Víctor Manuel de Saboya, el polémico hijo del 'rey de mayo'

Victor Manuel de Saboya y su esposa (© Korpa).
Víctor Manuel de Saboya y su esposa.
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Victor Manuel de Saboya y su esposa (© Korpa).

Hijo problemático y difícil del último rey de Italia, el príncipe Víctor Manuel de Saboya se ha ido dejando tras de si una larga estela de polémicas, que le persiguieron durante décadas y que fueron empañando el prestigio de la milenaria y regia casa de Saboya. Nacido en Nápoles el 12 de enero de 1937, en tiempos en los que Mussolini se enseñoreaba de Italia y su abuelo el rey Víctor Manuel III se veía atrapado en los designios del Fascio, el príncipe fallecido era el último eslabón de una larga e ininterrumpida secuencia de duques de Saboya, reyes de Cerdaña y, finalmente, reyes de Italia. Una línea quebrada únicamente el 2 de junio de 1946 cuando su padre, el elegante, culto y refinado rey Umberto II, se vio forzado a emprender el camino del exilio tras un plebiscito, todavía hoy poco claro y probablemente viciado de manipulación, que dio al traste con la monarquía italiana.

Un triste destino que llevó a los Saboya, Umberto, su esposa la princesa María José de Bélgica, y sus hijos, María Pía, Víctor Manuel, María Gabriela y Beatriz, a las costas de Portugal para integrarse en el nostálgico colectivo de reyes y príncipes sin tierra allí acogidos por entonces. Umberto había reinado tan solo 33 días de un mes de mayo, que le ganaron el apodo de 'rey de mayo', pasando Vittorio, a sus 9 años, a ser el príncipe heredero de un reino inexistente. Todo ello envuelto en ciertas dudas sobre su paternidad biológica y en los desencuentros de sus progenitores quienes, a poco de su llegada a Portugal, decidieron llevar vidas por separado. De ahí que en los años siguientes, y al igual que toda su familia, tuviese ocasión de trabar grandes vínculos de amistad con la familia real española, que han llegado a nuestros días, para marchar después a estudiar en Suiza bajo la protección de su madre, la peculiar y poco ortodoxa reina María José.

Vital, libre, apasionado, amante de los coches y de las mujeres guapas, y reconocido enfant terrible, Vittorio conoció y trató cercanamente a toda la realeza de tiempo, participó en el denominado 'crucero de los reyes' y tuvo particular entrada en la corte de Bélgica. Pero sus formas de vida, y sus actitudes, pronto entraron en conflicto con los valores y las expectativas de su padre el rey. Un enfrentamiento agravado por su enlace desigual, y civil, en Las Vegas, en 1970, con Marina Ricolfi-Doria, hija de una familia alto burguesa suizo-italiana, tras once años de relación. Un matrimonio formalizado un año más tarde por el rito católico en Teherán, donde siempre contó con el apoyo de su gran amigo el sha Reza Pahlavi de Persia. Un soberano que le posibilitó el acceso a numerosos negocios, como la venta de aviones y de armas, que le generaron pingües beneficios con los que llevar una vida regalada en el circuito de la gran sociedad internacional y construirse una magnífica mansión en Suiza.

Aquella boda, contraria a las leyes dinásticas de la casa de Saboya, puso en cuestión su posición de futuro jefe de la casa real de Italia que, tras el fallecimiento de su padre, le fue seriamente contestada por su primo el príncipe Amadeo de Saboya, duque de Aosta. Un gran quiebre en la familia, que habría de tener hondas repercusiones por la fragilización de la dinastía ante el mundo, si bien Vittorio siempre estuvo seguro de ser el portador de aquellos derechos utilizando el histórico título de duque de Saboya. Sin embargo, el gran varapalo a su ya un tanto dañada imagen pública, aconteció en 1978 tras su disparo de un tiro de bala al joven alemán Dirk Hammer, durante una reyerta veraniega de yate a yate en aguas de la isla de Córcega. El príncipe fue procesado y, solo muchos años más tarde y tras un largo y costoso proceso judicial, en 1991 la justicia francesa le eximió del cargo de homicidio involuntario quedando únicamente condenado por posesión ilegal de armas.

En diciembre de 2002, y después de largas presiones sobre el gobierno italiano, la ley de exilio que le impedía regresar al país le fue levantada y pudo volver a Italia, visitando en Roma al papa Juan Pablo II. No obstante, en 2006 fue arrestado en la localidad de Varenna y conducido a la prisión de Potenza, acusado de corrupción y de reclutamiento de prostitutas para un casino, aunque los cargos le fueron retirados unos años más tarde. Mas, a pesar de su ya maltrecha reputación, Vittorio y su esposa Marina no faltaron a las bodas reales españolas, si bien tras la ceremonia del matrimonio del príncipe de Asturias en 2004 protagonizó una penosa escena, en el palacio de la Zarzuela, llegando a las manos con su primo en duque de Aosta. El mismo a quien en 2010 llevó a los tribunales para impedirle utilizar el título de duque de Saboya.

Padre de un único hijo, el príncipe Manuel Filiberto, a quien él otorgó el título de príncipe de Venecia en calidad de heredero, en 2023 ambos emprendieron una reclamación contra la República Italiana solicitando una compensación, de cerca de 260 millones de euros, por las propiedades familiares confiscadas en 1946. Un proceso que, con el fallecimiento de Vittorio, recae sobre los hombros del popular y televisivo Manuel Filiberto, que ahora sucede a su padre como jefe de la casa de Italia, a pesar de sus muchos opositores, y que es padre de dos hijas en su matrimonio con la actriz francesa Clotilde Coureau: Vittoria, titulada princesa de Carignano por su abuelo, y Luisa. Con la muerte del príncipe Víctor Manuel de Saboya, desaparece uno más de los viejos príncipes de un tiempo de vino y rosas que no volverá.

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