empleado, la ley da margen a que se establezcan las condiciones concretas en el pacto entre empleador y trabajador.
Por último, las excedencias forzosas, aquellas que se producen cuando un trabajador tiene que ocupar un cargo público, su duración es igual al tiempo que dure la ocupación del empleado en dicho cargo público.
Las empresas deben readmitir al empleado
Las empresas, como norma general, deben readmitir a sus empleados tras una excedencia, pero en el caso de las excedencias forzosas, se garantiza la readmisión en el mismo puesto, mientras que en las excedencias voluntarias y por cuidado de niños, se garantiza la readmisión, pero no tiene por qué ser en el mismo puesto (algo sujeto a la disponibilidad del puesto de trabajo o de la empresa). En el caso de la excedencia pactada, dependerá de lo dispuesto en el acuerdo.
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