La muerte del multimillonario egipcio Mohamed Al-Fayed supuso un duro golpe para su familia. El que fuera propietario de los almacenes Harrods falleció el 30 de agosto, 26 años después de la muerte de su hijo Dodi, pareja de Lady Di. Una tragedia que ha traído consigo el problema de la herencia. 

Tras la muerte del magnate, son ahora sus cuatro hijos los encargados de gestionar las propiedades de su padre. Una riqueza que asciende, según informa Forbes a 2.200 millones de euros. Por ello, no es de extrañar que hayan comenzado los primeros conflictos. 

Para Mohamed, la muerte de su primogénito fue un golpe del que no pudo recuperarse. De hecho, a sus 94 años no dudaba en visitar todos los días su mausoleo, en Surrey. Según defendió siempre, la muerte de su heredero natural estuvo orquestada. 

Muere a los 94 años Mohamed al Fayed, el propietario de Harrods cuyo hijo murió con la princesa Diana

Ahora, Jasmine, Karim, Camila y Omar, se repartirán la herencia de su padre. Aunque esto ha dado pie a un nuevo conflicto para la familia que ya era habitual de la prensa amarilla. Especialmente Camila y Omar han protagonizado ya varios escándalos en los tribunales después de que el pequeño denunciara al marido de su hermana por agresión. Sin embargo, según Camilia, su hermano estaba bajo los efectos de la droga. 

Por su parte, la mayor, Jasmine, vive en Kent con su marido, el deportista galés, Noah Johnson. Alejada de los focos y con un perfil bajo ha intentado, aunque sin exito, crear una marca de moda. Por último, Karim dirige una organización benéfica que ayuda a personas con problemas de audición, una dolencia que el mismo padece. 

Qué fue de Mohamed Al-Fayed: su fortuna, sus negocios y su luto duradero por su hijo Dodi

La herencia de Mohamed Al-Fayed está compuesta por un conglomerado empresarial, varias viviendas de lujo en Reino Unido y Estados Unidos, una gran colección de arte o nueve Rolls-Royce. Además, destaca la casa familiar en Surrey, donde descansan los restos de Dodi. 

Según ha indicado Daily Mail, la idea de los sucesores es venderlo todo y repartirse las ganancias. Un plan que podría no ser posible, o al menos no sencillo, teniendo en cuenta que el magnate operaba a través de paraísos fiscales.