El simio más grande que ha existido jamás medía 3 metros de altura y pesaba entre 200 y 300 kilos. Habitaba en el sudeste asiático y de él solo se tienen unos cuantos miles de dientes y cuatro mandíbulas. Su descubrimiento se produjo hace un siglo los motivos que llevaron a su desaparición habían mantenido siempre en vilo a los investigadores, que nunca han llegado a descifrar por qué llegó a extinguirse.
Ahora, una nueva publicación de la revista Nature ha arrojado un poco de luz. Según un último estudio de la prestigiosa revista científica, el Gigantopithecus blacki llegó a ser más vulnerable porque tuvo que cambiar su estilo de vida.
Su hábitat cambió, según los científicos, porque los bosques en los que vivía empezaron a convertirse en praderas. La investigación ha combinado fechas geológicas, registros de polen y pistas conservadas en el interior de dientes fósiles para representar en qué momento se extinguió exactamente y cómo.
"Mi colega Yingi Zhang llevaba más de una década trabajando en las pruebas del Gigantopithecus blacki", ha explicado Kira Westaway, autora principal de este estudio. Sus avances consistieron en analizar de forma más precisa los sedimentos en los que se habían encontrado restos fósiles. "Sin una cronología firme, uno acaba buscando pistas en lugares equivocados", ha detallado sobre por qué era importante hacer este análisis.
Tras su investigación, Westaway y su equipo descubrieron que este animal vivió en China entre 2,3 millones y 215.000 años atrás: "En las primeras cuevas, de hace unos 2 millones de años, encontramos cientos de dientes pero en las cuevas más jóvenes, de hace unos 300 000 años, al borde de la extinción, sólo encontramos unos pocos".
De bosques a pastos
Los estudios permitieron además analizar cómo fue cambiando el lugar dónde vivía este animal. Los bosques de pinos, abedules y castaños en lo que habitaban dieron paso a lugares más abiertos, con mayores extensiones de pastos.
La investigación remarca que este animal desapareció a medida que estos cambios se fueron afianzando. Cada vez tuvo más difícil encontrar sus alimentos preferidos, las hojas y frutas que se disponían en los bosques y sus dientes empezaron también a sufrir modificaciones. Así, según la investigación, fue la imposibilidad de adaptarse al cambio lo que acabó con esta especie.
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