Conductores y transportistas están de enhorabuena. El precio de los carburantes se ha anotado una nueva bajada esta semana a las puertas del puente de la Almudena, en la que muchos madrileños han aprovechado para desplazarse y disfrutar de unos días de descanso. El precio de la gasolina 95 ha caído un 1% en comparación con la semana previa y se sitúa ya en 1,647 euros por litro repostado en el surtidor, un nivel similar al registrado a finales de julio. Por su parte, el precio del diésel se ha reducido mínimamente hasta los 1,641 euros, una cuantía casi idéntica a los 1,646 registrados los siete días anteriores.
La súper 95 acumula ya cuatro semanas consecutivas de descensos en los que su precio se ha abaratado un 6,3% frente al máximo anual registrado a finales de septiembre. De esta forma, llenar un depósito de tamaño medio (45 litros) cuesta ahora 74,25 euros, cuatro euros y medio menos que a finales de septiembre.
En lo que respecta al diésel, el precio se ha mantenido estable en comparación con la semana anterior, interrumpiendo tres semanas consecutivas de bajadas. El precio del gasóleo se sitúa en 1,647 euros, por lo que llenar un depósito promedio asciende también a 74,25 euros. El descenso en el precio del diésel ha sido menos acusado que el de la gasolina porque también procedía de niveles más moderados. Desde el 25 de septiembre, el gasóleo se ha abaratado un 2,4% lo que en términos de repostaje supone solo 2,4 euros para un depósito medio.
El precio de las gasolinas sigue la tendencia que marca el petróleo, que ha experimentado un importante descenso desde finales de septiembre. El miércoles, el barril de Brent —el indicador de referencia en Europa— se situó por debajo de los 80 dólares la unidad. Una cifra que no se veía desde finales de julio y que queda claramente por debajo del máximo de 95,45 dólares alcanzado el 27 de septiembre.
Los países productores ven con preocupación la situación de la demanda procedente desde EE UU y China, el mayor importador mundial de crudo. Si los indicadores que llegan de debilidad en China se confirman o empeoran, los precios podrían mantenerse bajos. En este aspecto, una de las claves será si los países del cártel de la OPEP+ extenderán también a 2024 sus recortes de producción para elevar artificialmente los precios.
Clave para el IPC
El precio de la energía —y en especial del petróleo— será uno de los factores clave en la evolución económica en los próximos meses. El alza en los precios del crudo que se ha vivido durante el verano, en el que el Brent llegó a encarecerse un 28%, ha cambiado las expectativas de crecimiento e inflación para el año próximo.
El Banco de España ya revisó al alza en septiembre sus previsiones de inflación para este año y el siguiente ante una expectativa de precios energéticos más elevados. Este factor, sumado a la desaparición de las medidas de apoyo energético —que decaerán el 1 de enero de 2024 si el Gobierno no lo remedia— tirará al alza de los precios del consumo.
Por ello, cualquier alivio que llegue desde los mercados energéticos, sobre todo desde el petrolífero, facilitará que la vuelta al redil de la inflación sea más rápida y decidida. El Banco Central Europeo (BCE) está muy pendiente de la evolución en el precio del crudo, una variable que será clave a la hora de decidir si sube de nuevo los tipos o no en su próxima reunión prevista para diciembre.
La evolución de la guerra que libran Israel y Hamás en Gaza es otro de los puntos decisivos. Mientras el conflicto permanezca limitado a estas dos zonas, el efecto sobre los precios del petróleo es muy limitado. Sin embargo, si la guerra se extendiera a otros países de Oriente Próximo, la situación podría cambiar. El Banco de España ya ha advertido de que, en este caso, los efectos sobre el precio del petróleo podrían ser "importantes" por la concentración de países productores estratégicos en la región.
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