Los países del sur de Europa todavía recuerdan cómo durante los peores momentos de la gran recesión de 2008 se popularizó la palabra PIGS para referirse a ellos (PIGS, que significa "cerdos" en inglés, son las siglas de Portugal, Italia, Grecia y España en ese idioma). Los PIGS, un término claramente peyorativo, eran las economías que peor desempeño sufrieron durante la crisis y que lastraron el crecimiento de la eurozona. 15 años después, el colectivo vive una especie de revancha: están logrando capear la crisis pandémica y por la guerra en Ucrania mejor que sus vecinos del norte. Aunque la brecha que abrió la gran recesión todavía permanece.
Los datos de PIB de la eurozona en 2023, divulgados el martes por Eurostat, vuelven a dibujar un panorama de encefalograma plano. Los países del euro llevan ya 15 meses consecutivos sin ver algo parecido a crecimiento económico. Tras un tercer trimestre en el que la economía se contrajo un 0,1%, la eurozona ha esquivado la recesión técnica de milagro e inesperadamente: su PIB no se movió en los tres meses finales de año.
Algo que resulta especialmente llamativo cuando Alemania y Francia, que suponen el 50% de la eurozona en términos económicos, sufrieron una contracción y un estancamiento respectivamente. ¿Cómo es posible que la eurozona haya evitado entrar en negativo con la mitad de su PIB prácticamente en números rojos? la respuesta está en el sur. "Las economías del sur de Europa lideraron el crecimiento y fueron las principales razones de que se evitara una recesión técnica", sostiene Bert Colijn, economista jefe de ING. Un diagnóstico en el que coincide la agencia de noticias Bloomberg. "[La eurozona] mantuvo su producción estable, favorecida por la expansión de España e Italia", señalan.
En el caso de España, el PIB se incrementó un 0,6% en el último trimestre del año, mientras que Italia creció un 0,2% y en Portugal lo hizo un 0,8%. Cifras que contrastan con las de Alemania (-0,3%), Francia (0%), Suecia (0,1%) o Austria (0,2%). Lo observado en el trimestre final del año forma parte de una tendencia que se viene observando desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022. Mientras que la economía alemana se ha quedado congelada en su dimensión anterior a la guerra, los países del sur han logrado mantener el dinamismo.
Prueba de ello es que, en comparación con los registros prepandemia, el nivel de PIB de España, Portugal, Italia o Grecia supera al de economías del norte como Alemania, Países Bajos o Austria y también el de Francia. La economía española es ahora un 9,8% más grande que en el cuarto trimestre de 2019 (el último antes de la pandemia); el PIB de Portugal es un 10,8% superior, el de Italia está un 7,7% por encima y el de Grecia (sin datos todavía del cuarto trimestre) es un 8,6% más alto que entonces.
Por contra, la economía alemana es solo un 2% más grande que antes de la pandemia, el PIB austriaco ha crecido un 4,6% desde entonces, mientras que el de Suecia lo ha hecho un 6,7% y el de Francia un 7,6%. Entre las grandes economías del norte, Bélgica es una de las que mejor se está comportando, con un nivel de PIB un 8,1% superior al de finales de 2019.
La situación actual contrasta radicalmente con el panorama que se vivió durante la gran recesión de 2008. Si analizamos cómo estaban estos mismos países cuatro años después de esa fecha —los mismos que han transcurrido desde la pandemia hasta hoy— la imagen es la opuesta. En el primer trimestre de 2012, Alemania, Suecia, Bélgica, Austria y Francia ya habían recuperado su nivel de PIB anterior a la crisis y Países Bajos estaba solo un 1,4% por debajo. En cambio, las economías de España, Italia, Portugal, España y, sobre todo, Grecia, todavía seguían hundiéndose.
¿Por qué esta vez está siendo diferente? ¿Por qué países más productivos y con las cuentas públicas más saneadas están saliendo peor parados? La guerra de Ucrania y la diferente naturaleza de la crisis actual son las claves. El caso alemán arroja bastante luz. Alemania se ha visto golpeada por una fuerte crisis industrial, agravada por el fuerte aumento en el precio de la energía tras el cierre del grifo de gas ruso. Además, el país enfrenta una competencia cada vez mayor de China, cliente habitual de la potente industria alemana, que está mutando su rol hacia productor. En consecuencia, el principal músculo de la nación germana se ha debilitado.
Por contra, el sur —más dependiente del sector servicios y menos de la industria— se ha beneficiado de la recuperación plena del turismo y otros servicios de alto contacto. Además, países como España o Portugal dependen mucho menos del gas ruso, por lo que el impacto de la guerra ha sido mucho más modesto.
Las cicatrices permanecen
Aunque en esta ocasión parece que son los países del sur quienes están capeando mejor la crisis, la profunda brecha que se abrió entre el sur y el norte durante la gran recesión sigue todavía lejos de cerrarse. Si hacemos una media aritmética del PIB de los países del sur y de las economías más representativas del norte (Alemania, Austria, Bélgica, Países Bajos y Suecia) las diferencias son evidentes.
Mientras que el bloque del norte tiene actualmente un nivel de PIB un 18% superior al del primer trimestre de 2008, en el sur apenas es un 4,3% mayor. No obstante, las diferencias se reducirían previsiblemente si se pondera la importancia que tiene cada bloque (en el caso del sur, el gravísimo hundimiento de Grecia condiciona mucho los resultados).
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