Fue uno de los momentos más emotivos de la 66º edición de los premios Grammy. La aparición sorpresa de Céline Dion, alejada del foco mediático tras comunicar que padece el síndrome de la persona rígida (SPR), una enfermedad neurológica que le provoca la contracción involuntaria de los músculos y le afecta a las cuerdas vocales, acaparó los focos en la gala que se celebró en el Crypto.com Arena de Los Ángeles.
La cantante, de 55 años, recibió una gran ovación al salir al escenario del brazo de su hijo mayor, René-Charles Angelil, cuando entregó el premio de la categoría reina de álbum del año.
"Gracias a todos. Yo también os amo", empezó diciendo la artista, visiblemente emocionada. "Cuando digo que estoy feliz de estar aquí, lo digo de corazón", alcanzó a decir.
"Los que han tenido la suerte de estar aquí en los premios Grammy nunca deben dar por sentado el tremendo amor y la alegría que la música trae a nuestras vidas y a todas las personas del mundo. Para mí es una alegría inmensa presentar esta noche el mismo premio que dos leyendas como Diana Ross y Sting me entregaron hace 27 años. Estos son los nominados a mejor álbum del año", añadió la cantante, antes de dar paso a los nominados.
Después, anunció el nombre del ganador, Midnights, de Taylor Swift. "Me encantaría decir que es el mejor momento de mi vida, pero me siento así de feliz cuando acabo una canción (...) o cuando ensayo con mis bailarines (...) Lo único que quiero es poder seguir haciendo esto", dijo Swift al recibir el premio de manos de la canadiense.
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