Como cada cuatro años, este mes de febrero cuenta con un día más: con el fin de reajustar el calendario para mantener la correspondencia entre el año cronológico y el año astronómico, el 29 de febrero marca un día atípico que solo vemos en el calendario de años que, como 2024, son bisiestos.
Este día tan particular cuenta, como cualquier otro día, con un lugar asignado en el santoral católico, con la salvedad de que su santo se celebra, como es lógico, cada cuatro años. El 29 de febrero es, precisamente, San Dositeo de Palestina, y su día se conmemora por primera vez desde el estallido de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, territorio del que este santo es patrón.
Dositeo de Palestina, patrón de Gaza
Palestina ocupa un lugar destacado en la historia: ha sido un lugar de confluencia para pueblos y civilizaciones, y un lugar trascendental para entender los orígenes y los dogmas de las tres principales religiones del mundo: musulmanes, judíos y cristianos.
Allí vivió Dositeo de Palestina, que según la tradición nació y murió en la ciudad de Gaza durante el siglo VI. Dositeo habría sido durante su juventud un militar entusiasta y decidido del ejército de Constantinopla, capital del Imperio Bizantino al que pertenecía Palestina.
Durante sus campañas militares tuvo oportunidad de conocer las enseñanzas cristianas y los Santos Lugares del cristianismo, por los que transcurrió la vida de Jesucristo, como Jerusalén o Getsemaní, el jardín a los pies del Monte de los Olivos en el que Jesús fue arrestado para ser crucificado.
Fue militar antes de renunciar y convertirse en monje
Fue allí donde, según la tradición, Dositeo contemplo unas pinturas sobre el infierno, sus tormentos y la posibilidad de una condena eterna por sus actos. Aterrado, aquella visión fue un punto de inflexión en su vida: decidió abandonar su vida y su prometedor futuro como militar y volvió a su Gaza natal para convertirse en monje.
Las crónicas cuentan que, durante el resto de su vida, Dositeo practicó un altruismo y un desapego completos, llevando una vida tranquila y dedicada a los demás, atendiendo a enfermos inspirado por las enseñanzas de los evangelios. La tradición del santoral cuenta que llegó incluso a desprenderse de sus libros o sus herramientas con las que trabajaba su huerto. Falleció cinco años después de su conversión a monje, en el año 530 en su Gaza natal, al contraer una enfermedad
Su desapego de lo material y su vida ejemplar como monje fueron honrados por diferentes fes cristianas: es considerado santo por las iglesias ortodoxa, copta y católica, que precisamente celebra su memoria este 29 de febrero, cada cuatro años.
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