Un estudio del CREAF alerta de que las fuentes del Mediterráneo están en riesgo por el aumento de la temperatura y la sequía

  • Más de 30 se han secado en Cataluña desde 2013.
La Font del Sot, en Dosrius, con poca agua.
La Font del Sot, en Dosrius, con poca agua.
CREAF
La Font del Sot, en Dosrius, con poca agua.

Un estudio del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) alerta de que las fuentes de la región mediterránea se secan. Los autores señalan las olas de calor continuadas y los episodios de sequía, como algunas de las principales causas de este acontecimiento, así como la contaminación del agua procedente de la agricultura y ganadería intensiva, por los microplásticos y por los fármacos.

Según los resultados de la investigación, su pérdida es un dato preocupante, puesto que "son puntos calientes de biodiversidad que acogen multitud de especies", como algunos musgos, anfibios y crustáceos. Además, la publicación también revela que el 46,2% de 31 fuentes en Cataluña se han secado desde que empezaron a hacer seguimiento en 2013.

"Esto nos da pistas de lo que puede estar sucediendo en otros lugares", alerta Marcos Fernández-Martínez, investigador del CREAF. Fernández-Martínez recuerda que el clima mediterráneo se caracteriza por ser árido y con pocas precipitaciones y que, como consecuencia, "las fuentes representan pequeños oasis húmedos que, normalmente, se encuentran dispersos en el paisaje y aislados entre sí".

Puntos calientes de biodiversidad

Una imagen de un sapo partero común Alytes obstetricans.
Una imagen de un sapo partero común Alytes obstetricans.
A. Benito

Según indica, esto precisamente facilita que haya un alto número de especies endémicas -únicas de una o pocas fuentes-. Algunos ejemplos típicos son el musgo formador de piedra tosca Palustriella commutata, el sapo partero común Alytes obstetricans, la Apopellia endiviifolia o varias especies de crustáceos.

"El problema es que cuando se secan, estas comunidades desaparecen con ellas", subraya. El investigador y autor del estudio asegura que en Cataluña ya se ha observado que han desaparecido algunos ecosistemas de fuentes en el Montseny, como por ejemplo la Font de les Nàiades, o en el Maresme la Font del Ferro, entre otros.

Asimismo, el estudio señala que, además de la riqueza que habita en las fuentes, estas también constituyen refugios climáticos donde los animales acuden para protegerse del calor, beber agua o reproducirse.

"Se observan desde ciervos o pájaros que se hidratan a salamandras, que buscan un ambiente fresco, o larvas de sapos que necesitan el agua para crecer y, con el cambio climático, esta función es cada vez más necesaria", comenta Fernández-Martínez.

Situación crítica en Cataluña

El año pasado constataron que, contando todas las 31 fuentes que habían empezado a estudiar en 2013, se había experimentado una reducción del 92% en el caudal de agua y prácticamente la mitad ya estaban secas. El equipo que ha hecho el seguimiento ha identificado tres factores.

Por un lado, los episodios de sequía de 2021-2022, puesto que durante estos años llovió un 30% menos en comparación con el periodo 2011-2012. Otro factor importante es que la temperatura ha aumentado de media unos 0,6 °C en esta última década, lo cual provoca que el agua se evapore más.

Y por último, la contaminación derivada de los cultivos intensivos. En este trabajo se emplean fertilizantes, herbicidas e insecticidas, que pasan a través del suelo y llegan a los acuíferos", explica Estela Romero, investigadora del CREAF.

Medidas para conservar y restaurar

Para recuperar las fuentes y la vida que acogen, la investigación incluye varias propuestas. Una de las soluciones para recuperar las fuentes y la vida que acogen es la de restaurar y mantener el caudal de agua de las que todavía funcionan; por ejemplo, retirando las colas de guilla que colonizan los conductos, para facilitar que el agua mande de nuevo.

Otra de las medidas es la de devolver a la fuente su estado natural, particularmente en aquellas que ya no se utilizan; esto implica potenciar la vegetación en los alrededores, permitir que el agua se filtre por las cañerías para crear pequeños charcos o crear muros de piedra para que los anfibios puedan protegerse del calor.

"En este proceso de restauración también es importante no retirar plantas y musgos, sino dejar que se desarrollen libremente", explica Fernández-Martínez. 

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