Pedro Sánchez, que será investido presidente en las próximas horas, ignora y desprecia, o finge hacerlo, las razones profundas por las que miles de españoles han salido a la calle a rechazar su política. Denuncian sus pactos porque ahondan en las desigualdades entre españoles. Porque absuelven de delitos muy graves sin propósito de la enmienda a sus autores. Porque amenazan con trocear la soberanía nacional. Y porque sobresaltan a todos los estamentos de la Justicia. El germen del profundo rechazo plasmado ayer en las masivas manifestaciones en toda España ha sido el precio convenido por él con la derecha separatista catalana. Ese malestar es mucho más que una pataleta del PP por no estar en el gobierno.