Kourtney Kardashian ingiere cápsulas de "placenta jugosa" tras el nacimiento de su bebé

Kourtney Kardashian, en 2019.
Kourtney Kardashian, en 2019.
Jared Siskin / amfAR / Getty
Kourtney Kardashian, en 2019.

"Este no es un anuncio", comenzaba su story Kourtney Kardashian, para que sus fans no pensasen que se trataba de una colaboración pagada. Al contrario, la mayor de las hermanas Kardashian verdadermente cree en las virtudes de ingerir píldoras de "jugosa placenta" tras haber dado a luz a su primer hijo con Travis Barker, Rocky Thirteen.

La empresaria y socialité publicó una imagen de sus suplementos Mommy made encapsulation y avisaba que lo subía únicamente porque lo había "encontrado muy útil para la recuperación posparto", listando después todos los supuestos beneficios para la salud de ingerir las pastillas de placenta.

Según Kourtney, el consumo de estas cápsulas aumentan tanto los niveles de energía de la madre como el suministro de leche para la lactancia, equilibran sus niveles hormonales, disminuyen la posibilidad de depresión posparto y ayudan incluso a perder peso más rápido tras dar a luz.

Añadió que por tanto, "en general", ingerir dichas pastillas ayudan a una "mejor y más rápida recuperación después de tener a tu bebé". El hecho de que la denominase "jugosa placenta" fue un guiño para los fans de la serie sobre la familia, ya que en la temporada ocho ella y su hermana Kim Kardashian la cocinaron para que la comieran los miembros de su familia.

Aunque incluso Khloé llegó a afirmar en 208 que se comería su placenta tal como lo hizo Kim antes que ella cuando diera a luz —si bien su segundo hijo llegó por vientre de alquiler—, lo cierto es que la placentofagia no tiene ningún respaldo académico de que otorgue beneficios extras.

Si bien quienes la practican afirman que la mayoría de animales mamíferos lo hacen —a excepción de los camellos—, no existe ningún estudio que respalde dichos beneficios, si bien convertir una placenta en cápsulas, en Estados Unidos, tiene un precio medio de unos 275 dólares por entre 80 y 200 cápsulas, dependiendo del tamaño de la placenta.

Tal y como explicaron desde Xataka, una investigación de la Universidad Northwestern, que reexaminó otros 10 estudios publicados al respecto entre 1950 y 2014, confirmó que "no hay datos en humanos ni en animales que apoyen la creencia común de que comer la placenta, ya sea cruda, cocinada o en cápsulas, ofrezca" los beneficios que aseguran los placentófogos que otorga.

Es decir, "protección contra la depresión posparto, reducir el dolor que sigue al alumbramiento, revitalizar laenergía del cuerpo, colaborar con la lactancia, favorecer la elasticidad de la piel, mejorar la relación maternofilial o reponer los niveles de hierro en el organismo".

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