SpaceX sufrió un revés en su segundo intento de lanzar exitosamente el cohete Starship, pero logró la separación entre el propulsor Super Heavy y la nave durante el despegue. Aunque la compañía no mencionó explícitamente una explosión, destacó la mejora con respecto a lanzamientos anteriores, subrayando que la prueba proporcionaría datos valiosos para el continuo desarrollo del Starship.

El cohete Starship, equipado con el propulsor Super Heavy de 33 motores Raptor, es la nave más grande y potente del mundo. La NASA la considera esencial para sus misiones a la Luna. A pesar de los avances en la separación entre el propulsor y la nave, los controladores perdieron contacto con el Starship después de aproximadamente 9 minutos de vuelo, seguido por una gran nube de humo, según informó CBS. La nave estaba programada para dar una vuelta casi completa a la Tierra antes de caer en el Pacífico, cerca de Hawái.

Aproximadamente a 145 kilómetros de la Tierra, el Super Heavy, la primera etapa del cohete, experimentó problemas en su regreso y se estrelló en el Golfo de México. Aunque el Starship continuó su trayectoria, su vuelo duró poco antes de explotar. SpaceX enfatizó que los resultados de la prueba proporcionarán aprendizajes cruciales para mejorar la confiabilidad del Starship, un paso esencial para sus ambiciosos planes.