Cuentan que cuando el conde-duque de Olivares presentó su Unión de Armas a Felipe IV le dijo aquello de "tenemos a los valencianos por más muelles que los catalanes o portugueses". Eso debió pensar Pedro Sánchez cuando Ximo Puig apoyó la candidatura de Diana Morant para dirigir el PSPV. Nada más lejos de la realidad.

La adaptación de la operación Salvador Illa en Cataluña se complica en la Comunidad Valenciana. Solo hay que ver lo ocurrido la semana pasada en Fitur. Mientras todos los medios nacionales centraban su atención en las declaraciones de Emiliano García-Page y en su "conjura", que algunos ven casi como contubernio, con barones del PP, otro frente se abría en las filas socialistas.

Morant tuvo que compartir pasarela en la feria turística con los otros dos competidores, Alejandro Soler y Carlos Fernández Bielsa. Hubo medios que hablaron incluso de "pinza" contra la candidata de Ferraz. El órdago final llegó cuando el secretario provincial de Alicante anunció en Elche su candidatura a las primarias en un acto al que asistieron figuras relevantes del socialismo valenciano. Con un mensaje muy claro, además: "Quiero ser el líder del PSPV elegido por los militantes, no por los dirigentes". Soler plantea batalla esgrimiendo las mismas armas que usó Sánchez en su día cuando fue desterrado por el comité federal.

La fontanería de Ferraz va a tener que emplearse a fondo otra vez. Sánchez no puede permitirse más voces díscolas como la del presidente manchego cuando comiencen en serio las cesiones territoriales a los independentistas catalanes. Morant es la avanzadilla de una ofensiva que busca suceder a García-Page por Isabel Rodríguez y a Javier Lambán por Pilar Alegría. Que nadie se equivoque. El presidente del Gobierno se mueve en estas lides como pez en el agua y es inmune al desaliento. Soler y Fernández Bielsa lo saben. Toca negociar.