Hola, ministro. Te escribo desde un parque deportivo que se ha quedado anclado en los años ochenta. Aquí hubo una piscina olímpica que ahora es un fósil de dinosaurio, una pista de hockey hierba que es un paisaje marciano y un campo de voley playa delimitado por neumáticos semienterrados en la arena que ya desapareció. Hubo un tiempo en el que se llamó el parque sindical. Ahora está resurgiendo y hay mucho fútbol, algo de crossfit y voleibol.
Aquí, al igual que el transporte, como dijiste el otro día, el voleibol es femenino, ya no sé si feminista. Las niñas llevan unas rodilleras características y muchas de ellas no se las quitan para irse a casa. Así puedes distinguir a una jugadora de voleibol con facilidad. Hay dos carpas bastante grandes y en cada una de ellas caben dos pistas. Cada punto se celebra con una euforia llamativa y se puede apreciar una cadencia de silencios y aplausos muy característica.
Hay una acción en este deporte que me interesa mucho y seguro que a ti también. Es el bloqueo. He leído cosas al respecto. Hay un artículo científico que se titula El bloqueo en el voleibol. Breve análisis morfológico. Explica todos los músculos que intervienen. También he leído otros artículos que definen el bloqueo como acción explosiva y agresiva que tiene estas tres funciones: interceptar el ataque rival, crear una pantalla defensiva del campo propio y, esta es la mejor, intimidar a los atacantes contrarios. Me he acordado un poco de ti.
Un mundo de gente enfadada que te afea la conducta en los trenes no es lo más deseable.
Veo que has estado todo el puente haciendo esta acción técnica del bloqueo al fascio en la red social Twitter y debes estar cansado. No te lo tomes tan en serio. Deberías pensar que tu cargo público es importante, que representas a todos y que existe una actitud que algunos llaman respeto institucional que deberías poner en práctica. Eres el ministro de todos, te pagamos con dinero de todos para que hagas tu función y estaría bien que no te enfadaras tanto con los que no son de tu equipo. Un poco de calma.
La política debería dar ejemplo a la sociedad. Deberías ser dialogante, educado y receptivo con los rivales políticos. Así se construye una sociedad, como tantos otros que te han precedido. Un mundo de gente enfadada que te afea la conducta en los trenes no es lo más deseable. Quizá podrías hacer algo para cambiarlo. Deberíamos ser más civilizados, entender las críticas y dejar que cada uno opine lo que quiera. Los transportes se hicieron para unir, para acercar, para mejorar la vida de los demás. Tanto bloqueo no puede ser bueno para alguien como tú, alguien que ocupa un lugar con un carga institucional tan importante. A no ser que quieras empezar a jugar a voleibol. A ver si nos vemos.
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