Ellos serán los encargados de limpiar la escena del crimen de Morata: "Hay días que psicológicamente no puedo, pero es trabajo"

Manuel González, propietario de Limpiezas traumáticas González, y Edgar, el trabajador más veterano.
Manuel González, propietario de Limpiezas traumáticas González, y Edgar, el trabajador más veterano.
M.C.
Manuel González, propietario de Limpiezas traumáticas González, y Edgar, el trabajador más veterano.

Es lunes por la mañana y la zona madrileña de Noviciado está aún en pausa. Turistas con maletas, repartidores, pocos coches... nadie se imagina que en un edificio histórico, frente a la boca de metro, se está limpiando el escenario de una muerte traumática. "¿Me estás esperando?", grita Manuel González desde la ventana del cuarto piso. Ataviado con guantes y mascarilla, unas pequeñas letras en la solapa de su chaqueta revelan su cometido: Limpiezas traumáticas González

Este vecino de Hellín (Albacete) de 52 años es el precursor del primer negocio en España que se encarga, específicamente, de acabar con los restos de muertes traumáticas. Su próximo destino famoso será la casa de Morata de Tajuña donde tres hermanos fueron asesinados la semana pasada. "Nos han dicho que está todo lleno de sangre", reconoce a la vez que se enciende un pitillo. Está a la espera de que la Policía judicial termine su investigación. Será pronto, el principal sospechoso ya ha confesado.

En esta ocasión, Manuel ha acudido a Madrid con Edgar, su trabajador más veterano, para dejar como nueva la zona del baño de la habitación de una pensión. "Un chico de unos 40 años ha muerto y al caer, o en algún momento, se ha roto alguna arteria... está todo lleno de sangre", comenta. Cuando se refiere a "algún momento" deja claro que postmortem "hay cosas que revientan". Lo de su trabajo no es fácil de digerir, ni siquiera para él. 

Manuel González, de Limpiezas traumáticas González, sale de realizar un servicio en Madrid.
Manuel González, de Limpiezas traumáticas González, sale de realizar un servicio en Madrid.
M.C.

Asesinatos, suicidios, fallecimientos en soledad... también cuenta con un servicio para limpiar casas donde su morador sufre síndrome de Diógenes. No hay muerte complicada que González y sus trabajadores, repartidos en más de siete delegaciones, sobre todo por el sur de España, no puedan hacer. Ahora también en el norte, ya que su próximo destino será Pamplona. La empresa está en expansión. "Soy de una familia muy humilde. Mi madre ha trabajado con los señoritos toda la vida y mi padre era albañil. Somos como el resto de trabajadores y muy humildes", reitera y deja claro que no entiende la fascinación de la prensa por su trabajo, aunque no duda en entrar en detalles. 

Su periplo, como los grandes proyectos empresariales, comenzó con una llamada donde el empresario vio el nicho de mercado. Entonces, en 2013, no había negocios de este tipo en España. Pasó de tener una empresa de limpiezas normal, montada para que la heredaran sus hijos, a ser uno de los contactos más reclamados por Policía, juzgados y familiares. Entre sus trabajos se encuentran los escenarios de algunos de los asesinatos más terribles de la historia negra de este país, como el crimen machista de Móstoles, el del psicópata de Pioz o el de la niña Laia de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). 

"Cuando entro a un sitio donde ha pasado algo malo siento mucha indignación"

"Cuando entramos en los sitios todo es impactante. A nosotros nadie nos ha formado ni educado para esto", explica. Y si tiene que apuntar a algo como lo más terrorífico lo tiene claro: "La sangre impacta mucho, su olor... también los bichos". 

"Siento mucha indignación"

En ese sentido, Manuel cuenta que muchos trabajadores no aguantan mucho tiempo, tampoco algunas empresas de este tipo de nueva creación. Tener que enfrentarse a las huellas de un asesinato o de una muerte en soledad es duro, no solo por los aspectos evidentemente desagradables.

 "Psicológicamente hay días que no puedo, pero es un trabajo y hay que hacerlo", afirma Edgar en una de sus bajadas del hostal para sacar basura. "Todos los días pienso en dejarlo", señala. Tanto él como Manuel se ríen. "Cuando entro a un sitio donde ha pasado algo malo siento mucha indignación, por ejemplo en el crimen de Móstoles", agrega sin querer dar detalles.  "Se pone malo", añade Manuel, que reconoce que algunos trabajadores se ayudan de atención psicológica. Él no. 

Edgar se aleja por la calle con un carro lleno de utensilios de limpieza.
Edgar se aleja por la calle con un carro lleno de utensilios de limpieza.
M.C.

Lo lleva con tesón pese a que antes de ser el dueño de una empresa referente en España trabajaba en un instituto. Además, no piensa en la jubilación. "Tengo que dar mucha guerra todavía", asevera con seguridad y se solidariza con las empresas de la competencia: "Todas tiene el cielo ganado por ver lo que ven y limpiar lo que limpian". 

Limpiar y como dice el propio Manuel, "dejarlo como un quirófano". Desde Limpiezas González no solo se deshacen de la suciedad, también utilizan máquinas de ozono, otras para saber si la persona fallecida tenía covid y la ultravioleta, para no dejar ni rastro de lo que haya ocurrido. Además, el albaceteño nunca ha dicho que no a un servicio. Se siente incapaz. "Los fallecidos merecen un respeto, que se limpie todo con dignidad y que sus últimas pertenencias acaben como deben de acabar y no en un mercadillo. Vamos a todos los sitios que podemos, con nuestro dolor, con nuestra confusión, con nuestros pensamientos... pero vamos". 

Pese a esto, su próxima delegación de Pamplona será la última que abran. Ya no dan para más. "No nos dan las manos y este es un servicio muy caro (lo pagan juzgados, familias o comunidades de vecinos), no se puede ir dos días después de que te llamen porque brota todo". 

"La gente puede pensar que un señor que hace esto es un ser oscuro. Para nada"

"La muerte es muy contradictoria"

Al otro lado de esta historia está Beatriz González. Pese a compartir apellido con la familia no tienen parentesco. Ella, una periodista de toda la vida, se sintió atraída por el curioso e inusual trabajo y decidió hacer un libro sobre la empresa y sus propietarios. En Limpiezas traumáticas se adentra en el mundo de estos albaceteños y va más allá, cuenta cómo viven y llevan el propio trabajo. "La muerte deja mucho dolor y es muy contradictoria. Cuando entras a las casa y ves las fotos de todos ellos, sonrientes, parece que todo está lleno de vida", desgrana. 

Portada de 'Limpiezas traumáticas', de Beatriz González.

El libro 

  • En 'Limpiezas traumáticas. Familia González, diez años limpiando las huellas del crimen', la periodista Beatriz González parte en cada capítulo de un caso concreto para desgranar la vida y trabajo de la familia de Hellín (Albacete). 

Beatriz estuvo 10 meses siguiendo los pasos de Manuel para conocer todos los detalles de su día a día y también a la persona. "La gente puede pensar que un señor que hace esto es un ser oscuro. Para nada. Da la sensación de que este trabajo le ha enseñado a apreciar muchísimo más la vida. No lo siente como una mecánica. Es un señor muy empático, muy enamorado y le encanta lo que hace. Él y todos sus empleados trabajan con muchísimo respeto", señala la periodista. 

Lo del respeto es una máxima. Durante toda la entrevista con 20Minutos, Manuel pide a su empleado discreción y que cuando salga cierre la puerta. No quiere que nadie vea lo que ha ocurrido en la habitación de la pensión y, pese a su presencia, parece que así ha sido. Los clientes suben y bajan como si nada. "Desde que hago esto tengo más empatía y siento mucha tristeza por las familias, que los veo llorar desgarradamente en la calle. Mi visión de las personas ha cambiado, soy más humano". 

"Hay muchos más asesinatos de los que pensamos, muchos más de los que aparecen en televisión" 

Para Beatriz, por su parte, lo de este empresario es una labor social, aunque cobre. "Él cree que su trabajo es una forma de aportar calma a las familias y yo también lo creo", sentencia. 

En su libro, además, Beatriz trata de poner la muerte como protagonista, algo de lo que cree que "no se habla". "Es una especie de tabú que siempre he querido destapar", manifiesta. Así, la periodista ha descubierto, de manos de Manuel, que la mayoría de fallecimientos traumáticos son de gente que fallece sola, algo que corrobora el empresario: "Hemos empezado el año con más muertes en solitario que crímenes". Pero deja una cosa clara: "Hay muchos más asesinatos de los que pensamos, muchos más de los que aparecen en televisión". 

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