La AIE aún ve posible limitar el calentamiento a 1,5ºC gracias a las renovables y a pesar de inversiones récord en combustibles fósiles

  • Apuesta por que los países industrializados se descarbonicen antes de 2050 para dar más margen a los países en desarrollo.
  • Espera que el consumo de combustibles fósiles llegue a su máximo en 2030.
  • Madrid acoge el lunes que viene la Cumbre Internacional de Energía y Clima preparatoria de la COP28 de Dubái.
Emisiones de gases de una fábrica a la atmósfera.
Emisiones de gases de una fábrica a la atmósfera.
EFE
Emisiones de gases de una fábrica a la atmósfera.

El objetivo al que se comprometió la comunidad internacional en la Cumbre del Clima de París en 2003 para frenar el calentamiento de la atmósfera, de manera que no supere 1,5 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales, ha estado en peligro prácticamente desde entonces, pero ante la nueva COP que se celebrará a final de año en Dubái, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) lanza un mensaje de cierto optimismo, al considerar que la expansión récord de las energías renovables que se ha vivido en buena parte del mundo industrializado en los dos últimos años todavía hace posible alcanzar este objetivo, a pesar de que, en el lado negativo, en este mismo periodo ha tenido lugar también un nivel récord de inversiones en combustibles fósiles y otras tecnologías altamente contaminantes, que deberían ir declinando a medida que avanzan las renovables. 

Que el objetivo para limitar el calentamiento global a 1,5ºC "sigue siendo posible" es la principal conclusión de la actualización de la Hola de Ruta hacia las Emisiones Netas que la AIE publicó por primera vez en 2021. Dos años después, este martes ha dado a conocer una actualización como previa a la Cumbre Internacional sobre Energía y Clima que organizará el lunes que viene en Madrid junto con el Ministerio de Transición Ecológica, con motivo de la Presidencia española de la UE y a dos meses de que empiece la Cumbre del Clima de Dubái

La actualización de la hoja de ruta de 2021 cubre un periodo con una pandemia, con la reactivación económica mundial que le siguió y la crisis energética del año pasado ya mira con optimismo la proliferación de renovables y también con preocupación el incremento de inversiones en combustibles fósiles, particularmente durante 2022. 

Ambos elementos están íntimamente relacionadas en lo que espera la AIE para los próximos años. "El camino para el 1,5ºC se ha estrechado en los últimos dos años, pero las tecnologías de energías limpias lo mantienen abierto", afirma el director ejecutivo de la IEA, Fatih Birol, que confía en que la posibilidad que ahora se considera real de "triplicar la capacidad renovable y doblar la eficiencia energética para 2030" podría conducir a una mayor caída de la demanda de combustibles fósiles también para final de la década. 

Alcanzar el objetivo de que el calentamiento global no crezca por encima de 1,5ºC con respecto del siglo XIX sigue siendo una "tarea hercúlea", ha dicho Birol este martes desde la sede de la IEA, donde también se ha mostrado más "esperanzado" que hace dos años, incluso en el escenario de que los países no tomaran más medidas de las que ya están poniendo en práctica. "Si comparamos con hace dos años, cuando publicamos la primera hoja de ruta, hoy tengo más esperanza", ha dicho en relación, de nuevo a la energía fotovoltaica, las ventas de vehículos eléctricos y el desarrollo de tecnologías limpias y los cálculos que hace la IEA de que, si prosperan los proyectos que sigue en estos ámbitos, podrán alcanzarse los objetivos para 2030.

Pico de consumo de petróleo y carbón e 2030

Para ello, tiene también que cumplirse otro pronóstico de la IEA, que el consumo de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo alcancen su "pico" en 2030, a partir de cuando debería empezar a declinar y continuar siendo sustituidas por energías renovables.

La IEA constata que desde 2021 se ha producido un "crecimiento récord" en instalación de energía solar y en ventas de vehículos eléctricos, dos tecnologías que representan por sí misma un tercio de las reducciones de emisiones entre hoy y 2030.  En paralelo, también ha avanzado la innovación en energías limpias, que en 2021, cuando todavía no existían se les atribuían la reducción del 50% de las emisiones de 2050, cuando se debería alcanzar el objetivo de cero emisiones netas. Ya este año, la IEA cree que se ha llegado a una reducción del 35% gracias a ello.

Evolución -"crecimiento espectacular"- de la energía solar y la venta de coches eléctricos en todo el mundo desde 2021.
Evolución -"crecimiento espectacular"- de la energía solar y la venta de coches eléctricos en todo el mundo desde 2021.
Agencia Internacional de la Energía

Acción más audaz 

Sin embargo, la Agencia indica que "hace falta una acción más audaz", y que al final de la década -para 2030- la capacidad de generación con energía fotovoltaica en todo el mundo se haya triplicado, se dupliquen las mejores en eficiencia energética, que las ventas de coches eléctricos y de bombas de calor -como sustitutas de las calderas de gas- aumenten bruscamente y que las emisiones de metano en el sector energético caigan un 75%.

En paralelo, la Agencia apunta que un verdadero impulso a la energía limpia debería reducir la demanda de combustibles fósiles un 25% para 2030, lo que supondría reducir un 35% las emisiones de CO2 en comparación con el año récord de 2022 -en el que la economía mundial despertaba de la pandemia y se encontraba con una crisis energética por el ataque de Rusia en Ucrania-. Para 2050, esta demanda debe caer un 80%, de modo que no haya más contratos a largo plazo de petróleo y gas ni nuevas minas de carbón o ampliaciones de las ya existentes.

Unos antes, otros después

La IAE pide "más coordinación internacional" y que los gobiernos "separen el clima de la geopolítica". Y advierte también de que la lucha contra el cambio climático y la consecución del objetivo de calentamiento global no superior a 1,5ºC no puede ser igual en todos los países y que "tendrán que tenerse en cuenta las diferentes circunstancias nacionales" para impulsar una "transición equitativa", que en el cómputo global tendría un coste de 4,5 trillones de dólares anuales a principios de 2030 frente a los 1,8 que se invierten en la actualidad.

Para ello, plantea que las economías más avanzadas lleguen antes al objetivo de cero emisiones netas de CO2 para que los países emergentes y las economías en desarrollo tengan más tiempo.

Por ejemplo, dentro del itinerario que traza la IEA para que el mundo llegue al objetivo de que no haya emisiones netas de carbono en 2050, para 2035 las economías desarrolladas, como la española, deberían reducir sus emisiones conjuntas de CO2 en un 80% y las de los países emergentes y en desarrollo, solo un 60%.

 

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