'Imperio', la distopía que mezcla las redes sociales con un 'reality': "Para las personas que saben cuándo dejar de mirar"

Selene M. Pascual e Iria G. Parente, autoras de 'Imperio'.
Selene M. Pascual e Iria G. Parente, autoras de 'Imperio'.
CEDIDA
Selene M. Pascual e Iria G. Parente, autoras de 'Imperio'.

Ambientada en el siglo XXII, Imperio (TBR Editorial) es una distopía futurista que, desgraciadamente, parece demasiado actual. Los temas, los perfiles de personajes y la manera en la que funciona la sociedad podría reflejar un tiempo no muy lejano en el que las redes sociales terminen por dominarlo todo -aún más-.

En esta historia de Selene M. Pascual e Iria G. Parente, el estatus depende de la exposición pública: cuanta más gente te ve, más privilegios tienes. Lo cierto es que no parece muy alejado de la realidad, pero está llevado al extremo, pues las personas con cierta notoriedad participan en un concurso televisado para convertirse de forma vitalicia en Imperial, el escalón más alto de la sociedad.

En este reality, llamado Imperio, 30 participantes conviven en un edificio de 30 plantas y se enfrentan durante cinco semanas a distintas pruebas. Sin embargo, como sucede en este tipo de formato en la realidad, van siendo eliminados y el bloque va reduciéndose en pisos conforme pasa el tiempo.

"Ya hay una diferencia de clases a raíz de las redes sociales, y hay diferencias entre los influencers y la gente que simplemente ve contenido, incluso a la hora de relacionarse con las empresas", destaca Iria G. Parente. "Pensamos '¿dónde nos terminará llevando esta exposición constante en las redes? ¿Qué pasaría si esas diferencias se hicieran cada vez más amplias?'".

"Cuando nosotras éramos más jóvenes, nuestros padres nos decían que tuviéramos cuidado en internet. Pero, a día de hoy, se ha normalizado tanto que la exposición es algo deseable, los seguidores son algo que todo el mundo quiere", apunta Selene M. Pascual. "En Imperio, el concurso está llevado al extremo, pero de alguna manera ya existe esa competición en redes sociales por ver quién tiene más followers y más likes".

'GH', 'OT', 'Insiders'...

"Los juegos del hambre conoce a Gran Hermano" es como lo describen algunos lectores, aunque las escritoras aluden más a la obra original, 1984, George Orwell. "Nunca he sido seguidora de GH... Me gusta mucho Operación Triunfo, el libro tiene un poco las vibes de cuando todos estábamos enganchados al 24 horas de OT 2017", recuerda Parente. "En la etapa de documentación nos vimos distintos realities. Al final, Gran Hermano es solo una versión más, pero, en realidad, Imperio tiene más energía de Insiders, de Netflix".

Pero no son estos los únicos formatos de los que han bebido, pues también se inspiraron en los retos de El juego del calamar o Alice in Borderland, aunque dejando a un lado la supervivencia, la violencia y la muerte, porque querían "reflexionar sobre cómo nos estamos acostumbrados a estos temas y cómo las redes sociales nos están insensibilizando", señala. "Ves una cosa pequeñita, la naturalizas, y entonces vas a lo siguiente, y a lo siguiente... Así funciona la insensibilización".

El lector no solo encontrará reminiscencias a realities y series en Imperio, también creadores de contenido, pues las autoras se inspiraron en los distintos tipos de influencers que existen. "Todos los perfiles están sacados de gente y al mismo tiempo de nadie en particular", defiende Iria G. Parente.

Están las parejas, perfil con el que se reflexiona sobre hasta qué punto sigue siendo una relación íntima cuando está expuesta a la opinión pública; los famosos que están en lo más alto y se les pone una serie de expectativas, pero de repente bajan y ya no se les recuerda; el perfil de alguien que se hace viral de la noche a la mañana; o los menores.

"Nos interesaba mucho tratar el tema de los niños influencers, de cómo se los está mostrando desde que son pequeños, sin opción, pues no tienen el concepto de consentimiento. Nos parecía muy interesante a nivel psicológico", explica Selene M. Pascual. Esto se ve reflejado en el personaje de Liv, una niña de 12 años que entra a concursar a Imperio con su hermana Dana.

La importancia de los números

Los 'me gusta', los seguidores, la viralidad... "Parece que todo pasa por redes, tu trabajo a veces incluso depende de tus números", asegura Pascual. Y es que muchas veces, los perfiles públicos no solo se tienen en cuenta para compartir el contenido y promocionarse, sino para cuantificar el alcance que alguien puede tener.

"Muchas editoriales analizan muchísimo la comunidad previa de lectores que tengas (...) Son números, incluso si eso no se traduce en dinero directo", sostiene Parente. "Si tienen que hacer que crezcas desde cero, es más trabajo, entonces los seguidores hacen las cosas más fáciles", añade Pascual.

"En los mercados estadounidenses, a los autores se les exige por contrato incluso tener página web y redes sociales", explica. "Nosotras tenemos la suerte de ya tener muchos libros a las espaldas, entonces ya no importa tanto el perfil público. Pero cuando empezamos, hace 10 años, vino un poco por ahí: generamos una comunidad online a través de la autopublicación en blogs".

Todos los sectores se adaptan a las nuevas tecnologías, y la industria literaria no es una excepción. A pesar de que mantiene algunos elementos inamovibles, las redes entraron con tanta fuerza que incluso afectan a las tendencias. "Últimamente triunfa BookTok, que es la recomendación de libros en TikTok. Esto está haciendo que obras que se publicaron hace tiempo en otros países estén llegando a España años después", apunta la escritora. Ejemplo de ellos son libros como Romper el círculo, novela romántica de Colleen Hoover que se lanzó en 2016 pero llegó a nuestro país en 2022; o Los 7 maridos de Evelyn Hugo, de Taylor Jenkins Reid, que llegó en 2020 tres años después de su publicación original.

La representación LGTBI

"Hay un cambio en la representación también, porque hay un cambio de paradigma generacional, intentamos ser más abiertos respecto al colectivo, la gente se siente un poco más libre y crea historia que hace 10 o 20 años era imposible ver", argumenta Selene M. Pascual. Por ello, el sector también ha cambiado, afortunadamente, en cuanto a los mensajes que lanza.

"Antes no sentíamos que tuviéramos derecho a escribir de personajes que fueran como nosotras. La gente piensa que la ficción no afecta a la realidad y es lo contrario", defiende Iria G. Parente. "Si creces no viéndote en ningún lado, piensas que no merece la pena contar tus historias".

"Además, se sigue considerando que lo LGTBI es para personas del colectivo. Y eso pasa desde el consumidor hasta las empresas. Pero no, las historia con personajes LGTBI pueden ser tan universales como las con personajes heterosexuales", defiende.

Por ello, ambas escriben libros con una representación amplia y fiel de la realidad, y lo seguirán haciendo "con conciencia". De hecho, ya están trabajando en su siguiente proyecto, que será "una nueva trilogía de fantasía".

Y es que, aunque se lo piden, no van a volver con una secuela de Imperio porque "iría en contra del mensaje del libro", que "está dedicado a las personas que saben cuándo dejar de mirar". "Tienes que terminar el libro y plantearte cuánto querrías seguir mirando", reflexiona.

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