Así se vive en los camerinos antes de cantar en el Wizink Center de Madrid

Easy-S se prepara en el tocador de su camerino en el Wizink Center
Easy-S se prepara en el tocador de su camerino en el Wizink Center
Julia García
Easy-S se prepara en el tocador de su camerino en el Wizink Center

Cuando consigues entrar en los camerinos del Wizink Center antes de un concierto, pues no es nada fácil lograrlo, descubres que no son como te imaginas.

Situados un par de plantas por encima del nivel de la pista, en el pasillo que los comunica hay decenas – quizá cientos – de fotos dedicadas de todos los artistas que han pasado por ellos; de Quevedo a El Kanka y de Rauw Alejandro a Raphael. Recuerda un poco a la basílica San Pablo Extramuros de Roma y sus cientos de retratos papales.

Es sábado por la tarde y el ambiente en la mítica localización madrileña, rebautizada hará unos años como Wizink aunque conocida históricamente como Palacio de los Deportes, es el de las jornadas grandes.

En la plaza Felipe II, justo fuera del recinto, hay una cola enorme de chavales de todas las edades, aunque predominan los jóvenes. Hay gente mayor, pero la media de edad es bastante baja.

Es el fin de semana del Freezr, un festival en el multitudinario recinto madrileño que acoge, en el marco de la ronda de conciertos del Inverfest, a algunos de los más destacados raperos de la escena madrileña y nacional.

Mientras que el día anterior, el viernes 2 de febrero, en el Wizink Center se citaban La Blackie, Soto Asa y La Zowi, el cartel del sábado cuenta con las actuaciones del dj y productor Blasfem, el dúo Ill Pekeño y Ergo Pro, Al Safir y Easy-S.

Este último, rapero malagueño perteneciente al colectivo Space Hammurabi, espera en los camerinos su turno para salir a cantar. Es el primero de la tanda y le tocará enfrentarse a un público todavía frío, sin embargo, acepta la propuesta de 20Minutos y recibe a este periódico en su espacio para mostrar cómo se prepara un artista para cantar en uno de los recintos más importantes del circuito de directos españoles.

“No estoy nada nervioso”, dirá nada más encontrarse con este diario. En el camerino, que es el más alejado de los habilitados por la organización para acoger a los artistas, se encuentra rodeado de los suyos; tranquilo y calentando para la jornada.

Cuando uno piensa en un concierto de rap, quizá se pueda imaginar camerinos abarrotados de fans, drogas duras de diseño y botellas de champagne de rimbombantes e impronunciables nombres rodando por el suelo, sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Easy S en los camerinos del Wizink Center de Madrid
Easy S en los camerinos del Wizink Center de Madrid
Julia García

En el camerino de Easy-S, cuando son casi las seis y apenas queda más de media hora para que el artista salga a cantar, se ve el grupo de gente del rapero, pero absolutamente nada fuera de los normal.

En la mesa del espacio, que da la sensación de ser bastante más grande por la cantidad de espejos que hay en todas direcciones, no hay ni drogas ni botellas de alcohol caras, sino un par de bandejas con medias noches y aperitivos. Alguna lata de cerveza también, pero nada más.

Mientras sus amigos y colaboradores charlan, Easy calienta hablando con unos y con otros, estirando y preparando sus in-ear, unos auriculares especiales preparados para escuchar con nitidez lo que pasa en el escenario mientras cantas. 

“Me siento bien, no me siento excesivamente nervioso porque llevo el show preparado”, afirma. “Más que nada, me siento expectante. Es cierto que voy a cantar en el Wizink, pero comparto espacio con otros artistas y no siento que sea un concierto puramente mío”.

El Palacio de los Deportes tiene su origen en 1960. Desde entonces, el recinto fue cambiando de titularidad pública – del Consejo Superior de Deportes a la Comunidad de Madrid – hasta que en 2014, tras su última ampliación, pasó a llamarse Wizink Center, llegando a conseguir un aforo máximo de 17.400 espectadores en su formato de conciertos más multitudinario, el modelo 365º.

Conseguir organizar un concierto en un espacio así, aseguran desde el equipo de los artistas, no es nada fácil y lleva bastante tiempo: “pues creo que son más de tres meses de trabajo”, explica Félix, manager de Easy.

“Hoy estamos muy petados”, asegura entre risas. “Los artistas son traperos y raperos y ya sabes cómo son. De las 150 personas máximas que pueden entrar en backstage, han traído a 120”.

En uno de los espejos de tocador del camerino, Easy hace estiramientos con los brazos para su show: “es complicado, hermano. El escenario del Wizink es muy grande. Si quieres dar un buen show, debes tener buen cardio para poder saltar de un lado para otro y estar una hora dando brincos. No es broma, ¿eh?”.

Para el malagueño, cantar en este espacio se siente muy especial, sin embargo, asegura entre risas que no tiene ningún ritual especial para concentrarse antes de un evento así: “no voy a beber nada. Ni antes, ni después del show”.

De todas las cosas buenas que le da estar en un recinto así, él cree que una de las mejores es poder estar con todos sus amigos, quienes, dice, le entretienen antes del concierto y incluso en el tren de Málaga a Madrid. 

Este artista, perteneciente al colectivo Space Hammurabi y autor del éxito La Placita – junto al también malagueño Dealossa –, ha publicado el LP largo Countach 93 y el EP Paris Tapes, grabado íntegramente en la capital francesa.

Además, en 2022 publicó Move, un EP junto a la leyenda sevillana Toteking, uno de los históricos del rap, que fue muy bien recibido entre la comunidad de la música urbana en español.

Ahora, Easy-S calienta porque está a punto de salir. En el resto de camerinos, el ambiente es similar, sin embargo, el malagueño es el encargado de abrir la jornada, el elegido para calentar a las más de 3.000 personas que, según la organización, han comprado entradas para el evento.

Antes de despedirnos, eso sí, aprovecha para lanzar un mensaje a todos sus fans: “estoy preparando un disco. No sé cuándo saldrá, pero quiero que sea en 2024”. 

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