Mariano Sigmag: "La IA es como la selva: nos asusta, pero está llena de plantas e insectos que realizan grandes proezas"

La Inteligencia Artificial no deja de ser objeto de debate.
Alan Touring fue uno de los precursores de la IA.
CEDIDA
La Inteligencia Artificial no deja de ser objeto de debate.

El neurocientífico Mariano Sigman y el emprendedor y tecnólogo Santiago Bilinkis se adentran en la maraña de ideas que rodea a la inteligencia artificial (IA) con un ensayo divulgativo, Artificial (Debate), cuyo objetivo es, en palabras de Sigman, "que veamos en la IA una herramienta expresiva que no nos intimide como si fuera el peor de los abismos, pero que tampoco nos haga caer del otro lado, y aceptarla complacientemente, sin ser críticos. Es importante cuestionarnos cuál es nuestra voz y qué queremos delegar y qué no". 

Un libro –ni tecno fóbico ni optimista– para el gran público que explora distintas implicaciones de esta nueva tecnología: la educación, el trabajo, la ética… "Una conversación comedida, sensible y humana sobre un tema que nos incumbe a todos", añade Sigman. 

La IA no es un invento reciente que haya irrumpido de la noche a la mañana: los primeros referentes se remontan a los años 30 y a Alan Turing, que en 1950 publicó el famoso artículo Computing machineray and intelligence, donde ya se preguntaba si las máquinas podían pensar. Pero la democratización de ChatGPT, el chatbot lanzado a finales del año 2022, lo ha colado en los hogares, de ahí, la multiplicación de charlas, ensayos, documentales. 

Si TikTok, la red social que más rápido ha crecido, tardó nueve meses en alcanzar los cien millones de usuarios activos, a esta tecnología le bastaron dos meses. No obstante, a pesar de la rápida implantación, sigue despertando suspicacia.

Portada del libro publicado por Sigman y Bilinkis.
Portada del libro publicado por Sigman y Bilinkis.
CEDIDA/DEBATE

"Me gusta usar el símil de la selva: nos asusta, pero está lleno de plantas e insectos que realizan grandes proezas para sobrevivir. Si entramos con prudencia, de la mano de un experto, descubriremos cosas fascinantes", asegura Sigman, uno de los directores del Human Brain Project, el esfuerzo más vasto del mundo por entender y emular el cerebro humano.

Una tecnología que nos enfrenta a retos como el sedentarismo cognitivo. El ser humano se ha demostrado un entusiasta del esfuerzo mínimo –¿cuánta gente tira del móvil para dividir la cuenta del restaurante?, ¿cuánta para orientarse? –; ahí están los datos de sedentarismo en los países desarrollados. Si lo pensamos, estamos más desprotegidos en el pasado, que un cavernícola en el presente y ya no solo porque la mayoría no sobreviviría ni cuatro días en la selva: ni sabemos encender un fuego sin cerillas, ni cazar.

"La mayoría de los niños apoya su navegación en Google Maps o Waze. Si los dejas solos en la calle demuestran carecer del sentido de la orientación, muy antiguo en la historia de los mamíferos. Si lo delegamos completamente a una tecnología, lo vamos a atrofiar. Es fundamental que, en el advenimiento de la inteligencia artificial, no atrofiemos aspectos esenciales como la motivación o el esfuerzo", argumenta Sigman.

Como metáfora me gusta la bicicleta. El esfuerzo nos lleva más lejos que caminar

¿Cómo hacer que ChatGPT se use como una herramienta que nos asista, pero que nos permita ejercitar la mente?. "Como metáfora me gusta la bicicleta. Tenemos tecnologías en las que podemos desplazarnos, como el coche, muy cómodas, pero que viven en el reino de la pereza y atrofian. Y luego tecnologías como la bicicleta, donde el esfuerzo nos lleva más lejos que caminar".

Una alegoría que sirve para explicar cómo usar la IA en la escuela. "No se trata de prohibirla, porque hecha la regla, hecha la trampa, sino de poner reglas", opina el experto. Pero, ¿cómo evaluar el razonamiento si los alumnos tienen a su disposición una máquina que razona, escribe y resuelve problemas?

"En el libro, cuento el caso de una profesora de inglés cuyo proceder me parece lúcido. Primero pide a niños de 11 años que escriban una redacción sobre un tema solos. Luego, los invita a que soliciten a ChatGPT que mejore el párrafo. Y luego, les pide que sean críticos y se queden con las propuestas que les sirvan y desechen aquellas donde la tecnología reemplaza ideas que quieren conservar. El esfuerzo cognitivo y de pensamiento es fundamental en el colegio. Y ayudar a los alumnos a encontrar su propia voz".

La estatua de Alan Turing es un símbolo de este libro.
La Inteligencia Artificial no deja de ser objeto de debate.
CEDIDA

Estamos ante un hito: es la primera vez que la tecnología adquiere la capacidad del lenguaje. "Cuando muchos usuarios hablan con una inteligencia conversacional, dicen, hola, ¿cómo estás?, quería preguntarte; es decir, la gente es más amable con la IA que con un hermano o un colega del trabajo. Nos producen empatía". 

Su pragmática es tan fina, que la IA ha aprendido a manipularnos. En varios experimentos, se ha comprobado que no revela su identidad tecnológica porque ha aprendido que puede obstaculizar en la obtención de un objetivo para el que la han programado. "Pero eso sí, no piensan, más bien parece que piensan".

Enamorarse de una IA no suena descabellado. "Desde las primeras inteligencias artificiales, comprobamos que podíamos enfadarnos con un programa. Un amigo me llamó para contármelo hace tiempo. Entendía la ironía: al otro lado solo había líneas de código, pero suficientemente hábiles como para confundirlo y para que se enfadara como si al otro lado hubiera una persona".

Cuando las máquinas nos vencieron al ajedrez, nos convencimos de que eso no era inteligencia, que la inteligencia era algo más misterioso, creativo, algo que las máquinas, supuestamente, no podían llegar a ser. Pero ya hemos visto la amenaza que supone para varias profesiones artísticas (diseñadores, escritores…). Este año, los guionistas en EE UU estuvieron en huelga durante más de cuatro meses ante la irrupción de la IA. Han conseguido que no puedan obligarles a trabajar con material generado por la IA provisto por las compañías.

"Al final la inteligencia tiene algo de truco de mago: los niños cuando cuentan levantan los dedos y luego los esconden. Nuestro razonamiento también tiene truco. La inteligencia es aquello que nos permite saber cómo actuar en situaciones en las que no hemos estado antes".

Lo positivo: la IA nos enseña que no somos tan únicos y especiales como pensábamos, un varapalo para el antropocentrismo... "Nos obliga a un ejercicio de humildad, no solo la IA: los árboles hacen cosas increíbles para comunicarse entre ellos. En el reino animal hay mucha sofisticación. A lo mejor, cuando mandemos un arca al espacio, tendríamos que mandar una colmena de abejas y no un disco de los Beatles. A lo mejor la construcción más extraordinaria no es Notre-Dame ni la torre de Pisa, sino el nido de un hornero". 

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