Marisa Navas Presidenta de La Información
OPINIÓN

César Alierta, líder transformador y hombre honesto

César Alierta, ha fallecido este miércoles a los 78 años tras haber estado ingresado en una clínica de Zaragoza.
César Alierta, ha fallecido este miércoles a los 78 años tras haber estado ingresado en una clínica de Zaragoza.
César Alierta, ha fallecido este miércoles a los 78 años tras haber estado ingresado en una clínica de Zaragoza.

La figura de César Alierta, que nos dejó ese miércoles a los 78 años en Zaragoza, es imprescindible para entender la evolución económica y social de la España de finales del pasado siglo y comienzos del actual. Su liderazgo transformador y cercano, su inteligencia, valentía y visión global, heredada de sus progenitores, le convirtieron en un referente empresarial dentro y fuera de nuestras fronteras.

Fueron sus padres; Juana Izuel, una universitaria, titulación poco habitual para las mujeres en esos tiempos, y Cesáreo Alierta, alcalde de Zaragoza y Presidente del Real Zaragoza Club de futbol en los años 50 del siglo XX, quienes vislumbraron las capacidades intelectuales y el espíritu curioso de su cuarto hijo, y le animaron a estudiar un master en Bussiness Administration por la Columbia University de Nueva York, tras acabar su formación de Derecho en la Universidad de Zaragoza.

Y con este bagaje, no muy común en la España de los 70, apareció César en Madrid para ingresar en el Banco Urquijo y fundar después una sociedad de valores, Beta Capital, líder en su segmento.

En 1996 accedió a la presidencia de Tabacalera y con él llegó la revolución a una sociedad adormilada por unos ingresos recurrentes pero en decadencia. Él segregó la actividad de logística, reformó el mapa industrial de la empresa y finalmente buscó incrementar el tamaño con una de las primeras fusiones trasnacionales registradas en Europa: Altadis.

En julio del año 2000 y tras años como consejero de la empresa, fue nombrado presidente de Telefónica, una empresa líder en España y Latinoamérica que Alierta convirtió en global. Y lo hizo favoreciendo la presencia de la compañía en Europa, con la mayor operación de compra de activos registrada hasta ese momento en España; la adquisición de O2 en octubre de 2005.

Bajo su mandato, Telefónica se alzó al liderazgo del sector en Europa y se convirtió en una de las 5 mayores compañías del mundo; la primera por número de clientes exceptuando las sociedades chinas. En esos años de expansión geográfica, Alierta llevó el nombre de España a las mayores cuotas de liderazgo internacional, pero no perdió de vista sus orígenes y su Zaragoza natal. Dejó la compañía tras el fallecimiento de su mujer, Ana Cristina Placer; su referente, su brújula, su compañera de vida. Ana confiaba más que él mismo en sus capacidades y amaba su entusiasmo vital.

En las últimas horas, han sido muchos los mensajes que ha recibido su excelente familia, a cuyo sentimiento me uno con profundo dolor. Mensajes de pesar, mensajes de admiración y mensajes de agradecimiento. Porque más allá de elevar el apellido Alierta a las mayores cotas de popularidad, César era un hombre profundamente generoso y empático con la situación de los menos favorecidos.

Supo captar, como nadie, las preocupaciones del Papa Francisco y creó Profuturo, con Telefónica y La Caixa. A esta tarea de universalizar la educación a través de las nuevas tecnologías dedicó los últimos años de su vida y él decía que era la labor de la que se sentía más orgulloso.

César, simplemente César, quien no quería que le llamaran Presidente; quien huía de los halagos y buscaba la crítica con tesón, quien te ganaba con una pregunta de curioso o con una risa sonora y contagiosa … César, que grande y que necesario¡¡. Hoy muchos no concebimos un mundo sin César Alierta, no sólo por lo que dio, lo que aprendimos de él o lo que transformó nuestro destino. No sólo por egoísmo, sino por lo esencial de tener hombres honestos en este mundo.

D.E.P.

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