Así son Carmela y Rocío, las discretas hijas de Joaquín Sabina

Joaquín Sabina aplaza sus conciertos en A Coruña por problemas de salud
El cantautor Joaquín Sabina, en uno de sus conciertos.
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Joaquín Sabina aplaza sus conciertos en A Coruña por problemas de salud

"Un día les propuse si querían cambiarse el apellido, porque al fin y al cabo Sabina es el que yo me he hecho y me dijeron que ni hablar". Así contaba en una entrevista Joaquín Sabina la negativa que recibió por parte de sus hijas para que comenzaran a utilizar su segundo apellido, el más conocido y artístico, en lugar del primero, Martínez. Pero Carmela y Rocío, los nombres de los dos frutos que dio su matrimonio con Isabel Oliart, siempre han preferido llevar una vida más discreta. O, al menos, no con tanta exposición mediática... Y eso que una de ellas es ganadora del Goya.

El cantautor jienense, a pesar de haberse tenido que exiliar por su ideología de izquierdas duraten la etapa del tardofranquismo —y haberse casado en aquella época con una argentina, Laura Inés Correa—, se enamoró ya divorciado de la hija de Albert Oliart, quien fuera ministro de Industria con Adolfo Suárez y la UCD. Hay dos versiones: una idílica, sobre que se conocieron sin saber quiénes eran y que el flechazo estuvo por encima de la política; y otra, que Isabel entró en el bar Elígeme, de Madrid, y ambos pasaron la noche juntos, a pesar de que a Sabina sí le dijeron quién era ella.

Sea como fuere, y aunque nunca llegaron a pasar por el altar y a darse el "Sí, quiero", lo cierto es que Isabel fue una de las parejas más longevas del autor de éxitos como 19 días y 500 noches o Peces de ciudad. Estuvieron 12 años juntos, desde 1986 hasta 1998, y ella fue la única mujer con la que tuvo descendencia: el 16 de enro de 1990 llegaba al mundo su primogénita, Carmela Juliana, y el 26 de julio de 1992, la pequeña Rocío.

"La verdad es que no entiendo por qué tenemos que ser personajes. Desde muy pequeñas nuestro padre ha intentado protegernos de la prensa y aunque es cierto que nuestra vida profesional se ha cruzado en algún momento, el importante es él y sus conciertos, no nosotras", declaró, ya adulta, Carmela en unas palabras recogidas por la revista Vanity Fair. Los primeros años, eso sí, la relación fue casi inexistente, dado que el cantautor no fue precisamente un padre ejemplar.

"Digamos que yo no empecé a hablar con mis hijas hasta que tuvieron edad de hablar conmigo. También es verdad que aquella época yo daba 120 conciertos al año y ellas cuando veían un avión decían: 'Adiós, papá", reconoció Joaquín Sabina, quien, aunque vivió una relación extramatrimonial con la modelo mallorquina Cristina Zubillaga mientras seguía casado con Isabel, algo que afectó a su relación con sus hijas, con el paso de los años sí se volvió más responsable y paternal con ellas.

De hecho, acabó escribiéndoles sendas canciones a cada una de ellas, Ay, Carmela y Ay, Rocío, "para que no tuvieran envidia", se justificó, así como sus nombres aparecieron en otro reconocido tema del artista: A mis cuarenta y diez. Por contra, ellas han dado a conocer que, de quedarse con alguna, lo harían con Y sin embargo (Carmela) y La canción más hermosa del mundo, según Rocío.

Tanta ha sido la protección que el cantautor de 75 años ha procurado a sus hijas ante los medios que pocas son las fotografías familiares o las imágenes que se tienen de ellas. De hecho, Carmela tiene su Instagram, con algo más de 900 seguidores, privado mientras que Rocío, aunque ha tenido cuenta en Facebook y Twitter, siempre con su verdadero nombrey sin referencia a Sabina, hace tiempo que no realiza ningún post.

Carmela Martínez Oliart, de 34 años, sí que es bastante más asidua a las cámaras. No por nada se dedica a la producción de cine, siendo socia de una productora, Estela Films, junto a su amigo Félix Tusell. "Nacida en Madrid en 1990 [...] Carmela siempre tuvo un pie en el mundo del espectáculo. A la edad de 20 años descubrió una temprana vocación de producción, que le llevó a matricularse en la ECAM, en la especialidad de Producción, donde fuera primera de su promoción, y fue estudiando allí donde decidió encaminar sus pasos hacia el mundo del cine", reza su biografía.

Ha desfilado por la alfombra roja del Festival de Cine de San Sebastián en varias ocasiones, dos de ellas junto a su padre, ya que este colaboraba con un tema hecho ad hoc en la producción que presentaban. El primero de ellos fue Epitafios, un cortometraje realizado en el año 2014 escrito y dirigido por María Ballesteros en el que también colaboraron su madre, su hermana e, incluso, su abuelo, Alberto Oliart. La segunda ocasión fue en 2018, con la última cinta de José Luis Cuerda, Tiempo después.

Además de haber trabajado asiduamente con otros reputados artistas como Arturo Valls (Los del túnel, Camera Café. La película), Carmela fue la responsable del videoclip de su padre Lo niego todo, donde tanto ella como su hermana hacen un cameo, y del cortometraje de 2021 realizado por Verónica Echegui Tótem Loba, que se llevó el premio Goya a mejor cortometraje de ficción —casualmente en la misma gala en la que actuó su padre junto a Leiva—.

De la pequeña, de Rocío Martínez Oliart, apenas si se tienen datos aleatorios como que le gusta escribir poesía como a su padre, que practica yoga y que le encanta la comida japonesa. Una de sus últimas publicaciones en Facebook, en 2017, era su fotografía de perfil junto a una posible pareja. Además, tenía un colectivo artístico llamado La llamada de las llamas junto con la ilustradora y diseñadora Noelia Portilla. En él, la hija de Joaquín Sabina escribía algunos de sus versos.

Además, también fue firmante, como trabajadora de la editorial Enclave de Libros, del manifiesto En defensa del libro en mitad de la pandemia por el coronavirus. Asimismo, es una apasionada de los tatuajes y mostró algunos de ellos en 2018 cuando hizo de modelo para la firma de ropa artesanal y vestuario artístico Carmen17.

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