La obra de teatro Cacophony ha desatado en Barcelona una polémica entre la Sala Beckett y el club de fútbol Espanyol. Según la entidad deportiva, la obra dirigida por Anna Serrano -que se representa en la sala- puede considerarse “una falta de respeto al club” ya que uno de los protagonistas es un futbolista violador que se vincula al club blanquiazul. En un comunicado, el equipo expresa su preocupación y defiende que en sus filas “nunca se ha vivido una situación como la que se plantea”.
Según recoge la Sala Beckett, la pieza teatral narra la historia de Abi, una chica que publica un artículo de opinión tras una manifestación contra la sentencia de un caso de violación. A raíz de su publicación, Abi se convierte en una figura pública y se coloca en el punto de mira. Estos hechos entrelazan la popularidad y la humillación, y la obra explora el poder que tiene las redes sociales a la hora de alabar o cancelar a alguien en cuestión de segundos.
La sala ha respondido a las acusaciones del equipo con dureza, en un comunicado en el que se muestran incrédulos y defienden que, en la obra, “una historia de ficción, en un momento dado los personajes hacen referencia a un jugador inventado del Espanyol que figura que ha sido acusado y absuelto de violación”.
Según ellos, la interacción entre los personajes respecto a este tema sirve para que discutan “si el hecho de tratarse de un jugador de 2ª división puede haber influido o no sobre la sentencia”. Además, añaden que “el jugador en cuestión ni siquiera aparece en la obra" y que hay que saber diferenciar entre teatro y vida real. "Esto requiere un pequeño esfuerzo intelectual, todo el mundo lo puede hacer, no es difícil y es una manera de poder tomar distancia y evitar así posicionamientos fanáticos", añaden.
Así como el Espanyol denuncia la vinculación del personaje al club, desde la sala señalan que el club “demuestra un absoluto desconocimiento de los hechos y una ignorancia total del sentido de la cultura en democracia” ya que, su queja “supone un atentado directo, ya no únicamente contra la libertad de expresión, sino contra la dignidad misma del teatro y del arte en general, alimenta irresponsablemente una falsa polémica, y pone en peligro la integridad de personas concretas”.
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