Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Faltan muchas explicaciones

Santos Cerdán y Carles Puigdemont, en Bruselas
Europa Press

No hay baldaquino suficiente que este martes tapara la foto de Bruselas. Ni el tamaño, ni la historia, ni el peso de esa enorme pieza custodiada por la Real Fábrica de Tapices colocada en la puerta de los leones del Congreso podía ocultar una foto más que incómoda para muchos: la de la rehabilitación de Puigdemont en la política. El comunicado, tratándolo de President, después de todo lo que ha llovido, de su huida en el maletero de un coche mientras colgaba una foto haciendo ver que todavía seguía en Barcelona, es un enorme sapo que se han tenido que comer en Moncloa.

Aceptar esto es aceptar mucho a cambio de un gobierno. Aceptar una amnistía sin haberla explicado demasiado antes es tan arriesgado como embarcarse en una legislatura en la que la foto de Bruselas será, seguramente, una anécdota con todo lo que va a suponer llegar a acuerdos con todos los socios en cada una de las medidas que se quieran poner en marcha.

Una amnistía puede ser una medida de gracia para reconstruir la convivencia. Pero ¿la de quién? Odón Elorza advertía del riesgo que supone esa máxima: reconstruir algo para romper algo mucho mayor. Decía el exalcalde donostiarra que la amnistía es una medida que apaciguará determinados anhelos, o no, en Cataluña, pero que romperá y soliviantará otros muchos más, fuera. Y esto lo saben dentro del PSOE.

Faltan muchas explicaciones. Otra voz socialista con peso, Eduardo Madina, decía que habíamos pasado de la temporada 1 y 2 directamente a la 4. Nos habíamos saltado una temporada y nos hemos perdido tramas importantes. Tramas que hay explicar. Esos votos no pueden traducirse en todo lo que hemos visto hasta ahora, en la rehabilitación política y pública de alguien que hizo una peineta a la democracia.

La decisión de Sánchez costará votos si la legislatura es corta y, ésta, es una posibilidad probable. No va a ser nada fácil mantener a todos los socios alineados todo el tiempo. Una coalición de dos es ya difícil, lo vivimos en la pasada con los socios de Podemos, así que multipliquen la dificultad por cada socio que entra en esta ecuación. Apoyos los necesita todos, todo el tiempo. Y eso es un sudoku político que va a necesitar de muchas renuncias por parte de todos. Y aquí está el quid de la cuestión: si las cesiones serán siempre de los mismos y si, los que han cedido ahora, que no sabemos en qué, estarán dispuestos a hacerlo todo el tiempo y durante los próximos 4 años.

En teoría, esa legislatura complicada arrancará la semana que viene. Los planes de Sánchez es acudir al debate de investidura el próximo martes y sacarla adelante en la primera votación el miércoles. La foto del lunes sellaba ese compromiso por parte de Junts. Es el comienzo de una etapa en la que todo puede pasar y en la que habrá que explicar muy bien cada paso. El primero se ha hecho en silencio. Y ésa no puede ser la estrategia.

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