La familia del soldado sevillano muerto en Cerro Muriano pide cárcel para el capitán y recurre el traslado del caso al juzgado Militar

El abogado Luis Romero durante la rueda de prensa en Sevilla.
El abogado Luis Romero durante la rueda de prensa en Sevilla.
El abogado Luis Romero durante la rueda de prensa en Sevilla.
El abogado Luis Romero durante la rueda de prensa en Sevilla.
Francisco J. Olmo / EP

El abogado de la familia del soldado Carlos León Rico, que murió ahogado el pasado 21 de diciembre en unas maniobras en un pantano en la base de Cerro Muriano (Córdoba), ampliará su denuncia contra el capitán y la extenderá a toda la cadena de mando y al Ministerio de Defensa, como responsable civil subsidiario. Así mismo, pedirá prisión provisional para el capitán una vez que declare en sede judicial y recurrirá para que la Justicia Militar no lleve el caso.

En una rueda de prensa, el abogado Luis Romero ha informado que la denuncia va a ser ampliada para que se investigue no solo al capitán Zúñiga, sino también al coronel, al teniente coronel y al general de brigada, así como al Ministerio de Defensa que es responsable civil subsidiario de los hechos.

Por su parte, desde el Ministerio de Defensa piden respeto a un caso que está judicializado, por lo que no harán valoración de la rueda de prensa de este martes. Fuentes consultadas por este periódico reconocen que la decisión del departamento dirigido por Margarita Robles fue apartar al capitán y que ayudarán en todo lo que la justicia necesite para hacer correctamente su trabajo.

Así mismo, el mencionado bufete va a presentar recurso de apelación en la audiencia provincial contra el auto de inhibición del juzgado de instrucción número 4 de Córdoba sobre el que había recaído el caso, tras haberlo solicitado el Juzgado Togado Militar 21, con sede en Sevilla.

La defensa, que representa a los padres del soldado fallecido, natural del Viso del Alcor, junto al cabo Miguel Ángel Andújar, de 34 años de edad y natural de Adamuz (Córdoba), entiende que ha habido dos delitos de homicidios cometidos por "dolo eventual" que conlleva una pena de entre 10 y 15 años de cárcel según el código penal y por una "comisión por omisión" porque "el capitán y sus mandos tenía la posición de garantes". 

El letrado ha explicado que "eran las personas encargadas de que no hubiese un riesgo para la integridad física para la vida" de los militares que iban a practicar el ejercicio y "aunque no deseaban que se produjera el resultado de muerte sí conocían los riesgos que se podrían producir". 

En este sentido, Luis Romero ha aclarado que no consideran que se trate de un homicidio imprudente, cuya pena puede ser de 1 a 4 años de cárcel, siendo este el delito que juzgará el Tribunal Militar, que no tiene tipificado el homicidio por dolo, motivo por el cual ha anunciado esta mañana que va a presentar recurso. Si definitivamente la causa queda en la Jurisdicción Militar, según ha precisado el letrado, tendría que ser elevada al Tribunal Militar Central en el caso de que fuese aceptada la petición de que sean investigados los mandos de rango superior.

Además, la defensa pedirá medidas cautelares de prisión provisional para el capitán -que ha sido apartado de su cargo y se encuentra actualmente en libertad- una vez que declare en sede judicial y ha solicitado que testifiquen además de este y la cadena de mandos, todos los soldados, suboficiales y oficiales que participaron en el ejercicio o que iban a participar y estaban en el lugar de los hechos o en los alrededores del lago, así como el personal civil que estaba en el cuartel, sanitarios, bomberos y todos los que estuvieron presentes.

Con respecto a las negligencias cometidas en el transcurso de la maniobra, el abogado ha señalado que el ejercicio, en el que los soldados debían atravesar el lago artificial, no contó con un plan de seguridad en previsión de problemas ni un plan de riesgos, sin que hubiese personal sanitario en el entorno donde murió el soldado y otro compañero, además de llevar en la mochila un peso total de 12 kilos más o menos, ya que incluía una mina inerte como castigo por no haber hecho correctamente ejercicios en días anteriores.

Cúmulo de "negligencias"

El abogado de la defensa ha desglosado las circunstancias en las que se produjo el ejercicio y que tuvieron como consecuencia el fallecimiento de dos personas, una quedó inconsciente y otras "dos o tres" tuvieron que ser atendidas por hipotermia e ingresadas de urgencia.

En primer lugar, "no había una línea de vida", al contrario de las primeras informaciones vertidas a este respecto, sino que "se trataba de una cuerda guía que solo servía para indicar la longitud del ejercicio" y para saber el recorrido. Era "de las que se compra en Decatlón", se amarró a dos árboles y  no se puso en uno de los extremos de la balsa, sino en el centro, "donde estaba la parte más profunda", de unos tres metros aproximadamente. 

Según el abogado de una parte de la defensa, los dos sargentos que instalaron la cuerda han reconocido que "no estaban preparados para este tipo de instalaciones, ni habían hecho cursos, ni tenían experiencia anterior". Estos consideraban además que "no tenía las características de línea de vida", que "tendría que haber sido un cable de acero, una cuerda mucho más fuerte, haber contado con arneses y anillas", donde se podrían haber agarrado los militares y que hubiera tenido otro tipo de sujeción y un sistema de poleas.

El capitán advirtió a los militares que no se agarraran a la cuerda, "solo en caso de vida o muerte", por lo que no querían desobedecer sus órdenes. Los soldados y suboficiales que estaban en peligro se amarraron finalmente a ella, pero la cuerda "ya estaba a nivel de agua y no estaba tensada por lo que no servía para el fin de socorrer".

Según ha relatado Romero, los soldados y militares que estaban allí aseguran que "el capitán dio las órdenes de soltar la cuerda de un árbol", esta hizo "efecto látigo, salió lanzada" y los que todavía estaban agarrados, aunque fuera por debajo de la superficie del agua, "se hundieron más".

En segundo lugar, otra de las circunstancias que se dieron el pasado 21 de diciembre fue la "falta cualquier medida de seguridad", como socorristas, flotadores, salvavidas o lanchas, que "no había junto al lago donde se practicaba esta maniobra". En aquel momento "no había sanitarios ni médicos presentes, que debe ser obligatorio en este tipo de ejercicios" y la ambulancia estaba muy lejos. "Tardó en ser llamada y también en llegar", aproximadamente unos 15 minutos, ha señalado Luis Romero, según las primeras pesquisas.

En tercer lugar, el letrado ha reparado en las condiciones climatológicas y térmicas de aquel día. "El agua estaba casi congelada" y en el exterior la temperatura era de unos dos o tres grados e inferior dentro del agua, que además estaba "turbia y con fango". Según Romero, los declarantes han afirmado que la baja temperatura del agua hacía que se les "bloqueara la mandíbula, que no pudieran ni siquiera hablar y tenían dificultad para mover las piernas y los brazos". 

En cuarto lugar, cabe resaltar el sobrepeso que cargaban muchos de los soldados que realizaron el ejercicio, como consecuencia de un castigo impuesto días antes por haber realizado mal un ejercicio de instrucción anterior. En concreto, ha detallado el letrado, se trata de una pesa de unos 3,5 kg, que "simulaba una mina" y que se sumaría al de la mochila de unos 8 kg, pesando un total de 12 kg el macuto que portaba el soldado fallecido Carlos León, según el informe técnico de la Guardia Civil. Carga  a la que habría que añadir la del uniforme, el casco, las botas y el fusil. Este último se le "cayó a alguno de ellos y tuvieron que ir a rescatarlo porque supone además una infracción muy grave".

"Todo era un descontrol"

Según ha asegurado merced a varios testigos, supuestamente dicha mochila "tendría que haber sido estanca y haber servido de flotador", por lo que el capitán les instó a que se la pusieran "delante de sus cuerpos" y a "patear" pero finalmente no sirvió para ello. "Se empezaron a hundir", extremo ante el cual solo realizaran la maniobra los primeros 15 militares, siendo esta detenida cuando aún quedaban otros 60 efectivos por entrar en el lago. Cabe recordar que en total eran 75 los que debían hacerla.

Según Romero, los testigos que ya han declarado ante la Guardia Civil aseguran que "todo era un descontrol y el capitán lo único que decía era "teniente que se le ahogan uno, que se le ahogan dos", pero "no se metía en el agua a salvarlos", salvo al final, "cuando ya le aseguran que no estaba el cabo" que finalmente falleció, hecho que se supo "mucho tiempo después", sobre la 13.00 aproximadamente, ya que un soldado "se equivocó y dijo haberlo visto", según ha detallado el letrado.

En ese sentido, ha avisado de que "la tragedia podría haber sido mucho mayor" en el caso de que hubiesen entrado también en el agua los restantes efectivos que esperaban para participar en la maniobra; recriminando al capitán "esa falta de prevención y la puesta en riesgo" de las vidas de los soldados, porque el ejercicio fue llevado a cabo pese a todas estas circunstancias, "porque él quería, para instruirles para caso de guerra", cuando España no afronta esa situación.

Otro de los aspectos que cuestiona el abogado es por qué de dicha maniobra se hizo "el último día de instrucción, cuando llevaban días durmiendo muy poco", entre dos a cuatro horas según "asegura más de un testigo". Ese mismo día se habían despertado a las 5.00 horas, y comenzado entonces a realizar ejercicios, algunos de ellos muy duros. 

"No olvidemos que se trata de un accidente laboral" ha abundado Romero tras incidir en que "los ejercicios militares deben cumplir con las normas de seguridad e higiene en el trabajo y tiene que haber un plan de riesgos". Lo que había era una especie de planning que se adaptaba a diferentes tipos de ejercicios. 

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