Egipto se niega a acoger refugiados palestinos y limita la apertura del paso de Rafah a la ayuda humanitaria

Gazatíes esperan en la puerta fronteriza de Rafah para cruzar a Egipto.
Gazatíes esperan en la puerta fronteriza de Rafah para cruzar a Egipto.
Getty Images
Gazatíes esperan en la puerta fronteriza de Rafah para cruzar a Egipto.

Ayuda humanitaria sí, refugiados no. Esta es desde hace días la disyuntiva que plantea Egipto ante la insistencia internacional de abrir un corredor que permita a los gazatíes huir de los bombardeos israelíes. Este sábado los primeros camiones entrarán en Gaza para que la ayuda humanitaria pueda paliar (o por lo menos lo intente) la situación extrema que vive el enclave palestino. La ofensiva de Israel sobre la Franja como respuesta a los ataques de la organización islamista Hamás contra civiles israelíes está empeorando la paupérrima situación humanitaria de Gaza. Dos millones de gazatíes llevan dos semanas bajo una lluvia de proyectiles. Y a tenor de la decisión de Israel de realizar una operación terrestre y de Egipto de no dejarles entrar en su país, seguirán todavía más tiempo atrapados en el presidio que se ha convertido su hogar.

Cientos de personas esperan frente a las puertas del paso de Rafah, en la Península del Sinaí, el único punto del enclave palestino que tiene una salida que no sea a Israel. En el otro extremo del país, el mandatario egipcio, Abdelfatah al Sisi, presidirá en el El Cairo una cumbre internacional con líderes mundiales, entre ellos el presidente español, Pedro Sánchez, donde se discutirá sobre la situación de la guerra entre Israel y Hamás. Al Sisi ha sido claro: no permitirá la entrada multitudinaria de civiles para, según él, evitar que los palestinos sean expulsados una vez más de su territorio. Este es el motivo oficial, pero no el único.

'Nakba' y limpieza étnica

El Gobierno de Egipto argumenta que abrir las puertas a los ciudadanos gazatíes sería facilitar el objetivo de Israel de realizar una "limpieza étnica" de los territorios palestinos. Se entiende como limpieza étnica a la expulsión forzosa de grupos étnicos, raciales o religiosos de una zona determinada. Por ello, numerosos organismos internacionales consideran que la orden de evacuación dada por Israel a los civiles del norte de Gaza es un principio de limpieza étnica.

Egipto dice que este bloqueo pretende no repetir una nueva Nakba, como se le conoce a la expulsión masiva del territorio durante la primera guerra árabe-israelí en 1948. Pese a que se intentó en numerosas ocasiones, buena parte de los exiliados nunca pudieron regresar a asus hogares. Algunso de ellos se refugiaron en Gaza. "El de una nueva Nakba es un argumento que se ha usado históricamente por muchos Estados árabes que se negaban a aceptar refugiados palestinos", afirma a 20minutos Lurdes Vidal, profesora de Relaciones Internacionales en Blanquerna, Universidad Ramon Llull e IBEI. "Lo entienden como una cuestión simbólica. En este caso es no ayudar a vaciar la Franja y así permitir que entre Israel, arrase la zona e incluso se la quede", añade.

La expulsión de palestinos de sus territorios para crear asentamientos israelíes es una política fundamental de la extrema derecha sionista israelí. Aunque no es exclusiva de las facciones más ultras. El diputado del Likud Ariel Kallner, del partido de Benjamín Netanyahu, ha pedido que la represalia sobre Gaza tenga como objetivo otra Nakba. Según Egipto, esto demuestra que los refugiados palestinos se acabaría asentando en el Sinaí, como han hecho en otros países como Jordania, Siria o Líbano, y se les acabaría impidiendo que volvieran a Gaza.

En muchos casos, a los refugiados palestinos en Siria y Líbano no se les garantiza todos los derechos de ciudadanía porque se considera que es un refugio temporal y que deben volver a su tierra. "Estos países interpretan que concederles la ciudadanía sería asimilarlos y por tanto aceptar la política de desplazamiento forzoso y de limpieza por parte de Israel", explica Vidal.

Seguridad en el Sinaí

Más allá de la explicación oficialista, otros factores como el de la seguridad han sobrevolado estos días la decisión egipcia. Para David Soler, analista y fundador del portal África Mundi, uno de los motivos de la negativa de Al Sisi es evitar que Egipto sea visto internacionalmente como un país de acogida de refugiados cuando hay una guerra, porque su situación geográfica daría pie a que ocurra con el resto de sus vecinos. "Tiene conflictos en todos lados: al oeste en Libia, al sur en Sudán y en el este en Gaza. Si abre las puertas temen que se queden allí", dice Soler, que añade que eso le generaría responsabilidades legales, económicas y, sobre todo, de seguridad, que no es seguro que puedan solventar.

La llegada masiva de refugiados a una región pauperizada como es el Sinaí es visto como una amenaza a la seguridad por parte de El Cairo. La profesora Vidal agrega que esta península es un territorio con muchos problemas de seguridad y con mucha incidencia de grupos extremistas e insurgentes de la esfera yihadista. "Temen que se produzca una situación de descontrol en un territorio muy sensible que incluso el Ejército tiene graves problemas para manejarlo", afirma.

Al Sisi considera que cientos de miles de palestinos hacinados en el Sinaí a escasos kilómetros de donde se está librando un conflicto por su territorio podría desembocar en tensiones con las autoridades egipcias. "Desplazar a los ciudadanos palestinos de la Franja al Sinaí simplemente significa que la idea de la resistencia y la lucha de Gaza estará en el Sinaí. Por lo tanto, el Sinaí será una base de operaciones contra Israel y en este caso, Israel tendrá el derecho a defenderse y dirigir sus ataques contra el territorio egipcio", defiende Al Sisi. En este sentido, hay que tener en cuenta la escasa simpatía del Gobierno egipcio con la organización islamista Hamás. "Lo último que va a querer Egipto es que Hamás se refugie en su territorio y no saber quién entra o si se puede infiltrar algún mimbro terrorista en contra de Al Sisi que le pueda perjudicar en el futuro", dice Soler.

Economía y elecciones

La situación interna del país es, para Soler, la razón principal de la intransigencia de Egipto en querer aceptar a los refugiados palestinos. "El país tiene una inflación de un 38% y lleva acumulando récords en los meses pasados. Está disparada desde la guerra en Ucrania y cada vez va a más", dice el fundador de África Mundi. Los problemas para recibir los prestamos del Fondo Monetario Internacional Encima y que el país no entrará en bancarrota están provocando fuertes tensiones internas.

"Gestionar un millón de refugiados en tu territorio no es baladí, y Egipto no está en un buen momento ni económico ni político. El Gobierno egipcio puede enfrentarse a un gran fracaso en la gestión de estos refugiados", dice Vidal. Al sisi teme no solo que la acogida de palestinos suponga un gasto extra, sino también que afecte al turismo. Todo ello a menos de dos meses de las elecciones presidenciales.

Aunque no se espera que la ciudadanía egipcia salga en masa para exigir la acogida de refugiados, si pide que el país apoye a los palestinos. Egipto fue en 1979 el primer país árabe en oficializar relaciones con el Estado de Israel. Desde entonces ha sido un importante mediador en el conflicto, pero a su vez ha tratado de mantener un equilibro con su población, mayoritariamente pro palestina.

"Los ciudadanos egipcios están con Palestina, pero le van a comprar la retórica a Al Sisi de que deben permanecer en su tierra", dice Soler, que considera que la única forma de presionar para obligar a la entrada de palestinos sería a través de un acuerdo económico. "Si los países que tienen más de la mitad de la deuda (que son Arabia Saudí, Catar y Emiratos Árabes Unidos) le dicen que les perdonan una parte a cambio de que acojan palestinos Egipto se lo podría pensar", afirma Soler, que recuerda que algo parecido ya pasó en 1991 con Estado Unidos con la crisis del petróleo.

Las presiones sobre Egipto demuestran el papel decisivo que juega. Por lo menos mientras los bombardeos de Israel continúen sobre una de las regiones más densamente pobladas del mundo; y donde los analistas militares reconocen que es imposible no afectar a la población civil si se realizan ataques. Por el momento, en escasas dos semanas de conflicto, han muerto al menos 4.137 palestinos y más de 13.000 han resultado heridos. La geopolítica y sus intereses decidirán si está cifra seguirá aumentando.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento