Siete años del vertido olvidado: la incansable lucha por acabar con la contaminación por pellets en las playas de Tarragona

Pellets acumulados sobre la arena de la playa de La Pineda en Tarragona.
Pellets acumulados sobre la arena de la playa de La Pineda en Tarragona.
MIQUEL TAVERNA
Pellets acumulados sobre la arena de la playa de La Pineda en Tarragona.

Hace alrededor de siete años, en 2017, se creó Good Karma, una organización centrada en proyectos para impulsar el respeto y cuidado del medio ambiente, y que ha sido la principal denunciante a lo largo de todos estos años de la contaminación de pellets de plástico en las playas de Tarragona. Ha tenido que suceder un episodio alarmante en Galicia debido a estos mismos elementos para que la situación en esta provincia catalana salte al primer plano de la actualidad. Y es ahora cuando se han empezado a dar los primeros pasos para evitar este episodio continuado de contaminación.

A mediados de enero, la Fiscalía de Tarragona abrió una investigación para determinar el origen de los pellets que contaminan las playas tarraconenses y pedirá a los Agentes Rurales, la Guardia Civil y Mossos d'Esquadra que investiguen los vertidos de este material. Además, también solicita toda la información de las diligencias hechas por el juzgado de instrucción número 2 en 2019, una investigación que fue archivada en 2021, al no determinarse los responsables de los derrames.

Anteriormente, el Departamento de Acción Climática de la Generalitat había abierto un expediente por incumplimiento de la ley de responsabilidad ambiental a ocho empresas químicas del Camp de Tarragona por su supuesta responsabilidad en el origen de la contaminación con pellets de las playas. El expediente, que después se amplió a otras cinco compañías, se inició gracias a un procedimiento de responsabilidad ambiental ante la Generalitat, presentado por las organizaciones medioambientales Good Karma y Surfrider Foundation en octubre de 2023.

Ante la creciente notoriedad del problema, la Asociación Empresarial Química de Tarragona, AEQT, creó en septiembre de 2023 la Plataforma Cero Pérdidas de Pellets en Tarragona, que dicta una serie de medidas, de adopción voluntaria, para mejorar el proceso de fabricación, transporte, almacenamiento y reciclaje del plástico. El objetivo es que los pellets, el plástico en forma de pequeñas lentejas para que después sea transformado, no vuelen por el aire o acaben en el suelo siendo arrastrados por el viento o las lluvias. Se recomienda el uso de bandejas de recogida y aspirados en las zonas donde puede haber fuga de pellets al suelo. Según AEQT, cada vez llegan menos a las playas.

Millones de partículas

Hay que tener en cuenta que una tonelada de plástico contiene 50 millones de pellets, y un kilogramo está formado por 50.000 de estas pequeñas 'lentejas'. Uno de los principales problemas, según las organizaciones ambientales que luchan contra la contaminación de pellets, es su bajo coste, ya que un kilo de plástico "cuesta menos de un euro" y por ello "son manejados como líquidos", con continuos derrames que acaban en el medio ambiente.

Según estudios europeos, cada año se vierten al mar 230.000 toneladas de pellets en los océanos de todo el mundo. Good Karma afirma que en una de sus operaciones de muestreo en la playa de La Pineda han "llegado a recoger 1.800.000 pellets en hora y media".

Evidencia ignorada

Aunque la contaminación era tan evidente, durante gran parte de los siete años de lucha de Good Karma y Surfrider Foundation, las instituciones oficiales no han llevado a cabo iniciativas o medidas para evitar que las playas de Tarragona, sobre todo La Pineda, en Vila-seca, se viesen invadidas por estos microplásticos. Alegaban que no se podía determinar ni el origen ni las causas. Según recordaba el pasado 22 de enero el diputado de En Comú Podem, Enric Bàrcena, el vertido sistemático de pellets al litoral de Tarragona había sido denunciado desde el grupo local de Vila-seca o en el Parlament de Catalunya desde 2017.

Vista general de la playa de La Pineda en Tarragona.
Vista general de la playa de La Pineda en Tarragona.
MIQUEL TAVERNA

Fue precisamente ese año cuando la organización Good Karma, con el apoyo de otra entidad local, Surfrider Foundation, inició un proyecto para establecer cuál era el itinerario de estas partículas plásticas, y se pudo constatar que llegaban a las playas a través de las rieras, las torrenteras y el río Francolí. El origen de estos pellets son las diferentes factorías del complejo petroquímico de Tarragona, el más grande del sur de Europa, que produce anualmente más de dos millones de toneladas de plástico, el 60% del que se fabrica en España.

"La gran contaminación del mar por microplásticos viene por todo el material que arrastra la lluvia y que acaba en cauces fluviales"

Anna Sanchez-Vidal es profesora agregada de la Universidad de Barcelona, miembro del Grupo de Investigación de Geociencias Marinas y del Comité Científico Medplastic, que colabora con Good Karma. Confirma que "los microplásticos llegan al mar en su inmensa mayoría por vía fluvial".

Los temporales "pueden arrastrar hacia el mar los plásticos que deja la actividad humana en la arena de las playas, o pueden llevar a la arena los plásticos que hay en las aguas residuales que se vierten directamente al mar. Pero la gran contaminación del mar por microplásticos viene por todo el material que arrastra la lluvia y que acaba en cauces fluviales", subraya Sánchez-Vidal. También señala que la Barceloneta es una de las zonas con más concentración de microplásticos de la costa mediterránea.

Los pellets son considerados microplásticos porque en su mayoría no superan los 5 milímetros de tamaño, y "cada pellet es un mundo", explica la profesora de la UB. Señala que hay diferentes bases, como el poliestireno, el polipropileno o el polietileno, entre muchos otros, con diferentes densidades. Así, tienen diferentes modos de contaminar ya que unos flotan y otros se hunden, como el poliéster.

El peligro de los aditivos

Pero lo más preocupante no son estos materiales primarios en sí mismos, sino los aditivos que contienen y que la industria añade para dotarlos de diferentes características, como duración, resistencia o ductilidad. Estas sustancias acaban pasando a la cadena trófica, siendo asimiladas por los animales marinos que los comen, y posteriormente, por los humanos que comen estos alimentos del mar.

"Los estudios sobre los efectos de los aditivos del plástico que se hacen con animales se suelen hacer forzando la máquina, con niveles de exposición muy elevados"

Uno de los aditivos presentes en los plásticos que más ha dado que hablar es el Bisfenol A, presente en el revestimiento interior de latas de conservas, tapones y botellas de agua. Según estudios realizados con ratones, puede provocar afectaciones en el bazo, trastornos autoinmunes o afectar al sistema reproductivo, al sistema del desarrollo o al sistema metabólico. En 2023, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, EFSA, declaró que "la ingesta de Bisfenol supone un riesgo para la salud".

Falta de herramientas

Sin embargo, el Catedrático de Genética en la Universidad Autónoma de Barcelona, Ricard Marcos, destaca que en el caso de la contaminación marina "hay evidencias por aquí y por allá" de la toxicidad de estos microplásticos, pero no se ha podido establecer categóricamente la peligrosidad para el ser humano. Marcos participa en el proyecto Plasticheal de la Comisión Europea, que precisamente quiere averiguar el nivel de afectación de los nano plásticos y microplásticos en humanos.

Los pellets de plástico que se encuentran en la playa son del tamaño aproximado de una lenteja.
Los pellets que se encuentran en la playa son del tamaño de una lenteja.
MIQUEL TAVERNA

Ricard Marcos objeta que "de momento no se tienen las herramientas para establecer cuál es el nivel de exposición de los humanos a los aditivos de los plásticos" en el caso de la contaminación marina. Ese es uno de los objetivos principales del proyecto, porque "no existen estudios en humanos, y los estudios sobre los efectos de los aditivos del plástico que se hacen con animales se suelen hacer forzando la máquina, con niveles de exposición muy elevados", explica Marcos.

Sánchez-Vidal recuerda que, además del riesgo de los aditivos, también "hay microorganismos que pueden colonizar el plástico" y vivir en ellos, y acabar pasando a la cadena trófica. Por todo ello, considera que "la contaminación por microplásticos es uno de los principales problemas de los océanos”, junto a la sobrepesca y el aumento de temperatura. Además, es una contaminación que se extiende aprovechando vientos y corrientes marinas, por lo que pellets procedentes de la petroquímica de Tarragona se han podido encontrar en playas de Mallorca y Menorca.

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