Pedro Mañas es algo así como la María Dueñas de la literatura infantil y juvenil. Poco antes de la nunca olvidada del todo pandemia, el escritor dio vida literaria a una niña, Anna Green, que descubre que tiene poderes mágicos. Eso la lleva a cambiarse el nombre por el de Anna Kadabra, una bruja buena que funda el Club de la luna llena. 

De ahí (pandemia por medio) este boom infanto-juvenil pasó a vender solo en España un millón de ejemplares, a ser traducido en 16 territorios (el último Bulgaria) y a congregar filas más largas en las ferias que, pongamos un ejemplo, Carmen Mola y Juan Gómez-Jurado.

La serie de libros ilustrados Anna Kadabra ha convertido a la bruja más "gamberra y urbanita" en la preferida de los lectores más pequeños, un fenómeno que su inventor, el filólogo Pedro Mañas, y el dibujante David Sierra han tratado de 'racionalizar' ante la prensa hoy lunes 13 de noviembre.

"Yo intenté que los personajes de Anna Kadabra y sus amigos del Club de la Luna Llena fueran lo más diferentes posibles. Cada uno con sus colores identificativos y una personalidad única, para que los niños se pudieran identificaran con ellos", ha explicado este lunes Sierra, encargado de darle color y forma a estos relatos.

En un encuentro con la prensa en Madrid, Sierra y Mañas han hablado de esta saga llena de gatos parlantes, escobas voladoras y un amplio repertorio de poderes mágicos que ya ha sido publicada en 16 países, con traducciones a idiomas como el italiano, el búlgaro, el ruso, el turco, el inglés y el francés.

Mañas ha sido elegido este año Premio Cervantes chico, un galardón que concede el Ayuntamiento de Alcalá de Henares por la contribución a difundir y consolidar la literatura infantil y juvenil, reconocimiento que tiene, entre otros, Roberto Santiago, creador de Los futbolísimos.

Vayamos con esta historia best-seller. Desde Moonville, su residencia, la bruja Anna, "muy reivindicativa y actual", ha conquistado el corazón de lectores de entre 6 y 10 años, y a "algún que otro adulto también", ha resaltado Mañas, para quien una de las peculiaridades de los libros es que "muchos niños piensan que Anna es su amiga" por su cercanía y su singular personalidad.

Tal ha sido el éxito, que en poco más de tres años ya se han publicado doce libros con las aventuras de Anna y de su amigo hechicero, Marcus Pocus, quien, por cierto, también tiene su spin off con notable éxito:en con Magia a domicilio ha logrado vender 100.000 ejemplares. Desde luego, la magia (y el talento) funciona en este invento narrativo tan poderoso.

Las colas para conocer a los autores en ferias del libro, son la tónica habitual. "Algo muy complicado en literatura infantil y juvenil", asegura la editora del Grupo Planeta, Anna Casals, quien subraya la importancia del mensaje y la diversidad de los personajes como clave del éxito de esta obra.

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Una colección con la que además los creadores también querían derribar las barreras de género y combatir prejuicios, como la concepción de las brujas como malas. A Mañas y a Sierra les parecía interesante subvertir la narrativa y darle la vuelta a esa idea, convirtiéndolas en las buenas del cuento. Ya no son perseguidas, sino que ellas persiguen a los malvados.

"Sabemos que no somos los primeros en convertir a una bruja en buena, pero sí nos interesaba combatir este prejuicio de lo que eran las brujas antiguamente. Mujeres que se interesaban por la ciencia y que la llamaban magia, que no estaban casadas, que vivían solas y que por desgracia eran señaladas", ha explicado Mañas.

La idea es mostrar que las brujas y los brujos, si fueran niños hoy en día, usarían su poder para hacer el bien y divertirse.

Anna Kadabra se ha convertido en el buque insignia de la literatura infantil, un sector en crecimiento, como demuestra el último informe de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España, que señala que un 85% de niños y niñas de entre 6 y 9 años leen fuera de las aulas. Y que el 78,2% de niños entre 10 y 14 años leen de forma frecuente.