La pausa del BCE no da tregua a los hogares: las hipotecas variables subirán hasta un 17% en octubre

Desde julio del año pasado los hipotecados no recibían una buena noticia como esta: los tipos de interés se quedan en el 4,5%. Aunque el Banco Central Europeo advierte de que este precio del dinero, demasiado alto todavía, se va a mantener "durante un periodo suficientemente largo".
Desde julio del año pasado los hipotecados no recibían una buena noticia como esta: los tipos de interés se quedan en el 4,5%. Aunque el Banco Central Europeo advierte de que este precio del dinero, demasiado alto todavía, se va a mantener "durante un periodo suficientemente largo".
Desde julio del año pasado los hipotecados no recibían una buena noticia como esta: los tipos de interés se quedan en el 4,5%. Aunque el Banco Central Europeo advierte de que este precio del dinero, demasiado alto todavía, se va a mantener "durante un periodo suficientemente largo".
La tasación de una vivienda permite conocer su valor.
HENAR DE PEDRO - ATLAS

Las familias y empresas endeudadas esperan como agua de mayo el momento en que las cuotas que pagan por sus préstamos dejen de subir. Sin embargo, el ansiado acontecimiento se demorará todavía varios meses. Quienes tengan que revisar la cuota de su hipoteca con el euríbor de octubre se enfrentan a subidas que pueden llegar al 17%. O lo que es lo mismo, 131 euros más de cuota al mes para una hipoteca media a tipo variable (de 150.000 euros a pagar en 25 años con un diferencial sobre el euríbor de 0,99 puntos y una revisión anual).

El euríbor a un año —el indicador con el que se calcula la cuota que pagan la mayoría de los préstamos variables en España— se sitúa en el 4,175% de media en lo que llevamos de mes. Y aunque quizá no se mueva mucho más por encima de estos valores, todo apunta a que tampoco va a bajar en el corto plazo.

Salvo hecatombe, los préstamos que se revisen durante lo que queda de año se exponen a incrementos en la cuota que podrán alcanzar hasta el 10% en los próximos meses. Eso sí, a medida que vaya pasando el tiempo sin que el euríbor aumente, las subidas de cuota irán siendo cada vez más livianas hasta que llegará un momento en el que dejen de ocurrir. Un punto que, a juzgar por las previsiones de analistas como Funcas o Bankinter se situará probablemente a mediados del año próximo.

La pausa en las subidas de tipos de interés que decretó el Banco Central Europeo (BCE) el jueves se puede entender como un punto de inflexión en la frenética escalada que ha llevado a cabo el banco central en los últimos 14 meses. El euríbor baila al ritmo del compás que le marca el Banco Central Europeo (BCE): cuando los tipos oficiales del BCE suben, este va detrás y viceversa. Pero todo apunta a que la orquesta que dirige Christine Lagarde no tiene intención de cambiar la partitura.

El jueves, la presidenta del BCE lo dejó muy claro. Bajar los tipos de interés todavía no está ni en las mentes de los banqueros centrales de Fráncfort. Preguntada sobre si en las reuniones se debatió cuándo llegarán las primeras bajadas, Lagarde respondió: "No se discutió en absoluto y el debate sería absolutamente prematuro. Incluso tener una discusión sobre el recorte es total, totalmente prematuro". De hecho, la presidenta del BCE dejó una puerta abierta a una nueva subida en la próxima reunión de diciembre. "El hecho de mantener no significa que nunca se vuelva a subir", aclaró.

Ahora que parece que ya hemos llegado a la cima de la montaña, el foco del debate se centra en cuánto tiempo nos quedaremos allí. Por ahora el BCE da pocas pistas, pero los mercados apuestan porque las primeras bajadas llegarán a mediados del año que viene. 

Sin embargo, todavía es pronto para sacar conclusiones. Los próximos meses serán claves para anticipar cómo se moverá el BCE. Los banqueros centrales tienen ahora seis semanas hasta su próxima reunión en las que tendrán que analizar una serie de datos que condicionarán sus decisiones. 

Uno de ellos, es el PIB del tercer trimestre en la eurozona, que se conocerá dentro de dos semanas. Las economías del euro llevan tres trimestres prácticamente estancadas, sin apenas crecimiento, y los últimos indicadores que llegan no son muy halagüeños. Si la eurozona se contrae en el tercer trimestre y el marco cambia de estancamiento a recesión técnica, los banqueros centrales tendrán difícil mirar hacia otro lado. Aunque su único mandato sea el control de precios.

Además, los banqueros centrales se volverán a sentar a la mesa en diciembre conociendo ya los datos de inflación de octubre y noviembre. Si la inflación sigue su senda a la baja como está en el guion del BCE, el escenario más probable es una nueva pausa. La clave en este punto son los precios del petróleo, que traen de cabeza a los economistas de medio mundo. 

La inestabilidad geopolítica, con una guerra incierta entre Israel y Hamás en Gaza, ha traído volatilidad al mercado. Si los precios del crudo se disparan y se acomodan en niveles altos, la inflación volverá a subir, demorando todavía más la vuelta al objetivo del 2% que persigue el BCE. Llegados a ese punto, los gobernadores tendrían que afrontar un doloroso dilema. Si temen que los precios se descontrolen, se verán tentados a subir aún más los tipos ante el miedo a perder credibilidad. Pero elevar más los tipos en una economía anémica como la europea podría acabar convirtiendo una situación de estancamiento en una de recesión.

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