La llegada de la Covid supuso un punto de inflexión en el ocio nocturno de la capital catalana. Muchas discotecas tuvieron que cerrar por la situación pandémica que se estaba viviendo en aquellos momentos. Un ejemplo fue la Sala Tango de Barcelona, ubicada en la calle Diputació 94, que tras 36 años de historia tuvo que bajar la persiana en noviembre de 2020. Más de tres años después, los rumores sobre su reapertura empezaron a recorrer las calles de Barcelona hace unos meses, sobre todo, en la Nova Esquerra del Eixample, donde sus vecinos no tardaron en mostrar su oposición a esta posibilidad.
En los edificios de la calle Diputació cercanos a la antigua sala, han colgado pancartas en los balcones, con lemas como "Discoteca no" o "Sala Tango no".
Desde 2016, la Sala Tango era el lugar de referencia del Eixample para fiestas LGTBI. Sus más de 2.500 metros cuadrados ofrecían durante el fin de semana un ambiente totalmente orientado a este colectivo. Cuando el Grupo Arena, gestor de la discoteca, decidió cerrarla, señaló que “tras meses de lucha y protestas”, la situación se había vuelto “insostenible”. Tres años después, los vecinos empezaron a percibir movimientos en la sala.
Incidentes violentos y dos asesinatos
Uno de los rumores era que el espacio abriría con el nombre de la Sala Brisas, una discoteca que meses atrás, también había cerrado. Esta sala había estado relacionada con incidentes violentos y dos asesinatos, por lo que empezaron las quejas vecinales. Finalmente, la idea de instalar allí Brisas no prosperó y ahora el Grupo Arena busca reabrir la Sala Tango.
Este diario ha preguntado a un trabajador de una tienda de la zona, que ha preferido mantenerse en el anonimato, qué es lo que piensan los vecinos acerca de esta posible reapertura. “Tienen miedo. Mucho miedo de que se abra una discoteca en la que prevalezcan las navajas y las peleas”, ha contestado.
Negociaciones para reabrir la Sala Tango de Barcelona
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