Aunque pueda parecer que viven bastante cerca de la gran ciudad, lo cierto es que Meghan Markle y el príncipe Harry viven en Montecito, una localidad al noroeste y a más de hora y media en coche de Los Ángeles si no se tiene en cuenta el continuado tráfico. De ahí que suelan volar en jets privados cuando han de asistir a algún evento importante en Hollywood y razón por la que están considerando mudarse de nuevo.
Según varias fuentes han dado a conocer de forma anónima al portal de noticias TMZ, los duques de Sussex están deseando encontrar una nueva residencia en La La Land después de decidir no buscar más en la otra zona en la que tenían puesto el punto de mira, Malibú, también al noroeste de la urbe pero mucho más cercana.
El matrimonio, junto con sus dos hijos, Archie y Lilibet, tiene decidido investigar la mejor opción, dado que por ahora están interesados en varios vecindarios de Los Ángeles, si bien por ahora no han visitado ninguna mansión, más allá de la parcela de ocho millones de dólares en Malibú Beach que fueron a ver el pasado mes de septiembre y que prefirieron descartar.
Según el medio, es lógico que Meghan y Harry quieran mudarse tras tres años en Montecito, dado que la mayoría de sus obligaciones y eventos se encuentran en Los Ángeles. Además, ambos tienen claro que dos de sus grandes prioridades será tanto la privacidad como la comunidad en la que vivan —vecinos, comodidades, prestaciones...—, y que fueron las razones por las que descartaron la vivienda de Malibú.
Y es que después de que saliera a la luz que habían visitado el terreno, la propiedad se convirtió en un imán para los paparazzi, demostrándose así que no tenían todavía suficiente fuerza para hacer frente a la avalancha de curiosos y periodistas que acudirían si se hubiesen decantado por vivir allí.
De hecho, lo qu esperan conseguir es algo parecido a la primera vezqu fueron a vivir a Los Ángeles, cuando tras el Sussexit se mudaron a casa de Tyler Perry, donde permanecieron varias semanas sin que naie supiese dónde se encontraban. "Estuvimos allí durante seis semanas y nadie lo sabía. Mi familia todavía pensaba que yo estaba en Canadá", confesó el príncipe en el documental de la pareja.
Sin embargo, una vez se corrióla voz, había desde drones hasta helicópteros sobrevolando la zona, lo que obligó a Perry a construir una inmeso muro alrededor de la casa, así como a ellos a buscar rápidamente un nuevo hogar, que encontraron en su actual mansión de Montecito, la cual parece tener los días contados.
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